Capitulo 10

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*Al otro día*

-Hija, ¿Cómo estás?- Dijo mi madre apoyando un plato con una tostada con mermelada frente a mí

-Bien...- Respondí tomando un trago de mi café.

-¿Estás segura? No suenas muy convencida, algo te pasa- Mi madre se sentó a mi lado- ¿Sigues mal por lo de tu prima?

-No, es eso madre, estoy bien.

-¿Algo relacionado con un chico?- Dijo pasándome un frasco de mermelada.

-Ya, déjame.- Dije agarrando brutamente el frasco y esparciendo la mermelada sobre mi pan tostado.

-Está bien, pero apresúrate- Dijo mi madre tomando de su té- Llegarás tarde.

-¿Por qué lo dices? Son las seis de la mañana- Dije tranquilamente mientras le di un sorbo a mi café.

-Pues, en realidad me quede dormida y...pues son las seis y media...- Respondió tímidamente.

Escupí el café que había tragado- ¡¿QUÉ?!

Tomé mis cosas rápidamente y empecé a correr, no iba a llegar tarde otra vez, me pondrían faltas si llegaba tarde y precisamente faltas no me sobraban.

En un momento choqué contra alguien y casi caigo.

-¡Lo siento yo...!- Me detuve al ver que era él, Rubius.

-¿Enserio, es tan difícil levantarse temprano?- Dijo el aún sin expresiones.

-¿Por qué te metes en mi camino, idiota?- Le dije con un puño levantado.

-¡¿YO?!- Dijo ofendido- ¡Si fuiste tú, la imbécil que-

Miré el reloj que estaba pegado en una pared de mi vecindario y no le presté atención a lo que Rubén tenía que decir. Siete menos diez, miré a Rubén, quien seguía quejándose como una princesita.

-¡No hay tiempo, vámonos!- Le tomé del brazo y lo llevé hacia mi dirección mientras corríamos.

-¡Estás corriendo demasiado rápido, idiota!- Me gritó desde atrás.

-¡Ya cállate, princesita, tenemos un par de minutos para que no nos llevemos una falta!

*En la escuela*

Estábamos cansadísimos y casi sudando, parecía que hubiéramos corrido un maratón, lo miré de reojo para ver si estaba bien, no podía creer lo que veía. El sudor le caía por la frente y nunca un chico me había parecido tan jodidamente sexy un chico con sudor.

El pesco mi mirada- ¿Es que te gusto que me ves así?- Dijo con una mirada sexy.

-¡Pero de que hablas! Toma, límpiate esa asquerosidad- Le tendí una toalla, arrepentida porque realmente pensé que se sacaría la remera.

Sonrió y se dirigió a las duchas del gimnasio.

También me dirigí a las duchas del gimnasio, obviamente porque también tenía que ir a bañarme. En el baño de mujeres empecé a desvestirme, no había nadie y eso me daba un placer enorme, si había algo que odiaba era que las chicas me miraran de reojo con miradas acusadoras y llenas de envidia, igual, no sé qué envidiaban, ya que mi cuerpo no era nada del otro mundo, nada que ver. En el momento que solo me quede con ropa interior entro alguien y maldecí todo lo que pudiera haber en este mundo, tan difícil era bañarse en paz, cuando di la vuelta para ver quién era me topé con tres miradas pervertidas, grité, pues eran Zed, James y Oliver mientras tomaba una toalla para taparme ellos tomaron mis manos para quitarme la toalla.

-¡Pero qué tenemos aquí!- Dijo Zed mirándome desde abajo hacia arriba.

-Váyanse pedazo de imbéciles.

-No jodas, perra- Dijo James empujándome contra la pared.

-No nos iremos hasta-

-Que necesitado- Lo interrumpió alguien de atrás, traté de mirar quién era pero James volvió mi cabeza hacia la pared.

-¿Qué haces aquí?- Le preguntó Zed, tratándolo de idiota y yo no sé quién es.

-Déjenla y no los golpearé.

Zed miró con confusión a sus compañeros, dejándome ver quien era.

Cuando estaba en la secundaria /Rubius y tu/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora