Capítulo 6

208 11 0
                                    


María había entrado a la habitación y tanto Kyoko como su abuelo estaban sorprendidos porque pasaban de las once de la noche.

—¡Onee-sama! —gritó la niña y saltó a los brazos de Kyoko, la cual la recibió con una sonrisa.

—Hola María-chan ¿Cómo te encuentras?

El presidente parecía estar algo enfadado porque su nieta aún no estaba en la cama.

—María, se supone que deberías estar en la cama.

—Vi el coche de Ren-sama estacionarse afuera y quería saludarlo.

Kyoko se quedó congelada en ese momento, si María había visto el coche, los vio tomarse de la mano y no sabía que reacción podría tener esa niña que tanto idolatraba a Ren. Pero nada en su expresión indicaba que estuviera molesta o quisiera maldecirla.

—Sabes onee-sama, vi que Ren-sama y tu llegaron juntos— dijo cuando Kyoko la bajó al suelo.

—María-chan —comenzó Kyoko para tratar de explicarse.

Pero para su sorpresa María estaba sonriendo ampliamente.

—Si onee-sama es la novia de Ren-sama, estoy feliz porque Onee-sama es la única digna de él. Por lo menos hasta que sea suficientemente mayor para casarme con él.

El presidente tuvo que cubrir su boca para evitar soltar una carcajada, por su parte Kyoko no salía de su asombro, una niña de siete años acababa de darle permiso para ser novia de Tsuruga Ren, o por lo menos algo muy parecido a eso.

María seguía de pie en su lugar, con una enorme sonrisa, cuando la puerta se volvió a abrir y en esta ocasión entraron Ren y Tina. La pequeña niña corrió a los brazos del actor en cuanto lo vio.

—¡Ren-sama! —exclamó y estiró los brazos hacía Ren para que pudiera cargarla.

—Hola María-chan —la saludó Ren, sin tener idea de la conversación que había mantenido con Kyoko, pero a pesar de haber sido criada en el mundo adulto María seguía siendo una niña pequeña.

—Ren-sama ¿Onee-sama es tu novia?

La expresión de Ren en ese momento fue una mezcla entre cómica y apanicada. Lo que desconcertó mucho a Tina, porque había convivido con aquella niña toda la tarde y conocía su colección para maldecir e incluso había visto al increíblemente realista muñeco de Ren en la habitación de María.

—Bueno, no exactamente —dijo Ren y miró a Kyoko en busca de ayuda, pero ella solo lo miraba fijamente.

—Pero tu la quieres ¿no es verdad? —María sujeto su saco— mi onee-sama es muy bonita. ¿verdad que la quieres?

Los ojos de María centelleaban con emoción latente y el corazón de Ren latía rápidamente, pero supuso que al menos a ella si podía decirle la verdad.

—Si, yo quiero mucho a Kyoko —fue su respuesta final, antes de dejarla en el suelo y mandarla a dormir a su habitación. María se fue dando saltos, después de despedirse de todos.

—¿Así que quieres a Mogami-kun? —preguntó Lory, con una sonrisa que crecía cada vez más en su rostro.

Ren solo podía mirar a Kyoko, porque ella no alcanzaba a sentirse del todo cómoda con la situación que estaban viviendo y solo podía reprimir el deseo de correr a su lado y abrazarla; sabía que el presidente realmente no quería una respuesta porque ya se la había dado en otra ocasión, lo que él realmente quería era saber lo ocurrido entre Tina y él, por lo que la señaló.

Secretos del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora