Capitulo 4 (corregido)

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—Te he echado tanto de menos...—dije aún abrazada a él. La situación se sentía irreal, como si todo fuera un sueño. Traté de disfrutar de ese abrazo al máximo, oliendo su limpio y agradable aroma.
—Dejarte fue lo más duro—confesó mientras se separaba de mi.
Sonreí en respuesta, debido a su tierno comentario. Le había extrañado más de lo que es considerado sano.
—Bueno niños, preséntense—ordenó Miss Peregrine.
—Yo me llamo Olive y levito
—Yo soy Claire y tengo dos bocas
—Soy Fiona, puedo hacer crecer plantas
—Hugh, tengo abejas en mi interior y las controlo
—Yo soy Horace y tengo sueños proféticos
—Soy Emma y mi peculiaridad es el fuego
—Soy Millard y soy invisible
—Yo soy Browyn y tengo mucha fuerza
—Enoch y puedo dar vida
Ni Jacob ni yo nos presentamos, Ethan ya nos conocía a ambos. Saludó a mi hermano con una amplia y tímida sonrisa.
—Bueno pues yo soy Ethan y mi peculiaridad es el hielo
Solté una exclamación. Él era peculiar y no estaba muerto, solo había desaparecido para ir a un bucle.
Después de las presentaciones Mills y yo nos ofrecimos a hacerle una visita guiada a Ethan. Él no pudo evitar ponerse un poco celoso al ver como Mills y yo bromeábamos, y cómo le trataba de mi mejor amigo.
—Parece ser que me has remplazado....—sugirió bromeando Ethan fingiendo tristeza.
—¡Claro que te he remplazado idiota! Han pasado al rededor de 5 años, Ethan. No te estoy echando la culpa, solo digo que, no había día que no pensara en ti. En dónde estabas, si te habían secuestrado... Entiéndelo, despertar un día y ver que los padres de tu mejor amigo están llorando y buscándolo por todas partes, no es nada agradable...—confesé con la mente en aquel momento. Ethan pasó su brazo por mi cuello y me abrazó.
—No tuve elección...—fue todo lo que dijo.
—Bueno, siento arruinar este momento de amor, pero Miss Peregrine dice que vengaís a comer—dijo Enoch separándonos.
—¡pero aún no hemos terminado la visita!—se quejó Millard.
—¿Crees que me importa?—replicó Enoch molesto. Le lancé una mirada de reproche recordándole su promesa de cambiar.
—No os peléis delante de Ethan... Y, si El Pájaro ha dicho que vayamos a comer, Mills, hay que ir. Es mejor no enfadarla—.
Cuando llegamos al comedor, me senté al lado de Millard y de Enoch, como de normal. Ethan se sentó al lado de mi hermano.
—Ahora después de comer vamos a ir a la sala de proyecciones, quiero enseñarle a nuestro invitado la peculiaridad de Horace
Comimos en silencio, ya que a Miss Peregrine no le gustaba que armáramos mucho escándalo, todavía menos cuando habían invitados.
Cuando acabamos, Millard y yo nos dirigimos a la sala de proyecciones, con el resto siguiéndonos los talones. Una vez que hubimos llegado, nos sentamos como pudimos. El primer sueño, como siempre, mostraba a Horace comprando ropa. Es chico tenía una gran obsesión con la moda.
En el segundo apareció una habitación con varios pájaros enjaulados, y un hombre con los ojos blancos agarraba a una de las aves y la electrocutaba. Parecía tan real, que me encogí en mi asiento del miedo. Jake lo notó y se acurrucó más a mí mientras me daba la mano y decía:
—Tranquila, Ry, seguramente sea sólo un sueño—no lo noté muy convencido con lo que decía, pero igual, intenté creerle.
En el tercer sueño se nos veía a mi hermano, Enoch, Emma y a mí en una cabina telefónica, con varias heridas en la piel. Estábamos junto con un perro, con gafas. El proyector se apagó de repente y Miss Peregrine dio por terminada la sesión de esta tarde. Lo que me parecía extraño era que nunca comentábamos con ella los sueños o posibles visiones de Horace. Trataba de evadir ese tema, era como si estuviese prohibido hablar sobre el futuro.
Además, últimamente nos había estado entrenando a Jacob y a mí bastantes horas, tratando de cazar un hueco o de aprender a luchar. Le lancé una mirada y lo descubrí mirando a Emma embobado.
Vi como mi hermano salía de la habitación y lo seguí, decidida a aprovechar mi oportunidad y preguntarle
—Jake, necesito hablar contigo a solas—dije.
—Vayamos a la habitación—me respondió él tomándome de la mano.
—¿Recuerdas el sueño de Horace del otro día? Cuando estabas a punto de besar a Emma...—él solo asintió.
—¿Te gusta verdad?—pregunté sin rodeos.
—Es...raro. Quiero estar con ella porque me gusta mucho, pero, del mismo modo, siento que, eh, que está mal. Ella no me quiere a mi. Quiere a mi abuelo. Yo soy solo como su recuerdo. Entonces, si fuese por mi, yo saldría con ella, pero, repito, ella de quien está enamorada es del abuelo Abe... Y como está claro, nunca seré ni la mitad de valiente que él—
—No digas eso... Es verdad que no eres como el abuelo, pero eso está bien. Aparte, aún no has podido lucir bien tu peculiaridad—aseguré, apartándole cariñosamente el cabello de su rostro.
—Rylin, mi peculiaridad no es ni la mitad de buena que la tuya—se quejó. Ese comentario me molestó, odiaba que la gente se infravalorase, más que nada porque yo lo había hecho toda la vida.
—Eso no importa, porque en esta lucha contra los huecos, eres fundamental, ¿quien sabe si tienes más peculiaridades? No te subestimes Jacob, porque eres increíble, y, volviendo al tema de antes, si Emma es tan sumamente idiota de no valorarte y de no darse cuenta lo increíble que eres, pues lo siento por ella. Además, yo estaré aquí, cuando me necesites. Te quiero mucho hermano. Y siempre te apoyaré en todo, aunque estés equivocado—. Tras escuchar eso, Jacob me abrazó fuertemente. Susurrándome un "te quiero".
—Bueno, ahora es tu turno—dijo enfatizando el "tu".
—Creo que me estoy enamorando. De Enoch—revelé tímidamente. Abrió los ojos sorprendido y con un poco de espanto. Jake odiaba a Enoch, por cómo me había tratado al principio y por mi intento de suicidio. Aún así, se calló y no comentó nada sobre él.
—¿de verdad? Wow, y que pasa con Ethan, ¿no te gustaba cuando eras pequeña?—cuestionó en su lugar.
—Tenía 11 años, Jake. Ahora, somos amigos solo.
—Bueno, pero te aviso, a la mínima que ese idiota te haga algo, pienso acabar con él—amenazó. Reí ante su comentario.
Sonrió e hizo una pausa para mirar el reloj. Abrió los ojos de golpe. Llegaba tarde a algún sitio.
—Oye me tengo que ir con Emma, nos vemos luego.
—adiós y suerte—.
Me recosté en mi cama, repentinamente exhausta. A pesar de ello mi mente no paraba, pensaba en el entrenamiento con Miss Peregrine, y todas las técnicas de combate que estaba aprendiendo, en Millard y Ethan, en Emma y Jacob, en lo bonita pareja que eran Hugh y Fiona, en las niñas pequeñas, en Horace, siempre bien vestido, y en Enoch. Mi dulce pero amargado, Enoch. Realmente él trataba de cambiar, y lo hacía por mí. Sonreí, mirando al techo, como una enamorada. No hacía mucho que lo conocía pero al mismo tiempo se sentía como una vida. Traté de pensar en un motivo por el cual comenzaba a quererlo, pero ni uno se me venía a la mente. Y entonces reparé en algo que me parecía realmente atractivo, a pesar de ser oscuro. Enoch tenía algo, algo le había sucedido en el pasado y estaba roto, por eso actuaba así. Había una oscuridad en él que me llamaba, y no podía ignorarla.

Different [Miss Peregrine]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora