Japón.

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Dahyun.

Me encontraba ya en el aeropuerto, mi equipaje era ligero, solo iba un día de todos modos. Me puse a pensar si sería buena idea pasar a ver a mi familia, ya habían pasado 6 años que no los veía, seguro deben estar muy preocupados por mi. Intente llamarles pero si intentaban buscarme sabía que irian con ellos primero y no creó que hubieran estado de acuerdo con mi decisión, sin mencionar que ellos no sabían todo lo que había pasado en casa de Sana. Tenía que pensar bien la excusa que daría si fuera a visitarlos, espero que no estén molestos.

En el avión me había limitado a dormir, el viaje no era largo era de 2 horas aproximadamente. Estar aquí de nuevo en Osaka me había puesto nostálgica no pensé que no volvería aquí, estarlo solo me ponía nostálgica. Era una mañana muy agradable, decidí caminar un poco por la ciudad, aún eran las 7 de la mañana, tenía que hacer algo de tiempo antes de ir a la empresa. 

Cuándo entré todos reaccionaron con asombro, creó que aún se acuerdan de mi. Murmuraban entre ellos, eso me ponía más incomoda de lo que ya estaba. Le pregunté a su asistente si podía hablar con Sana pero me dijo que hoy no vendría a su oficina, le dije que era urgente ella no parecía conocerme.

  — Me podría dar la dirección de su casa, es algo urgente— Hablé tranquila.

— Lo siento mucho señorita pero no tengo permitido eso— Dijo amablemente.

— Por fav- — Alguien me interrumpió.  

  — No deberías negarle nada a la esposa de Minatozaki Sana— Dijo una voz que conocía a la perfección.

— Nayeon, cuánto tiempo sin verte— Le sonreí y mis ojos brillaron al verla.

Me había invitado a tomar un café y acepté gustosamente la invitación, ella había sido una gran amiga, ella me había conseguido el trabajo. Sin duda ya la extrañaba.

— ¿Qué te trae por aquí? Te desapareciste y de la nada apareces de nuevo ¿Vienes a firmar el divorcio?

— Ojala fuera eso pero lamentablemente no es eso. Mi hija esta muy enferma, su estado es muy delicado, necesita un donante pero es muy difícil su tipo de sangre—Dije intentando no llorar.

  — Lo siento mucho, en verdad. Veras que todo saldrá bien— Tomo mi mano— ¿Podrías mostrarme una foto de ella?

  — Gracias— Saque mi celular y le puse una foto—Es ella—Le mostré.

— Vaya que es muy bonita, parece una muñeca de porcelana, sin duda es una mini Sana. 

Tardamos una hora aproximadamente platicando, nos habíamos puesto al día, ella al parecer seguía soltera sin ninguna relación, recuerdo que ella andaba de novia con una publicista llamada Jeongyeon. Parecían muy enamoradas pensé que se casarían. Nayeon me había apuntado la dirección de la casa de sana. Ya no vivía en aquel departamento, este se veía mucho más elegante. El guardia no dudo en dejarme pasar, sentía el tiempo de espera en el elevador.

Ya me encontraba enfrente de la puerta, comencé a sudar. Toque dando unos golpes leves, nadie había la puerta, hasta que volví a intentarlo una vez más, hubiera preferido a otra persona.

  — ¿Qué quieres? Aquí no damos limosna— Sonaba irritada.

— Podrías decirle a Sana que estoy aquí— Dije casi ordenándola.

  — ¿Y si no lo hago que?— Ella estaba retándome.

Comenzaba a molestarme, así que la empuje entrando a la casa, yendo directamente al cuarto de Sana. Ahí estaba, dormida entre las sabanas con poca ropa, no me quiero ni imaginar que hicieron, no quería pensar en eso. Se despertó, gracias a los gritos de Tzuyu.

  — Dahyun ¿Qué haces acá?— Dijo sorprendida al mirarmel.

— Vine hablar contigo, vístete, despídete de tu zorra y ven conmigo— Ordene.

No la deje terminar y me salí del departamento. Podía escuchar gritos de Tzuyu, no sé como podía soportar a aquella niña mimada. Luego de 15 minutos salió.

  — ¿Te vas a ir con ella? Si te vas, terminamos— Dijo furiosa Tzuyu.

— De acuerdo, asegúrate de llevarte todas tus cosas— sin ninguna expresión.

Tomó mi mano, comenzamos a caminar hasta llegar al elevador. Se veía hermosa. Nos dirigimos a su auto, creó que una llanta costaba más que todas mis cosas juntas. Me abrió la puerta y entré, me sentía nerviosa. Su expresión era como si estuviera molesta, creó que fue la manera de hablarle, no sé como había agarrado valor para hacerlo. Vi que se estaciono enfrente de un restaurante, me abrió la puerta para salir. El lugar era increíble, había pinturas por todos lados.

  — ¿De que querías hablar?— Pregunto.

Me veía fijamente, no sabía como comenzar aquella platica que seguramente sería incomoda. Tal vez para ella serán buenas noticias.

  — Necesito que vengas a corea conmigo, ahora— Dije evitando tartamudear. 

— ¿Para que?— Pregunto confundida. 

— Senia mi hija, no— Pausé— Nuestra hija te necesita, eres la única que puede salvarla. 

Sus ojos se abrieron, se había atragantado con el jugo que estaba tomando. 

— Yo pensé que realmente no ibas a dar la oportunidad de conocerla, me alegra saber que no fue así. ¿Ella que tiene? Necesito que me lo expliques todo.

Le comencé a contar todo, lo de la leucemia, que necesitaba una transfusión de sangre y ella era B me sentía aliviada, su expresión comenzó a cambiar a tristeza por todo lo que le había contado. Tomó mi brazo, dejo algo de dinero para pagar, entramos rápido al carro, hizo una llamada y veía que se dirigía al aeropuerto. Cuándo llegamos había una persona ahí esperando, le entrego las llaves y la persona se despidió. Me sentía sorprendida, compró los boletos,  podía notar lo decidida que estaba sana.

El avión en el que nos iríamos, ya no faltaba mucho para que saliera. Había comprado primera clase, no había comparación con el que vine. Nos sentamos juntas, de vez en cuándo nuestras manos se rozaban por accidente y ahí estaba ese sentimiento. 

Después de todos estos años aún queda un poco de sentimiento hacía ti, te odio por eso.

Te odio (SAIDA)  G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora