Espera la estrella fugaz

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Una sonrisa, tal vez algo torcida y parece no tener buenas intenciones, en ocasiones es verdad que no las tiene, pero esta vez no se trataba de eso; sonreía porque así lo dictaba su corazón, aquel cálido sentimiento lo llenaba cada vez más y no es...

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Una sonrisa, tal vez algo torcida y parece no tener buenas intenciones, en ocasiones es verdad que no las tiene, pero esta vez no se trataba de eso; sonreía porque así lo dictaba su corazón, aquel cálido sentimiento lo llenaba cada vez más y no estaba en sus planes ocultarlo. El ser feliz había sido un lujo que no había podido darse en bastante tiempo, su pan de cada día solía ser una incesante depresión quebrándolo desde lo más profundo de su ser y la caída inagotable de amargas lágrimas por sus mejillas era el constante despertar que tenía. Ahora estaba revelándose con la poca fuerza que le quedaba, ya no iba a resignarse a sufrir en silencio, ahora iba a combatir contra todo tormento por conseguir, aunque sea, una minúscula gota de alegría. Era libre de permitir a la felicidad embriagarlo por completo y podía sonreír como un idiota si eso era lo que quería, para su suerte, eso era lo que estaba haciendo exactamente. Las últimas sonrisas que se forzaba a mantener solo eran una sombra de las que antes solía tener. Pintaba mentiras en su rostro para no seguir torturando a las personas que más quería, había quedado entre la espada y la pared gracias a su debilidad, pero no podía seguir viendo la decepción en sus ojos al decirles que nada ha cambiado, ya no era capaz de resistir la agonía al observarlas romperse en pedazos por su culpa. No podía asegurar si terminaban creyendo en él, tal vez no se esforzaba lo suficiente, a decir verdad, pero al menos lo intentaba para evitar más preocupaciones innecesarias. Puede que solo prefirieran callar para no tener más discusiones y malos momentos, no los culpaba si ya estaban cansados de la misma frustrante actitud que no parecía tener alguna intención de cambiar.

Quien diría que en tan solo una noche encontraría una razón para seguir adelante y no rendirse, no podía retroceder en el tiempo a donde todo "estaba bien", las cicatrices perdurarían aún sobre él y le recordarían el martirio que lo frenaba, aquel que lo había detenido y lo obligaba a ver como el resto del mundo seguía mientras él permanecía atrás inmerso en la oscuridad. Ahora podía ver como el brillo se esparcía a su alrededor, el mundo que había quedado opaco recupero sus vivos colores, aunque en el fondo sabía que lo que había cambiado era su forma de ver el mundo, sus ojos volvían a observar la vida con esperanza; cuando sabes que hoy será mejor que ayer y que mañana será incluso mil veces mejor. Estaba sonriendo sin ninguna máscara y las estrellas no resplandecían esa noche, pero él podía verlas más brillantes como nunca antes en su vida. Tenía la necesidad de actuar ahora, cuando las ganas de vivir se sienten en cada centímetro de su cuerpo, arrastrándose por debajo de la piel; el sentirse invencible y poder contra cualquier adversidad, el poder levantarte, aunque te caigas miles de veces.

Hay pocos momentos en los cuales uno puede sentirse así, se supone que estos pasan cuando todo está saliendo bien y nada tendrá la fuerza suficiente para destruir eso. Era raro sentirse así de libre, tal vez porque hace un par de días se sentía un prisionero que no tenía escapatoria de su condena, solo podía agachar la cabeza contando los segundos para que todo su dolor se acabe. La libertad era un dulce elixir de vida para un prisionero, el maná caído del cielo para el hambriento, la cadena destruida para un esclavo, pero había un problema con él de seguro.

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