Capítulo 36: "Preparándote para el mal, mi amor"

35 4 0
                                    

Cuando pensaba que las cosas se estaban arreglando, Lulubel plantó la semilla de la duda, y fue así como todo se desequilibró de nuevo. Llegué a pensar que Gael se había rendido ante los intentos de conquistar a Lili, pero viendo y repensando la situación, me topé con la posibilidad de que lo que suponía fuera una absurda mentira. La presentación que hizo ese idiota en el funeral, fue sólo para demostrar su superioridad, y que podría atrapar a mi ángel entre sus manos en cualquier momento, lo que significaba que no había evitado el conflicto por su prima, sino que lo hizo por Lili.

—¿Qué? ¿En verdad crees que sea capaz de hacer eso? —me dijo ella alarmada, y no le respondí, pues me estaba yendo hacia donde los dos hermanos ahora se encontraban, y ese lugar era la habitación del rubio. Una vez me topé con la puerta, la abrí sin tocar, y ambos se sobre exaltaron por alguna extraña razón.

—¡Lili! —grité—. No podemos bajar la guardia con Gael, ya que he entendido por qué hizo lo que hizo en el velatorio —les comuniqué.

—Dalton, nos asustaste —mencionó Louis, quien atrapaba unas lágrimas que se le escapaban con su pañuelo—. ¿A qué te refieres con eso? —al parecer capturé la atención de ambos al decir aquello.

—Verán... Gael quería demostrarnos que él ya tenía el poder para enfrentarte, y eso sólo era la punta del iceberg. ¿Por qué digo esto? Es por el hecho de que él ya te tiene como su enemigo, por lo tanto, te ve como un impedimento para llegar a obtener el amor de Lili.

—Pero ella no lo ve más que como un amigo —dijo él girándose hacia mi dirección, ya que ambos me estaban dando la espalda, y una vez tuve los ojos de los dos fijados en mí persona, proseguí.

—Creo que no piensa aceptar un no como respuesta —me enderecé luego de decir esto.

—Supongamos que lo que dices es verdad. Entonces debería tomar medidas al respecto —yo asentí, pero Lili lo miró preocupada.

—¿Qué estás diciendo? ¿No ves acaso lo peligroso que son? Por otra parte, ¿en verdad piensas competir contra él? —dijo con cierta severidad y angustia entremezcladas, pues quería dar a entender que ella no quería ver a su hermano implicado otra vez en aquellas mafias.

—¿Acaso no prestaste atención al vídeo? Sé defenderme perfectamente, aunque el que está aquí presente no —explicó en lo que me dedicaba una divertida sonrisa, mientras que yo simplemente fruncía el ceño. A pesar de que mi bello Ángel deseaba hacer que su hermano entendiera, no lo lograba, y lo más seguro es que se debía a que mi amada era, o muy imprecisa, o él muy cabeza hueca. De todas maneras, entendí la indirecta de Louis, entonces en lo que me ponía firme le respondí.

—¡Si tengo que aprender a pelear, lo haré con todo gusto, siempre y cuando sea por el bien de mi dulce flor! —sin darme cuenta, ya empezaba a llamarla por los sobrenombres que le dedicaba en mi cabeza, por lo demás, esperaba que no me recriminara por ello.

—De esta manera deseaba tenerte —mencionó, y entonces lo observé cruzarse de brazos, además, reflejaba en su rostro cierto aire de satisfacción.

—¿Qué? —exclamó ella confundida, quizás por lo de ambas partes: una por lo que yo había dicho, y otra por la falta de entendimiento de su hermano frente al peligro—. ¿Vas a meter a Dalton en la mafia también? ¡No voy a permitirlo! —le hizo saber a su hermano, así que lo tomó de repente de la oreja y tiró de ésta.

—¡Ay! —empezó a quejarse el rubio en lo que era tironeado por mi amada fuera de la habitación, pero al mismo tiempo en lo que se peleaba con su hermana él me gritaba—. ¡Antes de empezar con lo que sea, toma la laptop nueva que hay en la caja de mi escritorio; es para ti!

Soy un temerario mi amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora