Une homme pour Nathalie

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Si, había más pros que contras, pero eso no significaba para nada que cedería así sin mas a la propuesta del arrogante ese...

Si no es cuando tú quieras rubiales...

Sin embargo, cada día más, me imaginaba en los brazos de ese rubio arrogante de mirada grisácea, me había pasado mucho antes de la propuesta de esta tarde. Me atrevo a decir que había soñado con el varias veces.

Joder Natalia (así me decía cuando pensaba en estupideces), tienes 18 años, busca alguien de tu edad y olvídate de el.

Según yo no quería estar cerca de él ni siquiera un apice, pero, cuando alguna mujer se le acercaba, por alguna razón me molestaba, por ello me esmeraba en picarle, ya fuera yendo a trabajar muy atrevida, o fastidiandole a propósito, y si le ardía, por eso coqueteaba con otras mujeres mientras me observaba a lo lejos, a la par yo me acomodaba los anteojos y lo miraba con cara de "¿En serio piensas ponerme celosa con eso? ¿Es que no me ves? Yo puedo tener a cualquiera, incluso a ti..."

Y si, ninguna de ellas podía compararse conmigo ni por error.  Menos aún la tal Tanya.

Cierto día, mientras coqueteaba con la tal Tanya, lo mire de soslayo, y me pareció haber visto que le acariciaba el entrepecho mientras me veía con una sonrisa ladina.

¿Y a mí que carajo me interesa? Concéntrate Natalia. Ni que fuera el único hombre sobre París, pollas hay muchas (me dije)

No dije nada y me senté ante el ordenador a seguir teselando una tela con temática de color estilo comic, con los colores de Spiderman, cuando en eso, entro con sus acostumbrados portazos que resonaban cual screammers espantosos de película de terror. Me asustó tanto que crei que se me desgarraría el aura de tanto maldito susto. Instintivamente, me lleve las manos al pecho, pues realmente sentí que el corazón se me saldría, no sé si por el portazo o por Gabriel.

- Nathalie, ¿Qué has pensado de lo que te dije?

- Aún nada.- respondí con una sonrisa filosa.

- Procura no tardar mucho. Créeme, te conviene.- me dijo con ojos hambrientos.

Ohhh Hungry Eyes....

Salió intempestivamente, tal como había entrado. Y yo no pude evitar suspirar. Realmente me gustaba ese hombre. No sé si su seriedad, su forma tan perfecta de trabajar, sus ojos, ohh sus ojos grises, ojos hambrientos de deseo. Ojos que tenían tiempo de no ser mirados con ardor.

Cada vez más, te estás inclinando por un "sí", pero no cometas el viejo error de enamorarte Natalia, esas cosas no se te dan. Y menos a ti...

Me comenzaba a inclinar cada vez más por un sí. Lo malo que con ello quizás vendrían llamadas a media noche y demás tonterías que yo odiaba. Pues una de las cosas que más detesto es estar pegada al teléfono o mandando mensajes de texto. Si para eso estaba el WhatsApp.

Aunque por otro lado ya estaba hastiada de chicos jóvenes y estúpidos, que solo pensaban en cerveza y en hoteles de paso, y peor aún, te hacían clavarte y después quedabas como estúpida por haber caído. Me había pasado al menos unas quince veces.

Veintinueve Natalia, no te hagas...

Y definitivamente, no tenía ganas, ni tantito de otra más, así que de este modo, Gabriel me serviría de una especie de escudo humano, sabiendome con Gabriel, ningún mocoso imbécil se acercaría a mi. Aunque bueno, desde que era una de las modelos mejor pagadas de París, no me pasaba tanto, muchos no me creían a su altura, por ello me rechazaban antes de incluso empezar.

Tal vez le daría el si, pero a mi modo, y a mis tiempos, no sería tan de inmediato. No era así cómo funcionaba Nathalie Sancoeur.

De assistant à épouse d'un millionnaireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora