Capitulo 1: Un dia Normal.

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Cerca de las 2 p.m. en una prisión abandonada un héroe caminaba cojeando, agarrado de las paredes, estaba terriblemente lastimado; golpeado y lleno de cortes por todo el cuerpo, estaba desangrándose. Una voz dulce, de mujer se escuchaba cerca, cantando una canción:
"Donde estás querido héroe,
Ven aquí,
Por donde te fuiste,
¿Porque escapas de mí?..."
El héroe, asustado, se tropezó con algo y cayó, se intentó levantar pero ya no podía, escupía sangre de su boca, como una fuente. Volteo a ver a sus manos, y se preguntó: ¿Acaso moriré aquí?
-1 año antes-
En algún lugar del país de Constance, se dejó oír una alarma muy ruidosa, despertando así a un joven que dormía plácidamente en su cama, se levantó bien descansado y con ganas de un día nuevo. Se dispuso ir al baño pero seguía medio dormido, hasta había dejado que la alarma siguiera sonando, no le molestaba ese sonido, parecía estar en un trance. Abrió el grifo pequeño del baño que dejaba pasar un agua fría, deliciosa para lavarse la cara y terminar de despertarse de una vez por todas. Pero ni esto lo había despertado todavía, puso los pies en tierra y no fue hasta que abrió la ventanita del baño, que inundó el lugar con la brillante luz del sol mañanero, en ese momento que el baño se aclaró, él se dio cuenta de que un sol como ese solo podía significar una cosa: Era tarde para la secundaria, muy tarde.
Llegó casi corriendo a su cuarto y apagó la molesta alarma que seguía sonando, y revisó la hora: las 8:28, tenía clases a las 7:00. Agarró la ropa y fue hacia la bañera corriendo. En 4 minutos, ya estaba listo: bañado, el uniforme y su mochila preparado, pero le faltaba desayunar, por lo que llevaba dinero para comer en la secundaria. -Todavía me falta ser aún más rápido-. Se decía a si mismo mientras salía de su casa, notó que se había olvidado de algo: el transporte.
-¿Ahora en que me voy a ir?-. Se seguía diciendo sin percatarse de nada. -Si llamo a un taxi, no me quedará dinero para comer. Si me voy caminando durare mucho, pero si uso "eso" podría llegar más rápido. Si, voy a usarlo-. Sé dio la vuelta en dirección a un bosque no muy lejos de ahí. Y se percató que una muchacha joven y atractiva estaba atrás de él mientras pensaba en voz alta, ella había escuchado todo, y estaba confundida, aguantándose una risita.
<<Mierda>>. Pensó mientras pasaba a la par de ella, estaba avergonzado, eso le había pasado antes pero no con una muchacha, y se sintió aun peor cuando se percató de que ella tenía su mismo uniforme de secundaria, es decir; asistía al mismo instituto que él, pero era la primera vez que la llegaba a ver. Hasta llego a preguntarse, como nunca había visto a una muchacha tan hermosa, que asistiera al mismo instituto.
Cuando llevaba unos 6 metros lejos de ella, escuchó como ella le dijo: -Llamé a un taxi, no tarda en llegar, quedan asientos disponibles si quieres venir-. Tenía una voz dulce, casi melódica.
-Se-se-sería un placer-. Contestó él, lo dijo de forma rápida y tímida. Caminó y se posó frente a ella, a esperar el transporte. Hubo un silencio incomodo de unos 2 minutos que para él fueron eternos, ni siquiera la volvía a ver por vergüenza y timidez, hasta que llegó el taxi.
Se subieron los 2 en los asientos atrás, separados solamente por el asiento de en medio. Ella le indicó al chofer adonde los debía de llevar. Ya en el taxi él se había calmado, miraba por la ventana mientras su mente lo distraía pensando en otras cosas sin relevancia, pero ella lo distrajo de sus pensamientos sin sentido cuando le dijo:
-Soy Jessica, cuarto año de secundaria, un placer-. Le extendió la mano.
Él volvió a ver al chofer por el retrovisor, notó que se burlaba de la poca valentía que había tenido para entablarle conversación a ella. -Alex, segundo año, un placer Jessica-. Le dio un apretón suavemente. Y el silencio siguió reinando por un momento hasta que él, con un poco de timidez le dijo:
-Y... ¿Escuchaste todo lo que dije en voz alta antes?-. Esta vez ignoro al chofer pero se imaginó que igual se seguía burlando de él.
-Sí, pero tranquilo, a todos nos pasa-. Mintió.
-Ah... lo siento-. Lo que ella dijo, lo tranquilizo, aunque en el fondo supiera que lo había dicho por quedar bien.
-Pero Alex... Si se me permite saber, ¿a qué te referías con el "eso"?
Esa pregunta lo había tomado desprevenido, no planeaba que fuera a preguntarle tal cosa. -Pues, seguro estaba medio dormido todavía, ni recuerdo bien que decía, a veces mi mente divaga de más, lo siento.
-Ah... con que eso era. Pues nada pensé que era algo más importante. ¿Y por qué vas tarde?
-Me quede dormido, ¿y tú?
-Me hacía un examen de sangre.
-Ah ya veo-. Hubo otro silencio, a Alex no se le ocurría que podía decir en ese momento, sin embargo quería seguir hablando.
-¿Sabías que eres mi vecino?-. Preguntó ella muy contenta.
-¿Qué? No, ¿desde hace cuánto?
-Por lo menos 2 años, desde que te pasaste a vivir ahí cuando entraste en la secundaria.
-¿De verdad? Para ser sincero nunca te había visto por allí y por ningún lado, hasta hoy-. Alex solamente pensaba lo estúpido que era.
-Pero tu mamá y tu papá no se parecen en nada a ti, digo, eres de estructura delgada, con pelo negro, tienes ojeras y ojos cafés, tu tonalidad de piel es muy blanca, en cambio tus padres son rubios, de estructura gruesa y con ojos azules sin ojeras, y su tonalidad de piel es morena-. Jessica lo dijo con un poco de humor, tratando de decir un chiste para entrar en confianza.
Alex posó la cabeza en el respaldar de los asientos del taxi, respiró profundamente, miró a Jessica con una sonrisa y trato de responder lo más calmado posible: -En la escuela siempre me lo decían pero en ese tiempo yo me avergonzaba, tienes razón y es muy obvio, por mucho pretendí que no pasaba pero la verdad, uno no puede escapar del pasado, yo soy adoptado-. Jessica no sabía pero era la primera vez que Alex le contaba eso a alguien.
Ella se puso roja como un tomate; había intentado hacer un chiste para romper un poco la tensión pero logró todo lo contrario.
-Lo siento... no era mi intención de verdad-. Le contestó ella, apenada.
-No pasa nada-.
En el viaje reinó el silencio hasta que llegaron a su destino, en donde Alex le insistió a Jessica en pagar la mitad de la tarifa del taxi, porque ella quería pagarlo todo ella sola, pero aunque el sabía que al pagar eso no iba a desayunar como es debido, al menos colaboraría en algo, la idea de que lo invitaran no era muy atractiva para él.
Alex bajó de su asiento y entró al instituto con Jessica, al entrar notó que alguien la esperaba, era su novio, probablemente del mismo grado que ella. Se despidió y fue a buscar su clase. Estaba un poco lejos de Jessica cuando se concentró y logro escuchar débilmente:
-¿Y él quien era? -Seguramente era el novio de Jessica quien le formulaba esta pregunta.
-Un vecino, pero tranquilo, es buena persona, no me vas a creer lo que le dije, que no debí decírselo-. Le había respondido Jessica, era ella, esa voz no la iba a olvidar nunca, era una voz hermosa. Pero después de ahí, Alex no pudo escuchar más.
Era receso, pero solo le quedaban 3 minutos para llegar a clase, tenía que ir a una de las últimas aulas y la secundaria era muy grande, jamás iba a llegar a tiempo, pero poco le importaba, caminó hasta la soda del instituto y pidió algo para comer, no le alcanzó para el café, la vida de un estudiante en algunas veces puede ser cruel.
Cuando estaba a punto de llegar, una voz masculina lo empezó a llamar, era Mark, su mejor amigo, estaba cerca del baño, que se encontraba cerca de su aula.
-¿Cómo estas Mark?-. Le dijo Alex apenas se le acercó y se dieron un apretón de manos.
-Bien, ¿oye te acuerdas de aquel tipo...?-. Hizo una pequeña pausa para acordarse del nombre. -Bob.
Alex suspiró, un poco enojado. -Sí, lo recuerdo, ¿qué pasa con él?
-Samanta lo cortó-. Le respondió Mark con una gran sonrisa de satisfacción en el rostro.
Alex sonrió con una gran satisfacción también. -Me parece... perfecto, es mi oportunidad, será mía-. La voz de Alex estaba totalmente llena de esperanza, su espirito de verdad estaba emocionado, la idea de tenerla a ella... lo emocionaba totalmente y alegraba su vida.
-Ataca tigre, has que me sienta orgulloso-. Mark le dio una palmada en la espalda.
Alex caminó unos 2 pasos con gran positivismo, hasta que recibió un duro golpe de realidad, se volteó, y le dijo a Mark: -¿Qué se supone que haga?
-Pues no lo sé, tú tienes que saber... declárate, róbale un beso o algo, lo que sea. Pero por favor haz algo, no puedes simplemente no hacer nada.
Alex suspiró angustiado. -Está bien, gracias Mark. Lo intentare-. Reanudó su camino.
Mark ha sido el mejor amigo de Alex desde primer año de secundaria. Siempre ha tenido un éxito increíble con las mujeres a su alrededor, es alto, guapo, hace mucho deporte y siempre se esfuerza en lograr lo que se propone, pero nunca ha dejado de ser un apoyo para Alex, su mejor cualidad es que nunca ha dejado de ser él mismo, sin importar con quien esté, lucha por sus metas e ideales, más que un amigo, es un ejemplo para Alex. Un ejemplo de superación.
Cuando finalmente Alex llegó a el salón de clase, ya habían pasado 10 minutos desde que entró al instituto, tardó tanto por comer y caminar con paciencia hasta su destino. Notó que había llegado la mayoría de sus compañeros <<seguramente ellos no se quedaron dormidos>> pensó al ver su grupo casi completo.
Entró y saludó al grupo, se disculpó con la profesora por llegar tarde y cuando buscaba en donde sentarse, se percató de algo, ese día iba a ser un mal día, porque notó que Tyler coqueteaba con Samanta, una ola de sentimientos negativos acabó con el positivismo que le contagió Mark. De repente se sintió sin ánimos, sin ganas de hablar ni de relacionarse, pero no, él no podía rendirse así porque así. ¿Cómo podía rendirse, de esa forma si muchos de sus amigos y amigas deseaban su éxito con Samanta? El simplemente no se podía rendir, tenía que intentarlo al menos, debía luchar por sus sueños, como Mark.
Respiró y exhaló, se acercó a Samanta, con pasos decididos. Tyler lo vio acercarse, y de inmediato se dio cuenta de lo que tramaba. Alex se acercó, saludó a Samanta, ella lo recibió con un beso en la mejilla y una sonrisa, luego saludó a Tyler estrechándole la mano, este último no se encontraba muy contento con la presencia de su rival amoroso ahí.
Pero Alex no contaba con algo, él tenía amigos, pero no era popular, Tyler sí.
Finalmente iba a comenzar a hablar con Samanta, en realidad no le importaba si no tenía una silla, o si era incomodo o un mal tercio ahí, en ese momento llegaron 2 de sus compañeros y se lo llevaron. Cayó en sí y se dio cuenta de lo que pasaba ahí; Tyler lo veía como una amenaza y no lo subestimaba. Y además parecía que tenía a Samanta como él quería, puesto que ella mostraba mucho interés en su persona.
Alex notó como perdió la batalla ese día y por siempre. Se sentó en un asiento, al otro lado del aula, lejos de Samanta, la veía tan lejana, tan lejos de él. Como 2 calles que se separan para nunca cruzarse, sus pensamientos solían ser tan depresivos respecto a ella.
Los días que él no hablaba con Samanta, eran días obscuros, aburridos como una cerveza sin alcohol, no tenía a nadie con quien hablar, ni con quien compartir sus historias. Eran como un infierno, desde 1° año de secundaria, cuando a Alex le empezó a gustar ella, empezó a depender de ella, de su vida, de su amistad.


Era de JusticiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora