"La primera vez que leyó a Dostoievsky admitió estar frente a un digno maestro de la narración. Su capacidad de extender un momento en veinte o treinta páginas era sencillamente bárbara. Podía incluso quedarse suspendido en un instante mientras exploraba los rincones más escondidos de una sola psique. No hacía falta deambular de un suceso a otro. El escritor ruso cumplía todas las expectativas de un digno creador canónico tras mostrar el universo de enredos formados por un individuo gracias a distintos problemas mundanos como la falta de dinero, la ausencia de desempeño laboral, la escasez de afecto o el valor minimizado de la misma existencia.El asesinato de la vieja usurera en Crimen y Castigo significó un derrumbe total para Raskolnicof. Desde el lado moralista era una muestra a la sociedad acerca de las graves consecuencias que conlleva el violar las leyes; además remarcaba a la culpa propia como el peor castigo. No obstante, la magia de este inventor ficcional supera cualquier pre-juicio moralista, social, político y cultural. Es un humano exponiendo los lugares más oscuros del sujeto.
Nadie es completamente bueno, ni completamente malo. Alimenta esa parte oscura de tu alma y ya veremos a cuántos familiares les deseas la muerte. Acepta tu redención a los problemas y será sencillo relajarte aún cuando el mundo parezca conspirar contra ti.
El colapso. Eso necesita cualquier persona. Llegar a un punto sin retorno que, como Raskolnicof, te hace dudar de tus propios principios para ponerlos a prueba. ¿Realmente vale la pena continuar un ciclo determinado por todas las generaciones donde naces-creces-te reproduces-mueres? ¿O hay más deleite en brincarte una ley sobre otra para darle rienda suelta a tus verdaderos impulsos?
No hay duda. Dostoievsky era, por completo, un dios de la narrativa. Pero no por su facilidad de palabra, mucho menos por la intensa trama que atrapa hasta al menos interesado en la lectura, sino porque, hasta ahora, a cualquiera le hace dudar de si un asesinato hace la diferencia".
Se me ocurrió recuperar el sueño perdido durante la noche ahora que tenía una habitación dentro de la casa. La sensación en la cabaña estaba lejos de reconfortarme. Mis esperanzas se vieron opacadas cuando conté la quinta visita de la mañana. Recuerdo perfectamente todo, pero es mejor fingir demencia y hacer como si las cosas se hubieran borrado de mi memoria.
Como "esposo" de Hyukjae no era adecuado botarme en la recámara de huéspedes. Tal vez por eso tampoco lograba conciliar el sueño. Su madre ordenó dejarme descansar en la habitación de él. En estos momentos me debatía entre recostarme o seguir inspeccionándolo todo pues probablemente sería la única oportunidad para visitar este lugar.
Apreté la taza de té con ambas manos. El nudo en mi garganta venía con frecuencia. Debía ignorarlo. La noche pasada empecé de la misma forma. Me hacía bien llorar de vez en cuando. Al menos de esa manera me daba un baño de lagrimas donde cada partícula que mis ojos expulsaran se deshacía de la sensación de asfixia. Igual a una purificación. Mi error hace unas horas fue perder el control.
Fui un pozo acumulando baldes de agua espesos, asquerosos, unos más sucios que otros, algunos salados, otros más claros. Mi sistema se revolvió con lo peor hasta hacerme vomitar por todos lados. De manera hipotética, por supuesto.
Ahora mi peor enemigo estaba recostado sobre una cama esperando la compañía de cualquier persona para no sentirse tan miserable. Siempre fui yo. El ataque de pánico me dejó concluir cuánto daño podemos hacernos a nosotros mismos de forma inconsciente. Recuerdo la desesperación en Hyukjae para que reaccionara. Él también se dio cuenta. La lucha no era por respirar, era por dejar de apretarme el cuello, evitar hacerme daño. Estaba lidiando contra el impulso de mis propias extremidades junto a todo ese pensamiento negativo aglomerándose en mí desde hacía un mes.