• Único •

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—Vamos mi little cato, ponte a dormir.— Decía un rubio cargando a su bebé en brazos. —Papá y yo necesitamos dormir.— Besó su nariz. —Si te duermes tal vez prepare galletas mañana.— Seguía diciendo mientras mimaba a su hijo con diversas caricias en la cara hasta que este lentamente fue cerrando los ojos. Al ver eso dejó al bebé en su cuna y, casi de puntitas, salió de la habitación para dirigirse a la suya.

—¿Ya se durmió?— Preguntó su esposo al verlo llegar completamente agotado.

—Sí.— Se acostó en la cama matrimonial que desde hace tiempo compartía. —No entiendo como dices que se parece a mí si es más que obvio que es como tú.— Su esposo al notar la esencia de molestia en la voz de su pareja puso su mano en sus dorados cabellos.

—Tiene tus hermosos ojos azules, Gary. Little cato se parece más a ti que a mí.—

—Como digas señor bigotes.— Apartó la mano de su cabello y la besó. —Mientras acostaba a nuestro hijo me acordé de como nos conocimos.—

—Hablas de cuando me disparaste.— Rió el Ventrexiano antes de hacerse completamente aun lado posicionando ambas manos en su pecho.

—Sí ¿Qué fue lo que dijiste? “¡Maldita mierda! Llama a alguien, estúpido”— Colocó sus manos detrás de su cuello. —Fui contigo en la ambulancia.—

—Y te quedaste a partir de ese día.— Al ver lo meloso que se había puesto su acompañante, Gary no desaprovechó y subió encima de su esposo. A este no le incomodaba ni nada, se le hacía una de las cosas más livianas que existían.

—¿Qué te gustó de mí, Avocato?—

—Tus ojos, fue lo primero que vi al despertar. Me recordaron a mi planeta natal y su cielo tan bello.—

—¿Y si mis ojos hubieran sido de color naranja?— Cruzó sus brazos. —¿Ya no te hubiera gustado?—

—Creo que debes dejar de ver caricaturas de universos paralelos. Pero ya que los mencionas; Tal vez nos hubiéramos conocido de otra manera… ¡En la playa! Tus ojos combinaría con su atardecer.—

—¿Y si fueran de color gris?—

—Ese color siempre me trae paz, es algo extraño. Tal vez hubieras sido terapeuta y yo tu paciente.—

—Amarillos.—

—Entonces el Ventrexiano hubiera sido otro.—

—¡Café!—

—Yo un bibliotecario y tú, alguien que solo va a comer en la biblioteca.—

—Blanco.—

—Eso significaría que ya estaríamos en este plano, pero seguimos unidos más allá de él.—

—Vamos, no puedes hacer que todo suene tan romántico. Di algo que realmente sea capaz de hacer, bueno, que se relacione realmente con cómo somos. Violetas.—

Permaneció en silencio unos segundos. —Me hubieras obligado a beber toda la noche en un bar a las afueras de la ciudad.—

—Rojo—

—Una lucha cuerpo a cuerpo.— Para Avocato era fácil crear diversas historias para hacer feliz a su pareja. Solo tenía que pensar en los que significaba ese color y luego mezclarlo con la esencia de ambos.

—verdes.—

—Me hubieras atropellado.—

—Para acabar, negro.— Avocato pensó un poco. El negro no le recordaba a nada en especial. Así que simplemente iba a modificar una anécdota.

—¿Te acuerdas que me enseñaste a jugar cartas durante nueve horas?—

—Sí.— Era una de las cosas que le habían obligado a hacer cuando se casaron.

—Tal vez me hubieras obligado a jugar contigo durante el mismo tiempo.—

—Me lo acabo de imaginar. Pero tus quejidos no me hubieran dejado concentrar en mi jugada, así que te metería las cartas en la boca.—

—¿En qué universo eso es razonable?—

—En todos donde tú y yo estemos juntos.— Gary comenzó a acercarse más al rostro del otro. Pasó sus manos por su cara para contemplarla un poco más. Una cara que le era conocida desde hacía tiempo. —Que es en todos, Avocato.—

—Gary.— Unieron sus labios para comenzar con besos. Poco a poco el Ventrexiano fue bajando sus manos hasta las piernas y trasero de su pareja.

—No podemos, little cato está...— Calló las quejas de su pareja con un beso.

—Lo haremos en silencio.— Susurró a su oído.

Pero antes de que pudieran avanzar, el llanto de un bebé les hizo despegarse.

—Te toca a ti—

Estaba un poco molesto por la intervención de su primogénito. Siempre requería atención cuando trataba de darle un hermanito. —Little cato es un poco gritón. Tal y como dije, se parece a ti.—.

—Yo no grito tanto.—

—Si nuestro bebé no hubiera llorado, tú estarías gritando— Besó su frente. —Buenas noches, cariño— Salió corriendo del lugar.

—¡Bastardo!— Gritó a todo pulmón con la cara completamente roja.

Colores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora