Si había algo que Phichit odiara de su entrenador eran sus ronquidos.
Apenas pusieron un pie en la habitación de hotel que compartían, sosteniéndolo con firmeza para que no se fuera de cara debido a lo ebrio que estaba después de la fiesta en la que celebraron la medalla de oro que consiguió en la copa Rostelecom, vio al italiano desplomarse en su cama y quedarse completamente dormido dejando escapar de su garganta el rugido de cien leones.
Y ahora, una hora después, con los ojos enrojecidos por la falta de sueño y el ceño fruncido por el fastidio, Phichit renunció completamente a la idea de dormir en aquella habitación, se puso las botas de nuevo y salió del cuarto, con teléfono y billetera haciendo un leve peso en los bolsillos de su abrigo. Una vez fuera del cuarto y libre de aquel infernal ruido suspiró hondo al tiempo que tallaba sus ojos. ¿Qué demonios iba a hacer el resto de la noche? Podría intentar tocar la puerta de Minami, pero dormía como un tronco, Yuuri estaba con Viktor y esa era una habitación en la que no quería meterse. Y no podía ir de puerta en puerta pidiendo un lugar para dormir solo porque su entrenador roncaba tan fuerte que era capaz de escucharlo justo fuera de la puerta. Talló sus ojos, recordando el pequeño bar del lobby. Según recordaba, estaba abierto toda la noche, y si no lo estaba, la opción de quedarse dormido en uno de los sillones parecía tentador.
Caminó hasta el elevador que lo llevó al Lobby, saludando a la sonriente recepcionista con una mano después de que esta casi lo matara de un susto con su efusivo "BUENAS NOCHES SEÑOR CHULANONT" en marcado acento ruso.
Ninguna puerta separaba el bar de la recepción, ambos estaban adornados con los mismos motivos y tenían ostentosos candelabros colgando del techo y en ese momento ambos parecían estar vacíos a excepción de los empleados.
Se acercó a la barra, observando al bar tender terminar de secar un vaso y dejándolo a un lado antes de mirarlo por un segundo. El hombre desapareció un segundo tras de la barra y al siguiente estaba llenando una copa con vino rosado. No sabía si estar sorprendido u ofendido, ya que eso era justo lo que pensaba ordenar. Al llegar a la barra tomó la copa y le agradeció en mal ruso antes de virar la mirada al bar, notando que no estaba tan vacío como creía. Una cabellera negra se asomaba por encima de el sillón de dos plazas más alejado de todo. ¿Yuuri? Pensó por un momento, antes de desechar la idea de que fuera su amigo, parecía ser más esponjosa. Con pasos sigilosos se dirigió hasta el sujeto misterioso, solo para saciar su curiosidad y ver si era alguien que conocía.
Y por supuesto que conocía al dueño de aquella negra cabellera, tan solo esa tarde había compartido el podio con él. Seung Gil Lee estaba sentado en el sillón, abrazando una de sus piernas, la música que escuchaba por medio de sus audífonos tan fuerte que podía escucharla con facilidad parado detrás de él, su mirada de severos ojos negros pegada en la pantalla de su celular en lo que parecía ser instagram. Y no cualquier instagram, SU instagram.
De pie detrás de él, observó en silencio como el coreano exploraba las fotos que había tomado unos días antes en Bangkok antes de volar a Rusia para la competencia. Arqueo una ceja, extrañado, sí, pero definitivamente curioso. Dio un pequeño sorbo a la copa antes de inclinarse hasta llegar a su oído derecho, jalando suavemente de su audífono con la mano derecha hasta quitarlo, susurrando en la voz más suave posible;
— ¿Qué haces?
El cuerpo entero de Seung Gil dio un salto debido a la sorpresa, su teléfono salió volando por los aires, aterrizando, afortunadamente, en el espacio vacío en el sillón a su lado. Volteó en dirección a Phichit, ojos asustados y labios entreabiertos. No pudo evitar reír al ver al siempre compuesto coreano así.
— Lo lamento, no quería asustarte — dijo Phichit, rodeando el sillón para sentarse a su lado, extendiéndole el teléfono mientras observaba como el otro intentaba recuperar la compostura.
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LOWLIFE || SeungChuchu ||
FanfictionPhichit no necesita una relación. Eso era lo que se repetía a sí mismo cada vez que su mente decidía divagar en el tema. Tiene una familia amorosa que lo apoya en todo, buenos amigos que están ahí para él siempre que lo necesita, pequeños hámsters...