Narrador omnisciente
Aquel día lunes si bien Bianco había llevado solamente a Manasés al instituto, recogió a ambos hermanos de sus planteles educativos. Durante el trayecto en el automóvil la tensión entre ambos era palpable en el ambiente. Siempre que iban juntos solían bromear, contar peculiares anécdotas y reír, mas en esos pesados minutos se sentían como dos desconocidos intentando entablar una conversación; al menos de parte de Emiliano, quien quería arreglar las cosas con su hermano menor, empero, solo obteniendo lacónicos monosílabos como respuesta a las preguntas que le realizaba.
—¿No vas a siquiera dirigirme la palabra? —le interpeló Emiliano a Manasés cuando se le hubieron acabado los temas para sus frustrados cuestionarios, con una notable tristeza por no haber conseguido hacer las paces con el muchacho, apagándose así la falsa energía que había estado pretendiendo.
Esto mientras Bianco estacionaba el vehículo frente a su casa. Para él fue una muy inusual sorpresa ver a los dos hermanos así de distanciados, apenas tolerando el uno al otro. Bianco se caracterizaba primordialmente por su insaciable curiosidad, pues fuesen o no las cosas que sucedían en su entorno o fuera de él de su incumbencia, le gustaba llegar al fondo del asunto en cuestión, enterarse hasta de el más mínimo detalle. Por ello había mantenido el ceño visiblemente fruncido en todo el recorrido, intentando desarrollar conjeturas sobre las causas de la probable reyerta entre ambos.
Mas sentía que ninguna era la acertada y que estaba cavilando al respecto absurdamente.
Aunque no lo hacía con intenciones maliciosas, sino que era una extraña manía la que tenía la de estar al tanto de todo cuanto le fuera posible. Él tenía una muy buena estima hacia los hermanos Coppola, y cuando se trataba de gente cercana a él esa necesidad por conocerlo todo imperaba más. Aunque también era un tipo de buenos consejos.
—Que te la dirija Valeria. —espetó Manasés como contestación, sin siquiera voltearlo a mirar, a la par que descendía del auto—. Addio, Bianco —despidióse cortante y se marchó dando un portazo, dejando anonadados a sus acompañantes.
Además de la rencilla con su hermano, Manasés tampoco había contado con una buena jornada escolar, su mente encontrábase en cualquier lugar menos en sus estudios, provocando esto que estuviese medio arisco con todos.
Entonces la faz de Emiliano se tornó melancólica, y al notarlo Bianco no pudo esperar más para desbordar su curiosidad.
—Se pelearon, verità? —preguntó lo evidente, entonces Emiliano se quedó callado unos segundos, en los que Bianco aguardaba pacientemente por su respuesta, hasta que al final asintió.
—Es que tutto pasó tan de repente —confesó en un suspiro—, parece que no tenía suficiente con el maltrato de Armando para que aparezca de improviso Valeria, luego Diana se enoje conmigo por su causa, ya que mi ex le armó tremendo embrollo; y después yo hable sin pensar lastimando a mio fratello sin quererlo. Y para rematar esta mañana tuve que aguantar la hipocresía de Armando —se desahogó lánguidamente.
—¿Diana? —Bianco volvió a fruncir el entrecejo, mas deduciéndolo todo en unos instantes, atando cabos, pues él solo había estado enterado del desmayo de Valeria. Y cuando daba con el clavo sus ojos adquirían cierto brillo—. Ya veo, usted se enamoró de esa damita, la signorina Valeria le hizo una scena de celos y esa jovencita malinterpretó las cosas —al escuchar en resumidas cuentas lo sucedido, Emiliano asintió—. ¿Y qué pasó al finale?
—Pues... Diana no quiere que la busque hasta que haya puesto en orden sus ideas, estaba muy consternada y confundida obviamente. In il ospedale después de una complicada conversación por las obstinaciones de Valeria, llegamos a cuestas a un acuerdo: ella y yo volvimos a ser lo más parecido a amigos. Aunque le dejé muy in chiaro que no quiero volver con ella en otro plan. Sé además que a Manasés no le agrada Valeria por obvias razones, y ayer me hizo alusiones sobre que lo que en realidad pretende mi ex mejor amiga es manipularme porque está obsesionada conmigo.
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Génova, punto de partida [LIBRO I] Saga EBDMP
Ficção GeralLo absolutamente perfecto es surreal y las burbujas son por completo frágiles, nada duraderas... Ojalá Manasés Coppola y su familia lo hubiesen sabido a tiempo. Él era un niño de once años que vivía en Génova - Italia cuando arrestaron a su padre po...