CAPÍTULO 20: Decepciones (Parte I)

16 4 0
                                    

Narrador omnisciente

Como Diego, Manasés y Liliana todavía no habían regresado al hospital, Emiliano se dirigió a la habitación de Valeria —la 236—, para que hablaran sin que nadie los interrumpiese. Cuando ingresó ella estaba despierta y con el semblante tenso, quizá aún con algunos resquicios de ira y conectada a un suero.

¿Recordaría lo sucedido?

—¿Te sientes mejor? —le preguntó Emiliano, serio.

—Al menos viniste a visitarme, creí que no lo harías, ya que andas tan occupato últimamente. —Ironizó Valeria enfadada, volteando su rostro hacia un lado.

—È vero, pero eso no significa que no me preocupe por ti —argumentó Emiliano, sentándose al lado de su camilla.

—Si te preocupara realmente lo demostrarías. Lo haces porque sientes colpa, la conciencia te remuerde. Admítelo, lo que me pasó fue por tua colpa y de esa… zorra —le espetó Valeria con rabia.

—Nada de esto fue mia colpa, y menos de Diana. Lo que te pasó fue producto de tua irresponsabilità y de tus celos excesivos —le aclaró Emiliano, tal como un padre que regaña a su hija.

—Así que se llama Diana, creo que comenzaré a detestar ese nombre, así como detesto el de Andrea —aseveró Valeria, bufando.

—Diana es una buena persona, no debes juzgarla de esa forma solo por tus celos absurdos y posesivos. Y es más, le debes una muy buona scusa por el mal momento que le hiciste pasar. Y te pido que no metas a Andrea en esto, creí que ese tema estaba ya superado. —Demandó Emiliano, y entonces se hizo un tenso silencio, la tensión asimismo era muy palpable en el ambiente; empero, este fue breve dado a que él decidió no perder la ilación de su propósito ahí—. ¿Recuerdas lo que pasó?

—No mucho. Solo… pequeños fragmentos, tipo flashbacks. Recuerdo que pasaba por allí y encontré a esa zorra coqueteando contigo, besándote. Entonces vi cómo de reojo me sonreía con maldad, amenazándome con la mirada que te iba a arrebatar de mi lado; yo por supuesto que no me iba a dejar y fui a defender lo que es mío. Ahí el panorama se me nubló, las immagini se volvieron distorsionadas…

»—Lo único que quería en ese momento era poner a esa cualquiera en su lugar, non ricordo ni qué le dije. ¿Y te digo algo? No me arrepiento de nada aunque no haya estado plenamente consciente de mis actos, excepto de haberme desmayado en tan pésimo momento. Porque eso fue lo que me pasó, non? Sicuramente esa maldita debe estar gozándose de mí, creyendo que tiene la vittoria; pero que ni crea.

»—Y ni loca le pido disculpas, mas bene debe ser al revés. Y como es de suponer que había gente allí debo ser la burla y mofa de medio mondo. Dio mio, qué vergogna —Valeria se cubrió el rostro con ambas manos unos instantes—. ¿Si me grabaron y suben ese video a YouTube? ¡Agh! ¡Por sua colpa mi reputación estará por los suelos! Giuro que me las va a pagar —determinó con rabia.

—Hey, para empezar calmati, que no te hace bene alterarte —le pidió Emiliano, intentando permanecer impertérrito—. Ahora, primero, viste tutto eso porque estabas bajo effetto de la droga, te hizo ver allucinazioni mezcladas con la realidad. Secondo, ella no está gozándose de ti, tú la atacaste sin un motivo real y de forma desprevenida. Diana se puso muy mal con lo que pasó. Tercero, sí le debes unas buenas disculpas, además de aclararle la situazione...

—¿Aclararle qué cosa? —lo interrumpió Valeria—. Yo lo único que debo aclarar con esa tipa es que tú eres mío, solo mío, de nadie más y menos de ella.

Génova, punto de partida [LIBRO I] Saga EBDMPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora