Vivit Et Mortum

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A sus 66 años de vida se podría decir que había sido una figura pública desde el día que nació. Todos lo respetaban de una forma o de otra, más cuando fue presidente y más aún tras ser reelegido. Su vida era tema de conversación en todas las esquinas del país por lo menos una vez al día, bien fuese por odio o bien fuese por amor.

La gente sabía mucho de él, pero sabían solo lo que les había permitido conocer. Existían cosas que muchos no sabían. Cosas terribles que no se imaginaban pero que, de la misma forma, no tendrían cómo explicar. Son los pequeños detalles los que hacen de los hombres demonios o de los gobernantes ángeles.

Un ejemplo de ello era que, a pesar de que la gente lo veía como una figura pública, pocos eran los que sabían que su corazón no latía desde 1993, un alegre dos de diciembre.

Él jamás podría olvidarlo. El operativo más impresionante jamás realizado en Colombia había tenido éxito, el hombre mas temido y reverenciado del país estaba muerto en el techo de un edificio, baleado como un perro y él estaba en el lugar equivocado en el momento correcto.

No tenía por qué haber estado en su finca ese día, le habían convocado en varios otros lugares, pero su terquedad característica lo quería tener en casa en ese momento, parecer vulnerable le parecía una idea fantástica en principio, no obstante, jamás espero que los eventos que pasaron aquel día le marcarían tan profundamente por negarse a trabajar por una vez en su vida.

Los dos niños llegaron frente a él tomados de la mano de una mujer cuyo rostro estaba consumido por el terror, tanto que sus labios no se abrían por ningún motivo. Detrás de ellos, en el piso, estaban los escoltas del dueño de la hacienda, algunos parecían convulsionar producto de un trauma muscular severo; otros yacían sin vida en posiciones imposibles, con sus órganos fuera de sus cuerpos o sus cuellos totalmente torcidos; sus ojos sin vida miraban al cielo infinito y el césped resplandecía con el caer del sol sobre los tonos carmesí de la sangre que lo cubría.

Él no tenía nada que hacer, acarició a su yegua para calmarla, pero no era necesario, el animal no parecía inmutarse por la escalofriante escena, la cual no había tenido ni disparos ni fuertes ruidos, ni nada que se le pareciera. Él tampoco se alteró, su cabeza siempre había sido una maquina bien lubricada y calibrada para situaciones a presión. Si lo quisieran muerto, ya lo estaría. Esperar era lo único que debía hacer, miró con serenidad a los niños y la mujer a la espera de lo que tuvieran que decirle.

-Interesante -mencionaron los niños al unísono, en una resonancia perfecta.

El hombre solo se acomodó sus gafas, no sabía por qué había jurado que la mujer hablaría primero, pero los labios de esta seguían sin moverse, perfectamente sellados. Sin cambiar su fría expresión, Él bajó la mirada para ver a los niños, ignorando los ojos de la mujer que parecían suplicar por auxilio.

-¿Qué es interesante? -Preguntó pausadamente sin revelar un ápice de terror en su voz.

-Lo esperábamos más alterado o haciendo alguna cosa estúpida, pero parece el único lo bastante frío para estar aquí.

-¿No lo han escuchado? Ya mataron al mas grande de todos, si decidieran aprovechar el caos en el crimen organizado para llegar hasta alguien más este sería el momento oportuno y ustedes están aquí... la única pregunta es ¿Por qué aún estoy respirando?

En ese momento fueron los niños los que se miraron entre ellos con algo de asombro en sus pequeños rostros.

-Representamos a esos que eran los jefes del que usted llama "el mas grande". Ellos tienen gran interés en usted y quieren asegurarle un futuro brillante donde ese hombre fracasó.

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⏰ Última actualización: Aug 06, 2018 ⏰

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