Todo empezó en sétimo cuando conocí a la luz de la vida, a la blancura que ni se ve debajo del sol y la boxeadora. Al conocerlas, en ese momento supe que se acabó mi vida. Había entrado en el infierno. Dos años después me di cuenta de que fueron peor de lo que yo pensé pero igual las quiero. Aunque a veces me inducen a vivir debajo del puente del Saprisa y ponerme a llorar excepto la boxeadora que me agrede. De tanto bullying me volví Satán. Después de eso descubrí que la boxeadora era Satanás, que la luz de la vida era Lucifer y Karo continuó siendo Karo. Fin de la historia.
PD: Las quiero y aprecio mucho.
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Las amigas oscuras y la amiga luz
Non-FictionCuatro amigas que entre ellas se hacen bullying.