—¿No crees que explotarás con toda esa comida, Jimin?
La mirada del aludido se dirigió a las incontables barritas de chocolate y bombones que llevaba en una caja que sostenía con sus manos. El rostro de Jimin mostró un adorable sonrojo ¿acaso Yoongi creía que era capaz de engullir toda esa comida el solo?
¿Sabes? A lo mejor juntarte tanto con Jin-Hyung te está afectando al cerebro… o al estómago— continuó su amigo— A este paso Jungkook tendrá que usar los dos brazos para rodear tu cintura.
Jimin le dirigió una mirada asesina, parecida a las que les enviaba a su hermano mayor cuando le llamaba enano.
—¡No seas tonto, Yoongi!— jadeó— He comprado todo esto para compartirlo contigo y con Kookie. Sé que estará hambriento después de tanto trabajar en ese proyecto junto a Nam.
—Claro, claro— Yoongi agitó la mano como si estuviera espantando algo— Por cierto, ¿sabes dónde está Jungkook?
—Me dijo que estaría esperándonos junto a la heladería que hay cerca del Parque Hangang.
En la misma calle por la que pasaban había un grupo de trabajadores de construcción que no trataban de disimular las miradas lujuriosas hacia los dos jóvenes. Jimin y Yoongi llevaban puestos unos pantalones de mezclilla bastante ajustados; a pesar de eso, ni uno de ellos abrió la boca para decir algo.
Nada
Ni siquiera mu
—¡Y me dijo que le comprara una caja de dulces! Definitivamente Jin es un glotón. Siendo tan delgado, nadie lo sos…
Los dos muchachos interrumpieron su diálogo al notar que alguien, uno de los trabajadores, había interrumpido su paso. No estaba nada mal, para nada. Rodeaba los veintitrés, su cabello era rubio y tenía unos hermosos ojos aguamarinas, sin embargo tenía plantada una sonrisa bastante sospechosa.
Jimin estaba desconcertado. Yoongi alzó una ceja
—Señoritos… ¿no les gustaría algo de compañía? Déjenme que los lleve a su destino— Al ver a Jimin, le dirigió una mueca que parecía ser una sonrisa— Me llamo Aaron Blumer.
—Encantado…
Jimin le había dirigido una sonrisa tímida y respondido con un tono amable, hasta que Yoongi le interrumpió con un gesto. Él sabía que su amigo era lo suficiente ingenuo para no darse cuenta de las intenciones de aquel hombre. Se dirigió hacia él con paso desafiante y lo encaró con el ceño fruncido
—No nos interesa, Aaron. Vámonos ya, Jiminnie.
Jimin y Yoongi pasaron de largo al joven rubio, tratando de reanudar su conversación acerca de Kim Seokjin, el incansable comedor de dulces, hasta que Jimin pegó un grito al sentir la mano del joven cubrir todo su trasero.
—¡¿Qué mierda crees que haces, idiota?!
El grito de Yoongi sólo consiguió que Aaron hiciera una mueca de satisfacción
—Había una araña, señorito— dijo dirigiéndose a Jimin— acabo de salvarle la vida.
Jimin frunció fuertemente el ceño mientras tomaba a Yoongi de la mano y desaparecían tras doblar la esquina.
—Oye, tú— un hombre de aspecto rudo y empapado de sudor se acercó al muchacho rubio— Eres nuevo en este barrio ¿cierto?
El joven sólo lo ignoró y le dio la espalda
—Todos aquí sabemos que nadie puede tocar a ese chico
Aaron alzó una ceja y se dio la vuelta, incrédulo
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Keep your hands Off My Boy!
Humor¿Que pasaría con aquel que se atreviera a poner un solo dedo sobre Jimin? Pagar las consecuencias a manos de Jungkook, claro