Narrador omnisciente
—¿Cómo se te ocurre ponerte del lado de la estúpida de Adelaida? ¿Sabes la humillación que me hiciste pasar? Oh, no me respondas que ya sé qué me vas a contestar. ¡¿También quieres cogértela a ella, es eso?! —le reclamaba furiosa e histérica Estefany a Armando, a quien le tentaba mucho callarla de un golpe.
—De una maldita vez, por toda nuestra fortuna, ¡cállate! ¿Que no te oyes? No solo me tientas sexualmente a veces. ¡A veces, como ahora, también me tienta callarte con una bofetada! —le gritó Armando a su esposa también furioso y desesperado.
—¡Entonces hazlo! Atrévete a hacerlo. ¡Vamos, pégame! ¿Qué esperas? —Estefany lo desafió alterada, mirándolo directamente a los ojos.
Pero de un momento a otro sintió un fuerte golpe cerca a la comisura de su boca. Armando realmente la había golpeado. Sus labios sangraban un poco, en estado de shock se llevó la mano derecha sobre los susodichos, mientras miraba a su marido perpleja.
Las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos, él nunca la había golpeado, no obstante al parecer debía acostumbrarse, era su nueva vida. No, corrección, debía impedir el acostumbrarse a eso. Tenía que hacerse respetar, así que se obligó a salir del shock y le devolvió la cachetada de forma inesperada. Armando sintió arder su mejilla.
—Realmente no entiendo a las mujeres. ¡Si tú pediste que te golpeara!
—¡Tú amenazaste con hacerlo! Que te quede algo bien claro: A mí nadie me amedrenta. ¡No te atrevas a volver a desafiarme, ni a ponerme una sola mano encima! ¡¿Te queda claro?! —lo amenazó Estefany muy furiosa y alterada, intentando intimidar a Armando mediante su mirada.
Debía conseguirlo de alguna manera.
—¡A mí nadie me amenaza, estúpida! ¡A mí nadie me desafía y mucho menos una vieja! —Armando sentía su orgullo herido, y también quería imponerle a su esposa el respetarlo—. ¿También te queda claro? —la contra amenazó muy furioso, entre dientes, buscando poner a Estefany en su lugar.
—¡No, no me queda claro fíjate!
—¡Pues a mí tampoco pinche…! —Armando no consiguió terminar la frase, pues Estefany cayó en cuenta que así no se pondrían de acuerdo jamás.
Eran un matrimonio, seres racionales, ¿no? Podían hablar y arreglar sus diferencias civilizadamente. O mejor aún, revertir la situación a favor suyo nuevamente, pensó Estefany.
—¡Ya! dejemos este comportamiento absurdo e infantil y responde a mi pregunta. ¿Qué te traes con Adelaida? —Estefany regresó a su pregunta original mientras se limpiaba la sangre con un pañuelo desechable.
No pensaba desviarse del tema y desmoronarse por tan solo un golpe. Ella no se creía tan patética y cobarde, que así era como Armando la quería ver, manipularla y amedrentarla, y eso ella no lo permitiría. Mas bien sería al revés.
—Y si me trajera algo con ella qué, ¿eh? ¿Cuál es tu problema? —siseó Armando desafiante, estaba cansado de que Estefany lo cuestionara. No estaban ahí por intereses amorosos mutuos.
—¡Mi problema es que sabes que esa tipa no me cae bien! No la soporto, no la tolero, me cae peor que Lucía. —Contestó Estefany irritada y con cada palabra cargada de rabia.
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Génova, punto de partida [LIBRO I] Saga EBDMP
Narrativa generaleLo absolutamente perfecto es surreal y las burbujas son por completo frágiles, nada duraderas... Ojalá Manasés Coppola y su familia lo hubiesen sabido a tiempo. Él era un niño de once años que vivía en Génova - Italia cuando arrestaron a su padre po...