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Ah... Correr, correr y seguir corriendo... Esto no sirve de nada, en algún momento debo enfrentarme a mi destino, todo es esta vida se paga... O eso decía mi madre supongo.

Me duelen las piernas más que nada, tengo hambre y necesitó con urgencia una ducha.

Me presento soy shintarou ushio, actual jugador en esta 4ta guerra por el santo grial, en poco menos de 2 meses me graduó de la escuela. Mi abuelo insistió en que debo estar en esta guerra, ya que el me educó para eso. Ustedes se preguntarán por mi madre, pues ella... Ni siquiera se opuso, me dejo en mano del "demonio" literalmente. He pasado toda mi niñez y adolescencia sin mantener una conversación con mi madre, la mayoría del tiempo ella está triste o llorando cuando me ve... Realmente no se que le ocurrirá, pero no me duele el verla así, solo me causa curiosidad el saber por que es así conmigo, siendo que soy su único hijo.

Bueno pasando al asunto anterior, quieren asesinarme.

La única regla en este juego, es quien posea el alma de todos los jugadores , lo presente ante el regulador será el ganador, y este concederá el mas anhelado deseó de vuestros corazones.

Yo no tengo un deseó el cuál pedir aún, creó que soy feliz viviendo de está forma tan monótona.

Me culpare si muero a manos de este jugador, el vació se siente tan solitario. 

" No estas sólo... Estoy contigo mocoso "

Resonó una voz en su cabeza, de la nada el chico se detuvo y desenvaino su espada, sus ojos eran rojos cuál sangre, en un movimiento atravesó el cuerpo del jugador contrarió, asesinándolo. Guardo su espada y se acercó hasta la boca del contrario, con un pequeño tubo de cristal extrajo el alma pecadora.

- Lo hiciste bien, gracias. -susurró el chico guardando el pequeño tubo en su bolso- Supongo que a ti también te la debo uroboros. Había olvidado que podía contar contigo, lo siento. -dijo disculpándose con una tenue sonrisa-   

Lentamente el cuerpo inerte del perdedor se volvió cenizas, dejando solo el resto de sangre en el suelo.

- Por fin podre dormir... Vayamos a casa. -pronuncio feliz el chico levantándose para dirigirse a su hogar-

Un enorme templo, su abuelo era un antiguo sacerdote, quien ya no ejercía pues había dejado de hacerlo desde hacia mucho tiempo se sentía mal.

Él chico una vez llegó, se detuvo a mitad de las escalones, con una sonrisa traviesa se dejo caer hacia atrás, pero fue inmediatamente sujetó por otra entidad.

- No creó haber rotó las reglas haruki-san o debería decir Gabriel-san... -dijo sin quitar su sonrisa, aquella persona le hacia sentir algo extraño-

- Claro que no, solo vengo a asegurarme de que mi preciado premió no se haga daño... -susurró este al oído del chico con una voz ronca, logrando hacer que el contrarió se estremeciera-

- A-ah... G-grabriel-san... N-no haga eso... -pidió esté ruborizado, mientras dejaba un poco más libre su cuello- P-por favor recuerde que no puede tocar a los jugadores... Usted es el regulador, no puede faltar a las reglas... -añadió con un tono necesitado, incitando al contrario-

- No deberías de provocarme de está manera ushio. -pronunció acercando sus labios a aquel delicioso manjar frente a el-

- Ah~ Gabriel-sama~ -gimió ante las intenciones ajenas-

- ¡MALDITOS CALENTONES DEJEN SU JUEGO! -grito el demonio interno del chico, quien se materializó y les separó- Guarda tu puesto maldito regulador. -añadió con enojó, para después ver a su portador- Ve a dormir, mañana tienes escuela.

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⏰ Última actualización: Aug 17, 2018 ⏰

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Saint Code ~Real~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora