Capítulo 4

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Me encuentro en una reunión tratando de idear una nueva estrategia de venta de coches.
En los últimos meses habían caído las ventas y aprovechando que habían comenzado las carreras había que pratocinar los autos.
Llevo trabajando en esta idea dos años y aunque muchos de mi equipo no confían en mí por qué tengo 28 años, se piensan que no soy maduro.
Había llegado el momento de hacerles ver que tengo decisión e ingenio en los negocios, por su puesto debo antes ganarme su confianza.

Horas después, la reunión termina con buenos resultados, esta noche habrá un evento donde varios.  empresarios están interesados en mí proyecto.
Perfecto mejor no podía sentirme.

De camino para el restaurante donde había quedado con unos amigos para comer me llama mi abuelo.
Lleva días llamándome y yo sigo sin responderle. ¿Qué quiere ahora?
A caso no se ha dado cuenta que no deseo tener ningún tipo de relación con ese bastardo. El causante que no pueda hablar con mi madre.

Lo odio, no quiero verlo.
Qué se olvide de una vez por todas de mí, como bien me dijo una vez mi primo Héctor yo solo soy un mantenido.
Aquellas palabras fueron demasiadas hirientes para mí. Tanto que toda mi familia me hizo a un lado.
Busqué a mi madre durante años y cuando la encontré había pasado tanto tiempo que no sabía ni como acercarme a ella.

Aproveché el dinero de mi abuelo para abrirme paso en el mundo de los negocios haciéndole ver a todos los miembros de mi familia que si quiero algo en la vida lucho por ello.
Y hasta ahora voy consiguiendo todos mis propósitos.

Después de comer con mis amigos, me dirigí hacia mi casa para cambiarme  de ropa e ir al evento.
Estaba nervioso, quería impresionar aquellos inversionistas con mi proyecto y hacer ventas. Ese es mi propósito y mi ambición de escalar por mis propios medios.

Nada más llegar al salón donde están expuestos todos los autos,  presencio como los empleados trabajan a contra reloj para que todo esté listo.
Ágata, la encargada de llevar el catering habla conmigo explicándome lo que están haciendo.
Atento,la escucho a pesar de que mis ojos quedan fijos en una chica.

Ágata se marcha y yo me quedo observando a la chica.
Hago memoria, su cara me suena. Entonces me acuerdo que el otro día casi la atropello con mi moto y todas las palabras feas que salían por su boca.
Aunque ahora que la miro mejor, se ve que es simpática, no deja de bromear con sus compañeros.
Sus ojos lucen risueños, sus mejillas rosadas le dan un toque de inocencia.
Es tan grato verla tan llena de alegría, sin darme cuenta yo también sonrío.
En ese instante alguien llama mi atención.

Los invitados ya han comenzado a llegar. Con disimulo miro ha las cameras buscando a la chica que vi hace unos momentos.
Todas las camareras se me acercan menos ella, ¿Qué ocurre, porque no viene?
Me muevo intentando captar su atención. La observo como se mueve csrgada con su bandeja, al parecer no tengo suerte y para mi desesperación quiero verla.
Por fin veo que camina hacia mí, ¿porqué demonios todo se pone en mi contra?
Trae justamente la bebida que no me gusta, cuando la tengo parada enfrente mía clavo mis ojos en ella, quiero ver su reacción.
Esta mujer me está volviendo loco, ni siquiera me ha mirado parece un robot. Solo necesito que me mire, cruzar alguna mirada o palabra.
Y lo único que he podido conseguir es que me traiga un whisky y para colmo he echo con mi torpeza es que la bandeja caiga al suelo.
De repente veo que se agacha para recoger el desperdicio.
Desde mi posición siento un leve pero intenso escalofrío recorrer mi espina dorsal, de pronto me siento apenado por ella y nervioso, ella roja como un tomate se marcha hacia los servicios, me imagino que irá al servicio ha lavarse la mancha.

QUERER, NO ES OBLIGARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora