LIX

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Sheilak POV:
Aún no me podía creer que era madre. Pero SkyMoon es una bendición. Jamás pensé que siendo Jedi iba a ser madre.
Cuando iba a tenerla había pasado un poco de miedo. No quería que le pasara nada malo a nuestra hija. Quería tener un parto natural, pero cuando la doctora no lograba que se diera la vuelta, no hubo otra forma de que diera a luz. Pero ahora ella ya está aquí, con nosotros. Una niña fuerte y llena de vitalidad.
Mis hermanos se habían alegrado mucho cuando la vieron. Decían que le recodaba mucho cuando yo nací.
Ahora estábamos los dos tranquilos en la habitación, cuando la pequeña SkyMoon empezó a llorar.
Hice el amago de levantarme, pero la cicatriz del abdomen me lo impedía.
-Tranquila, voy yo -me dijo Obi.
Él se levantó la cogió en brazos. Me la trajo a mi.
-Debe tener hambre.
Levante la camisa y me saque uno de los pecho para que pudiera comer.
-Voy un momento al servicio, no tardo.
-Vale, te prometo que de aquí no me muevo -le dije y él se rió.
La pequeña termino de comer y me la coloqué en el pecho para que echara los gases.
Me coloqué la camisa y la puse en brazos.
Se quedó dormida muy rápido. Cuando vino Obi ella estaba completamente dormida.
Le hice una seña para que se la llevara a la cuna.
-¿Sigue dormida? -le pregunte.
-Como un tronco, en eso ha salido a ti. Cuando duermes no hay quien te despierte -le di un pequeño chispazo.
-Solo tengo el sueño un poco profundo -le dije medió enfadada.
Pero se acercó a mi y no podía resistirme a sus ojos. Nos dimos un pequeño beso.
-¿Quieres que te traiga algo? -me preguntó.
-Un poco de chocolate con menta estaría genial. Durante todo el  embarazo me lo han prohibido
-Vale voy a comprarte un poco. Descansa mientras -me dijo y nos despedimos con un beso.
No me di cuenta cuando me había quedado dormida. Pero al despertarme notaba una presencia extraña, al mirar a la puerta no me podía creer quien era.
-Hola Sheilak.
-Cinter...¿que haces aquí?, ¿como has dado conmigo? -le pregunte.
-Cuando el ejército rebelde atacó la última base, me cole en la nave sin que se dieran cuenta. He venido a destruir lo que más amas. Primero pensé que era Kenobi, pero veo que has sido madre. Me llevaré a tu hija u la criaré como una Sith que odie a los Jedi.
-No te atrevas a tocarla. Te mato si le haces algggf-no podía terminar de hablar cuando me estaba ahogando usando su poder.
-Obi mato a mi hermano. El precio de mi hermano es tu hija Sheilak. Jamás volverás a saber de ella -me dijo.
Saque fuerzas de donde no las tenía y me zafé del ahogamiento.
La empuje con al fuerza y la estampe con la pared. Vi que iba a lanzar rayos y protegí a SkyMoon.
Caí al suelo.
Veía como Cinter se llevaba a mi hija en brazos por la ventana.
Obi apareció en la puerta corriendo. Seguro que escucho los golpes.
-Obi no dejes que se lleve a nuestra hija. No te preocupes por mi -le dije.
-Vale, volveré con ella -me dijo.
Los enfermeros y médicos llegaron a la habitación. Quería ir en busca de mi hija, pero no podía apenas moverme. Solo quedaba una opción.
Me colocaron el camilla y cerré los ojos. Me concentre y con ayuda de la fuerzan logré estar junto a Obi.
-¿No deberías de estar en la habitación? -me preguntó Obi.
-Solo está aquí mi forma, no soy yo. Estoy en el hospital pero te ayudaré a que traigas a SkyMoon a casa.
Los dos corrimos tras Cinter y llegamos a un acantilado.
-Si os acercáis más la tiro por el acantilado. Me da igual si no llega a ser una Sith. Solo quiero que sufráis el mismo dolor que sentí yo al perder a mi hermano.
-Cinter no lo hagas. No tienes porque hacerlo. Tu hermano estaba absorbido por la oscuridad, no sabía lo que hacía -dijo Obi.
-Escúchanos, era la única forma de salvarse -le dije.
-Pues vuestra hija no se salvará -dijo Cinter.
Fue a tirar a nuestra hija, pero yo fui más rápida que ella. Antes de que cayera, corrí y la abracé.
-!Noooo! -gritó Obi.
Pero gracias a la fuerza me eleve con mi hija en brazos. Llegue hasta Obi. Le di a nuestra hija.
-Si hubieras continuado tu entrenamiento como Jedi, sabrías hacer más cosas -le dije.
-Es imposible -dijo Cinter y encendió un sable doble.
Encendí mi sable y atraje el de Obi. Los uní.
Empezamos a luchar. Esta vez no me dejaría vencer, no le daría el gusto. No tenía derecho de atacar a nuestra hija. Ni ella ni nadie.
Empezaba a ganar terreno.
-Cinter ríndete -le dije.
-Jamas, acabaré con todos vosotros. Seré la próxima Emperatriz del Imperio. No volverá más la luz, seré reina de la oscuridad.
-Siento mucho hacer esto, pero no me has dejado más opción. Adiós Alice, siento mucho haberte fallado y no librarte de la oscuridad que hay en ti.
Lo siento.
Atravesé el sable en su corazón. Alice cayó de rodillas.
-Sabes que la oscuridad ganara la luz.
-No, ni la luz ganará a la oscuridad. Siempre habrá un equilibrio. Adiós amiga.
Alice se derrumbó nada más apagar el sable.
Le tome el pulso y no tenía. Se había ido.
-Obi vuelve corriendo al hospital. Tardaré en despertar. Te quiero -le dije antes de desparecer.
Al abrir los ojos estaba en la habitación. Pero me costaba tener los ojos abiertos y me quede dormida.

Los últimos maestros JediDonde viven las historias. Descúbrelo ahora