XI

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Lunes por la mañana, de nuevo en el metro para ir a clase. Hoy debía recoger mis cosas y mudarme a casa de aquel hombre.

Hyunjin estaba allí, esperándome en la puerta del campus. Tenía una gran sonrisa en su cara mientras me saludaba haciendo un gesto alzando el brazo. Al ver que me acercaba a él con la cabeza baja y que no le devolvía el saludo, entristeció.

- Jisung, ¿estás bien? – Puso sus manos sobre mis hombros, pero no levanté la cabeza, lo que hizo que se agachara. Estaba de rodillas en frente mío, llamábamos la atención de todas las personas que entraban en el campus tranquilamente. Hyunjin alzó su brazo hasta mi mejilla derecha para secarme las lágrimas. – No llores, Jisung. Relájate y mírame a los ojos. – Levanté ligeramente la cabeza para mirar a Hyunjin, quien se me quedó mirando boquiabierto, al ver esa expresión, rápidamente me acordé de todo y ladeé la cabeza para que no pudiera mirarme. – Jisung... Tu ojo... Deberíamos ir a la enfermería. – Volví a bajar la cabeza mientras lloraba de nuevo. Hyunjin se levantó seriamente delante de mí y me dio la espalda. Llevó sus manos hacia atrás para cogerme las piernas y subirme a su espalda. Y así fue como me llevó a la enfermería; cargándome en su espalda.

La gente empezó a entrar en el edificio detrás nuestro, ya que se habían quedado a presenciar aquella extraña escena. En la enfermería me dijeron que simplemente tenía que esperar a que la hinchazón del morado se calmara y que no debía meterme en peleas. También me dieron una crema para que ese ojo hinchado se calmara más rápido.

Después, fuimos a clase.

- Jisung, ¿estás bien? – Insistió. Él sabía perfectamente que la respuesta era no, pero, no preguntar nada se vería demasiado egoísta y preguntar sobre que me había pasado exactamente, sería impertinente. Era una buena forma de conseguir la respuesta para saber lo que me pasaba. Pero no podía. No podía hablar con él. No podía mirarle. ¿Cómo se suponía que debía hacerlo? – Hablamos después de clase, ¿vale? – Entramos en clase y todos los alumnos se nos quedaron mirando. – Lo siento, profesor, fuimos a la enfermería. – El profesor me miró el ojo izquierdo y nos mandó a sentarnos en nuestros respectivos asientos, sin regañarnos por llegar tarde.

La clase estaba a punto de terminar y empecé a guardar todo el material dentro del estuche sin que se notara demasiado. Cuando sonó el timbre, solo tenía que guardar dos libros, cerrar la mochila, cogerla e irme, lo que hice bastante rápido. Pero antes de salir de clase, Hyunjin, quien vio mis intenciones desde el principio y también se dio más prisa, agarró mi brazo para que me quedara con él.

-No sé lo que te ha pasado. Me preocupas. Estabas perfectamente, y ahora parece que te haya dado una paliza una banda de maleantes. Así que, por favor, explícame lo que te pasa. Si decides responder que no te pasa nada, por lo menos dirígeme la palabra. Jisung, por favor. – Sin soltarme la mano, Hyunjin esperaba impacientemente a que me girará.

- ¡¿Cómo se supone que debo mirarte ahora?! – Hyunjin parecía confundido después de escuchar mis gritos. - ¡¿Cómo debería mirarte a los ojos?! -Perdió fuerza en los brazos, en ese momento, aproveché para escapar rápidamente. Hyunjin no me siguió. No lo vi salir del aula. Empecé a llorar por el camino hacia mi casa. Debería poder... Debería poder mirarte, Hwang Hyunjin.

Entré en mi casa, sabiendo perfectamente que lo tenía que guardar todo para mudarme a la mansión de ese hombre. El hombre que me había quitado a Hyunjin, el hombre que había hecho que ya no pudiera contagiarme de la sonrisa de Hyunjin. Me lo arrebató. Me lo quitó todo.

La sensación de pérdida me reconcomía por dentro.

No solo perdí a un ser querido, me perdí a mi mismo, un ser sin alma, sin remedio ni salvación.

Por eso debería irme de este mundo, porque ya no queda espacio para mí aquí.

Estoy tan perdido. Tengo tanto miedo.

Él me arrebató todo lo importante que me quedaba.

¿Este es el verdadero Han Jisung?

Si es así, ¿dónde debería estar?

Quisiera desaparecer. Estoy solo, así que no preocuparé a nadie.

Porque por dentro, estoy vacío, estoy muerto.

Escribí todo eso en una pequeña libreta que guardaba en mi taquilla, la cual consideré mi último diario.

Fighting Against Yourself | HYUNSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora