No somos una epidemia. ¡No Estamos Locos!

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     Shot escrito para el reto de songfics organizado por  -Royal_Squad-.
¡Espero les guste!.

Palabras : 7800.

—¿Otra vez? —. Se cuestionó con incertidumbre sin despegar la mirada de los binoculares.

Marinette Dupain Cheng se encontraba como cada mañana espiando a través de su ventana al curioso hombre de cabellos dorados que vivía en el bloque departamental que quedaba justo frente al de donde ella vivía. Su actuar se le hacía totalmente raro, tanto que poco a poco fue creciendo su interés por él visto que pensaba que era una persona interesante pero sobre todo muy misteriosa de la cual podía sacar algo relevante que ayudara a esta sociedad.

— ¡Es la quinta vez que se regresa! ¡Y sólo lo hace para revisar su puerta! —exclamó con sorpresa elevando las manos al aire.

Escuchó los andares sigilosos provenientes de una de las habitaciones de su morada así que intentó guardar el articulo rápidamente para evitar pasar por el interrogatorio ya que eso sólo la hacía sentirse cohibida con respecto al tema, pensaba que su amiga estaba malinterpretando sus acciones. Una morena alta de cabellera rojiza bajaba por las escaleras y se dirigía hasta ella con una mirada jovial.

—Ni intentes, ni intentes ocultarlo —mencionó haciendo énfasis involuntario en una de sus frases. —Ya, confiesa. Estabas viendo al vecino — pidió moviendo repetidamente sus parpados, más de lo normal.

Marinette la miró un par de segundos intentando hacer oídos sordos  aunque luego terminó dándose por vencida sacando los binoculares de detrás de su espalda, se sentía como una cría a la cual le habían atrapado haciendo alguna ocurrencia y que a continuación sabría que le seguiría una reprimenda.

—Pero… pero sólo es para la clase del maestro Caudrelier —. Se defendió  con rebeldía.

—Sí claro —rodó los ojos divertidamente a su vez buscaba la caja de cereal, hoy sus ánimos realmente no eran tan buenos pero convivir con su mejor amiga hacía que todo fuera mejor. —el profesor sólo nos ha pedido investigar sobre personas importantes para el mundo. ¡Que sean influyentes! , jamás dijo ve y espía a tu vecino.

El tono de Alya había subido considerablemente, además de que no dejaba de acicalarse el cabello muchas veces por segundo como si tuviera miedo de que estuviera mal arreglado o como si tuviera calor. Sin embargo Marinette conocían todos esos movimientos perfectamente, así que sin decir nada se dirigió al cuarto del baño sacando del botiquín de emergencias una de las tantas pastillas que su amiga debía tomar y extendiéndola por la mesa.

—Recuerda tomarte tu cuarto de medicina cada ocho horas —mencionó en un intento por llamarle la atención. — Y en cuanto a lo otro ; tengo mis teorías.

De buenas a primeras Alya soltó un sonoro grito que hizo que Marinette deseara cubrirse los oídos, pero al contrario esta última sólo negó con diversión.

—Tampoco era para que te asustaras.—bromeó abrazando a su mejor amiga, sabía que después de ese tic vocal le seguía una angustia que le incitaba al llanto.

—Eres una tonta —se quejó Alya con un tierno puchero. — Y para aclarar eso sí fue algo voluntario.

Ambas amigas se soltaron a reír, la amistad entre ellas era excepcional. Alya se sentía dichosa de haber encontrado a una persona tan especial como Marinette ya que ella no la juzgaba ni se burlaba de su trastorno, y admiraba la determinación con la que hacia las cosas así como lo encaprichada que era cuando algo se le metía a la cabeza.

—Toc Toc. — imitó el ruido de sus nudillos golpear contra la madera de una puerta y pegando ligeramente en la frente de la chica — abre la puerta. Amiga te quedaste ida.

Alya sacudió su cabeza lentamente, era tan fácil para ella perderse de un tema para inmiscuirse en otro totalmente ajeno a la situación. Centró sus destellos cafés a los luceros de la francesa que tenía frente y sonreírle con escepticismo junto con una ceja alzada.

—No me vas a decir que crees que es un delincuente. —cuestionó la de lentes tomando su correspondiente medicación.

Marinette resopló jugando con sus dedos en un intento por organizar sus palabras y que estas soltaran fielmente la hipótesis que se desataba en su interior. No era experta en aquella área ni mucho menos en medicina en general pero al convivir con Alya prácticamente desde los siete años que se le fue diagnosticado el síndrome de tourette había aprendido que en el mundo existían personas extraordinarias pero ocultas ante la sociedad por el miedo al rechazo. Y sentía que Adrien encajaba perfecto con ello pero no entendía de que manera.

—Obvio no, es sólo que lo veo y quisiera conocerlo mejor… entenderlo mejor —. Suspiró  colocando el ante brazo en la mesa para recargar su mejilla. — estoy segura de que tengo que abrir esa puerta y ver que hay detrás.

Alya se quedó procesando lo dicho por Marinette, quizá ella tenía razón pues aunque nunca había entablado conversación alguna con su vecino. Podría enumerar varias observaciones que colocaban a Adrien como acreedor de algún trastorno.

                          ¦
Marinette esa mañana decidió llegar un poco tarde a sus clases con tal de poner en ejecución el plan que se traía entre manos, había estudiado minuciosamente  al chico de mirada esmeralda para aprenderse el pequeño ritual que siempre realizaba. Así que ni tarda ni perezosa salió de su departamento, acelerando el paso con tal de bajar las escaleras y llegar a las afueras de ambos edificios.

Miraba el reloj un par de veces impaciente ; se preguntaba ¿Qué tanto estaría haciendo allá dentro?, ¿Qué a caso hoy no pensaba salir?, resopló desanimada al ver que el día que al final se había decidido entablar conversación con él en particular ; justo no saliera. Iba a avanzar para dirigirse a su centro de estudios pero pronto vio como  individuo en cuestión salía a la luz del día.

—Hola —. Dijo con una gran sonrisa tocándole el hombro una vez que le dio alcance a sus pasos.

—Ajai alai… No he cerrado la puerta.. No, No, Adrien céntrate, ajai alai… el gas, lo he dejado abierto ¡No! ¡Agreste por favor concentración!.— repetía una y otra vez sin prestar atención a la Chica que le solicitaba a sus espaldas.

La azabache hizo una mueca al verse ignorada pero no desistió, así que le obstruyó el paso con una pose firme de sus piernas y alzando una de sus manos para saludarlo amenamente sin borrar su sincera sonrisa de su rostro.

—Hola, soy Marinette Dupain Cheng, vivo en el 312 – A.

—Hola— dijo el hombre al fin sin mucha importancia inmiscuido en sus pensamientos, repasando en voz baja algo que no lograba ser percibido por la Dupain.


—Vi esto y pensé que podía ser tuyo. —explicó la chica dejando a la vista un papel que previamente había cortado de su libreta de apuntes.

El blondo se le quedó mirando unos segundos para llevar sus manos a su  bolsillo delantero revisando de tanto en tanto ahí.

—No, eso no es mío. Sí me permites creo que… bueno, tengo cosas que hacer. — Se excusó rápidamente al cruzarse un pensamiento de angustia por su cabeza.

—Ah, entonces. —se rascó la cabeza en busca de algún pretexto para seguir conversando con él aunque sea un poco —Wow, Wow. Vas un poco de prisa, pareces alma que lleva el diablo.

—¡Diablo! —exteriorizó asustado y santiguándose. —No, a mi no me lleva, ni lo mande dios.

La azabache quiso reír ante tan singular actitud, y no, no es que se estuviera burlando de él. Simplemente se le hacía fascinante la manera en como el chico se expresaba o como hacía aquellos ademanes.

—Tranquilo, sólo era una forma de expresión. No quería asustarte por eso —. Se animó a tocarle brevemente el brazo. — ¿Qué dices de dar una vuelta? Tengo un par de minutos libres antes de…

«Vamos, no te puedes ir a jugar golf con Nino sin antes asegurarte de que todas las instalaciones de la electricidad están debidamente apagadas»

—Ya te he dicho que no. Y ahora déjame de hablar por favor que voy tarde a mi reunión. — Se alejó de ella, pero contrario a disponerse a marchar a la calle ; optó por adentrarse de nuevo en su apartamento.

Al estar perdiendo tiempo con aquella chica se distrajo tanto de sus obligaciones como jefe de la casa, y es que él no podía darse el lujo de desperdiciar el tiempo con nadie pues cada segundo era valioso dado que eran minutos mortales. Una vez que el rubiales se adentró a su departamento el primer lugar al que corrió fue a la cocina dándose cuenta de que el panel de control estaba debidamente enderezado, luego salió a la sala en donde percibió como el aire se colaba por esta y sin pensarlo ni siquiera un minuto se acercó a ella.

—Uno… dos.. tres.. cuatro… cinco…seis...siete. — Repetía a la par que ponía el pestillo y empujándola con tal de que asegurara más.
Escuchó como de pronto su teléfono fijo comenzó a sonar llevando sus ojos con cansancio a el.

—A ver tranquilo, no pasa nada. Tú estarás bien, tú tranquilo. Recuerda que debes cerciorarte y así no pasas peligro. Tú madre no fue lo suficientemente responsable y por eso le sucedió lo que le sucedió, eso no quiere decir que te debe pasar a ti.

En tanto él seguía con su rutina de siempre, el sonido de su teléfono seguía retumbando por toda la casa pero Adrien simplemente lo ignoraba por completo,  para él no había pensamiento u acción más importante que aquello que según le auguraba  seguridad.

El buzón se activó dejándose oír la furiosa voz de Nino Lahifffe ; el mejor amigo del chico, o mejor dicho el único amigo que le sobrevivía a estas alturas de su vida.

—Agreste, no tienes vergüenza. Te estuve esperando en el campo de golf como acordamos ¡Dos horas! ¡Dos malditas horas! —gritaba colérico a través de la bocina. — Ya esto es suficiente, siempre es lo mismo contigo.

Adrien sólo negaba con los ojos cerrados, otra vez le había hecho lo mismo a su hermano del alma, pero esperaba que el moreno tuviera compresión por él como tantas veces, pero en contra de sus buenos pensamientos. Lo siguiente lo dejó sin palabras.

—No puedo disponer de tanto tiempo, lo sabes y aún así me hago espacio para verte. Pero a ti simplemente parece no importarte, por eso creo que es mejor que hasta aquí dejemos esta amistad, tú estás en otra orbita y yo simplemente ya no tengo paciencia para esperarte un montón de horas a ver si te apareces el día que acordamos. Espero que recapacites y hagas algo por ti.

Sin más el sonido que anunciaba el final del correo de voz se hizo presente, Adrien soltó una bocanada de aire que había estado conteniendo en el momento que oía las palabras de su camarada. Se desplazó rápidamente hasta el sillón y se sentó en un rápido movimiento sacando antes su celular para buscar el contacto de Nino Lahifffe pero grande fue su sorpresa al ver que en vez de su foto de perfil sólo aparecía un icono de personita gris indicándole así que lo había bloqueado.

                           ¦

Durante sus clases Marinette no se podía concentrar dado que su mente sólo estaba en el vecino, para todos se les haría fácil dejar el tema por la paz y seguir con sus vidas pero simplemente para ella no le resultaba de la misma manera. Adrien tenía algo que la motivaba a querer ayudarle, no era por lastima ni mucho menos por caridad social, era algo más allá que ni ella misma se explicaba. En ese día ya no volvió a insistir con hablarle, creía que era mejor darle su espacio, además que necesitaba realizar algo más antes de acercarse así nada más a la deriva.

Sin embargo cada que lo veía salir y regresar de su departamento, sacar una y otra vez su cartera hasta vaciarla,  revisar el reloj de su muñeca constantemente, tomar el taxi para luego dejarlo en unos segundos por regresar a su vivienda. Hizo que Marinette siguiera rondándolo por las mañanas o en cada ocasión que tenía al verlo en la calle aún si él no le prestaba la atención suficiente por estar sumergido en sus cosas.

Uno de esos días, decidió ir directamente a afrontar al rubio, así que una vez que se situó enfrente de la puerta de este, comenzó a tocarla con fuerza hasta que un iracundo rubio se hizo presente en el marco de la puerta.

—¿Qué quiere.. —detuvo sus palabras al divisar a la Chica de larga melena azabache, resopló. —¿Otra vez tú?  ¿Qué se te ofrece?.

Ella se mordió la mejilla internamente saludando con un gesto de mano y su bolso colgando de su brazo derecho, no esperó invitación del Agreste para pasar pues lo empujó rápidamente al chocar hombro con hombro. Observó todo a su alrededor, rodo estaba debidamente ordenando,  en estructura era igual al suyo por que ambos edificios pertenecían a un mismo dueño, pero sin duda los colores verdes resaltaban.

—Bonita casa —. Admitió cara a él, quien permanecía en la puerta con un semblante serio.

—¿Se te ofrece algo? —preguntó con un pie repicando en el suelo.

La fémina ensanchó su sonrisa.

—Sólo quería socializar contigo, veo que eres muy tímido y aislado. Además,  te me haces una persona interesante, supongo que si hablamos nos podemos llevar bien, y no sé ¿tú que dices? —habló una emocionada Marinette.

–¿Y qué sentido tiene? —preguntó con desinterés observando la hora en el reloj de pared en forma de gato.

La mujer se encogió de hombros sin saber bien que decir, observando cada movimiento reacción de su contrario. Creía que las cosas iban a ir por rumbo fácil pero ya estaba viendo que no era así, aunque muchos no importaba pues ya se había puesto la meta de descubrir lo brillante y fascinante que era el rubio. Esa era su labor como periodista, conocer la verdad tras las cosas y brindar ayuda.

—¿Disculpa?
—¡Qué que sentido tiene! ¡Quiero que me lo expliques!.... Que acaso no tienes una vida ¿Por qué no te metes en tus asuntos?

Un olor penetrante inundo las fosas nasales de ambos jóvenes, siendo la muchacha la primera en reaccionar y señalar a la cocina.

—Tienes algo en la co…—

Le fue imposible completar su frase ya que vio como Adrien corrían despavorido al área, el semblante del joven era más pálido que su color habitual, su respiración se tornó densa y una capa de sudor se esparcian por todo él, acompañado de ligeros temblores.

—¡Mira lo que haz provocado! ¡Por tu culpa ahora nos vamos a morir!

La voz del joven había aumentado considerablemente denotando lo angustiado pero sobretodo lo atemorizado que estaba por la situación, y ella no entendía  el porque.

—T-tranquilo, es sólo mucho humo. No pasa nada. —se colocó los guantes de cocinar y agarró la cuchara para verificar el estado de la comida y hacer una mueca al apagarle—. Lo que sí es que lamento decirte que esto se ha echado perder.


Adrien se revolvió la cabellera en un estado frustrado, intentaba serenarse y ganarle a los impulsos que querían salir de él. No era fácil para él exponerse a este tipo de situaciones, por eso siempre andaba con cuidado en todos los aspectos de su vida y de buenas a primeras un huracán desconocido pretendía introducirse a su vida.

—P-por que mejor no te vas ¿Sí?... Contigo es capaz de pasar otra catástrofe y yo no, no deseo  tener tu mala suerte.— Una vez más se santiguo ante el pensamiento de que algo pudiera ocurrirle.

Ella lo observaba,   le daba curiosidad muchas cosas de su persona.  No conocía perfectamente a ese individuo pero tenía la certeza que todo tenía un por qué, y eso era lo que ella deseaba ; dar a conocer el trasfondo de las cosas para que tuvieran una mejor recepción.

—¿Por qué siempre haces eso?
—¿Hacer qué? —preguntó alzando una ceja confundido.
—Esto. —Imitó su acción de persignarse.

El blondo meditó unos segundos y luego se encogió de hombros sin saber bien a bien que responder,  estaba seguro que como todos. Ella también lo tachaba de loco e irracional  si le contara a fondo todos los rituales  con los que vivía día a día.

—No lo entenderías. Mejor vete.

No quiso  incomodar más al joven y mejor salió de ahí sin pronunciar palabra alguna. Eran alrededor de las dos de la tarde así que era mejor que se diera prisa pues Alya tenía cita con la psicóloga.

Una vez listas, ambas féminas llegaron al consultorio de la psicóloga Perla Hernández quien atendió primeramente a Alya y luego hizo pasar a Marinette para poder evaluar las situaciones en las estuviera desarrollándose la morena en ese mes y que le estuviera generando algún tipo de estrés.

—Y dime Marinette, ¿Cómo ha sido la convivencia con Alya en el último mes? —. La psicóloga se recargó del respaldo  de su asiento escuchando lo que la mejor amiga de su paciente tenía que decir.

—Bueno, ha sido mejor que de antes —. Explicaba con sutileza— ha disminuido las agresiones que se habían estado manifestado tanto con ella misma o hacia mi.

—Claro, todo esto es por que sus emociones han estado controladas y haz procurado mantenerla distraída con las tareas que les he dejado, y claro los medicamentos que su psiquiatra le ha dado. Dime Alya ¿En algún momento estos tics se han hecho presente más de lo usual?

—Solamente cuando estoy nerviosa, o cuando algo me genera un poco de ansiedad. Sin embargo a veces suelen aparecer de la nada por más calmada que yo suela estar.

La psicóloga asintió a la par que anotaba  en su libreta los puntos más importantes de aquel historial clínico que ya llevaba cinco meses atendiendo y que iba progresando de a poco pero con un buen ritmo en donde notaba que Césaire iba luchando día tras día contra ese trastorno que lamentablemente no se erradicaba.

— Solamente cuando estoy nerviosa, o cuando algo me genera un poco de ansiedad. Sin embargo a veces suelen aparecer de la nada por más calmada que yo suela estar. —Volvió a repetir Alya algo cohibida al darse cuenta.

Perla le sonrió amable.
—No te preocupes, veo que la palilalia sigue frecuente pero —tomó su celular verificando la hora—. Llevamos aquí más de media hora y haz dicho muchas cosas, y salvo tus movimientos de las piernas, los gruñidos que das al retener las groserías. En eso puedo decir que ha habido un buen avance en lo que en el trastorno obsesivo compulsivo «Toc» se refiere.

—Es vergonzoso cuando en la universidad me mandan a llamar por que creen que he ofendido a propósito a mis compañeros. Estoy a unos cuantos semestres de acabar mi carrera de turismo y no quisiera que —Alya clavó sus uñas a sus piernas en un momento de debilidad. Quería llorar. Sintió como la mano de Marinette se posaba en su hombro dándole confort. —En verdad ¿Esto no tiene cura?.

La psicóloga negó sin miramientos. Luego suspiró.

— El trastorno obsesivo compulsivo se caracteriza por los pensamientos irracionales y los temores que provocan comportamientos compulsivos. El tratamiento es básicamente una terapia convencional de la mano de uno como psicólogo y de un psiquiatra donde este te receta los medicamentos necesarios pero debo ser sincera contigo y decirte que aunque esto puede ayudar;  el toc no tiene cura, y aunque lo tuyo no sea precisamente un toc, hay comportamientos tuyos que suelen ser repetitivos. Lo que hace que sea catalogado como una variante de.


—Genial, Marinette estás condenada a vivir con una loca. —recargó su barbilla en el reposaba brazos de la silla —vamos, siempre vas a tener que hacer algo con tal de que no me vengan los ataques. “Saca a tu loco a pasear “ básicamente para distraerme de esto.

Marinette se le quedó viendo con el semblante enojado y sin importarle la presencia de la profesional, se dispuso a darle una reprimenda en el centro de la cabeza. No le gustaba de ninguna manera que se despreciara así, ella no tenía la culpa de nada, ese era una cosa normal que todo el mundo podía pasar, era un fatídico mal golpe de suerte que su amiga lo hubiese heredado de su abuela.

— Tener TOC no es sinónimo de estar locos. Sus facultades mentales no se encuentran perturbadas. —Intervino la psicóloga tomando la mano de Alya, habían logrado un buen vínculo como para permitir ese contacto. —no debes sentirte mal, tener tourette, o tener cualquier tic o toc no te hace menos persona. Conozco muchos casos en los que los toc son gente brillante.

Marinette y Alya escuchaban atentas a lo que Perla les contaba sobre determinados casos, además de una lista de gente del medio que ellas jamás imaginarían que tuvieran toc pues lucían “normales”, casos como Oscar Wilde quien tenía trastorno de simetría y todo debía lucir en su posición, también casos Jacky Bouvier, ex-esposa del presidente J.F. Kennedy y del millonario A. Onassis.  Imelda Marcos, esposa del ex-presidente de Filipinas quienes eran un claro ejemplo de compradores obsesivos compulsivos o que decir de Nikola Tesla quien padecía un toc que lo hacía tener una grave necesidad por que todo en su vida girara en torno al número tres.

—Como ves Alya, no eres la única con un toc. Desde el presidente de los Estados unidos que no puede dar la mano por que teme contagiarse o pisar los botones de los elevadores por la acumulación de gérmenes. Hasta la famosa actriz de Ghost whisperer que su toc verificador la lleva a que antes de dormir revisa una por una las puertas para que estén bien cerradas.

Al oír esto, Marinette recordó los comportamiento que pudo lograr identificar de su vecino, naciéndole la duda de que si probablemente su hipótesis no estuviera errónea.

—¿Verificadores compulsivos?
—Sí, ellos tienden a revisar más de cinco veces puertas, ventanas, estufa, el toma corriente, y todo aquello que crean que les pueda provocar un accidente. Tienen tanto miedo a la muerte que pueden pasar horas verificando sin importar nada más.

.                           ¦
Después de aquella conversación con la psicóloga de Alya, la de pelo lapislázuli decidió darle marcha a su plan de ayudar al Agreste, pero simplemente este no se dejaba. Argumentaba que así estaba bien, que él no tenía nada de lo que ella decía y que podía dejar de hacer todos esos rituales cuando él se lo propusiera, eso se volvió una constante entre ambos ; ella lo frecuentaba  más a menudo intentando sacarle la mayor información para poder ayudarlo aunque siempre terminaba expulsada de la casa en cuanto por un pequeño descuido de parte del rubio, ocurría algún tipo de caos que él creyera el fin del mundo.

Era la tercera semana que el timbre del Agreste sonaba tan repulsivamente, ya no había necesidad de ver por la rejilla circular o de preguntar quien era pues esa forma tan reacia de llamar a la puerta sólo podía ser de una sola persona ; Marinette.

—¿Y ahora que demonios quiere la princesa? — abrió la puerta diciendo con sarcasmo la última frase.

Marinette llevaba consigo su computadora, y unos cuantos folletos, sin previo aviso como ya era su costumbre empujó al joven que sólo pudo atinar a repetir aquel mantra que le decía que él era poderoso y que no le iba a ocurrir nada, todo con tal de calmar sus nervios y sentirse invadido por aquella fémina que bien a bien podía ser una psicópata disfrazada de niña tierna y bonita. Él no podía arriesgarse mucho.

–Bien, como tú no quieres aceptar que tienes un problema, he traído aquí la información necesaria. —colocó la laptop sobre la mesa de centro que adornaba la sala.

Adrien se agarró el puente de la nariz respirando un par de veces, aquella joven no podía ser una delincuente más bien era una necia que no lograba entender que él no la quería cerca ni mucho menos necesitaba su ayuda. No pudo evitar que ante su elevado estrés los impulsos volvieran y se aproximara a la puerta para cerrarla con las muchas cerraduras que le había mandado a poner.

— Yo no estoy loco ¿Ok?, sólo pertenezco al grupo de personas que volamos libres entre las jaulas de lo correcto y que rodamos en alegría entre tanto entrecejo.—Mintió tratando de sonar socarrón—. Danzamos como los gatos entre sus techos y saltamos sin carrerilla entre tanto consejo.

—Nadie dijo que estés loco, sólo estoy diciendo que eres un toc, un obsesivo compulsivo, específicamente con la revisión. Y ¿Disculpa? No te creo eso que acabas de decir, La mayoría de ustedes viven con la obligación constante y patológica de ejercer lo debido. Yo no quiero juzgarte Adrien, sólo quiero que me permitas ayudarte.

—Tú no entenderías nada de esto.—Soltó al fin dándole la razón al debatir su punto —tú eres normal, no tienes ningún sólo defecto, salvo el de ser metiche –. Alzó los hombros mirándola a la cara.

—Fingiré que no oí eso —. Puntualizó con el dedo para luego ir a la puerta y retirar los seguros que él colocó con anterioridad.

—Hey ¡¿pero que haces?! —vociferó exaltado tratando de detenerla.

—Tranquilo, sólo espera. —sonrió y trajo de la mano a su mejor amiga —Ella es Alya y como tú también tiene un toc.

—Hola. Primero que nada es un gusto conocerte y como dijo Mari, tengo toc el cual consiste en repetir algunas palabras u oraciones  propias.

El rubio extendió la mano hacia ella en un gesto cordial, estaba aún inseguro de todo aquello que se le decía pero no podía evitar ser el caballero que su padre le inculcó.

—Hola. Primero que nada es un gusto conocerte y como dijo Mari, tengo toc el cual consiste en repetir algunas palabras u oraciones  propias. — repitió tomándole la mano.

—Ya veo. —exclamó sorprendido.

—Sumándole a la repetición de cosas, ella tiene tics involuntarios producidos por el tourette. —explicó Marinette —pero ella ha sabido llevar una vida normal, está estudiando, tiene muchos planes en mente y es brillante en muchas cosas.

Adrien permaneció callado, no sabía que decir pues sus nervios de estar conversando con un par de desconocidas que si bien lucían bonitas y agradables quien sabe que podían estar ocultando a través de esas fachadas. Sacudió la cabeza alejando esos pensamientos de desconfianza y se santiguó un par de veces para librarse de todo mal.

—Para ti debe ser más fácil. No pareces tan afectada —. Le respondió a Alya evitando ver a Marinette.

La morena negó con una sonrisa triste.

—Sufrimos, nos autocastigamos y actuamos en contra de nuestra voluntad por ello. No somos libres. Somos presos de nuestros pensamiento ¿Crees que eso es fácil?.


Agreste se sentó decaído en su sillón con la cabeza pegada al respaldo, honestamente no sabía como ese par de chicas iba a hacer para ayudarlo si él desde hace mucho tiempo no podía evitarlo. Creía que estaban perdiendo su tiempo.

—¿Y qué es lo que pretenden? ¿Sacarme el chip de la cabeza como si fuera un celular y resetearlo?.

Marinette se acercó a él sentándose a un lado y jalando su laptop para encenderla, en tanto Alya le entregaba uno de los folletos en donde se podía localizar información suficiente sobre el trastorno obsesivo compulsivo y sus tipos.

—Por ahora solo quiero que leas eso, y que veas estos perfiles. Quiero que me digas que ves en ellos.

Adrien hizo caso, primeramente revisando la información para después posar Su mirada en los perfiles donde se detallaba, nombre, edad, ocupación y estado civil de tres individuos.

—Los folletos son de carácter informativo sobre el trastorno. Eso es obvio, lo que ni entiendo ¿Quiénes son Chloé, Juleka y Max? Ellos se ven súper felices en sus fotos de perfil, y el de lentes hasta con premios está.

Marinette y Alya se miraron entre sí para después sonreír. Se pararon al mismo tiempo y jalaron cada una del brazo del hombre quien las miró apanicado.

—¡Retrocedan bestias salvajes!

—Hoy conocerás a esos individuos —. Anunció Marinette con tono cantarin.

—¿Qué?  ¡No! ¡No! ¡Me niego!

—Oh vamos hijo de p… —Alya rápidamente se cubrió la boca antes de soltar la majadería que su cerebro le gritaba por que dijera.

Marinette rio, no de su amiga, más bien de la expresión espantada del puritano Adrien, que parecía que sus oídos habían sido contaminados al escuchar tan horribles palabras.

—Oh sí, olvidé mencionarlo. No la hagas enojar si no quieres recibir más de esos insultos o peor aún —. Arrugó la cara señalando la entrepierna del varón —un golpe ahí abajo. Tourette hace de mi amiga un manojo de cosas incontrolables.

Después de aquello las chicas llevaron al testarudo mozalbete a la primera parada ; la agencia de modelaje Astrucs studios, todo era muy glamuroso ahí, habían cientos de chicas desfilando con una actitud alzada sobre una tarima, todo parecía perfecto ahí que Adrien se sentía muy incomodo, como si él no encajara ni ahí ni en el mismo mundo.

—Eh chicas...—rascó la parte baja de su cabeza —¿Se puede saber que hacemos aquí?.  No me estoy sintiendo muy cómodo que digamos.

Las mujeres se plantaron frente a él para tomarlo por el torso e impedir que huyera. Marinette le dio por primera vez una mirada aniquilante que le heló los huesos quedándose quieto en su posición.

—El primer paso ya lo diste y es bajar la guardia aceptando que tienes un problema. —Habló la de melena negra azabache —no puedes salir corriendo despavorido ¡Ni que fuera  el fin del mundo!

Algo en la mente de Adrien se activó haciendo reaccionar y querer salir corriendo nuevamente sin importarle nada más y como su peso y fuerza eran el doble del de ellas pudo desprenderse del acorralamiento en que lo tenían.

—¡Mi casa! ¡Debo ver si mi casa está bien!, no, no. Debo estar en mi casa, cualquier peligro puede ser evitado si estoy en mi centro de seguridad.—hablaba descontroladamente, para Adrien no existía lugar más seguro en todo el mundo que su hogar ya que siempre se esforzaba por mantenerlo en buen estado, siempre procurando “ser responsable “ y verificar todas las veces posibles. Siendo su habitación para él la más estable contra todo.

Alya suspiró viendo a ese par, preguntándose ¿Por qué Marinette era tan buena y quería hacer algo por ese individuo cuando él no se dejaba ayudar?

—Sólo fue una expresión, tampoco te pongas así ru… casquivano, sonso, tarado, sabandija, tocapel…

—Así que ustedes son las chicas que Perla me dijo que vendrían a verme. —Interrumpió una nueva voz femenina.

Los tres voltearon, encontrando a una hermosa mujer de 1.60 de altura, curvilínea silueta fundado en un ajustado vestido de raso satén en color blanco,  melena dorada ondulada caída en hombros, y ojos azul intenso. Ella les sonrió afable.

—Hola soy Marinette Dupain Cheng, futura periodista—Extendió una mano en dirección a la rubia.

Adrien miró con impresión a la joven, no estaba enterado de cuál era siquiera la Profesión de la muchacha. En estos últimos días no habían podido socializar  pues sólo había habido muchas disputas por sus puntos tan diferentes y la manera en que ella se las arreglaba para acosarle.

—Ahora veo por que lo metiche. —Expresó Adrien cubriéndose la boca con su mano y volteado la cara con intención de que no se oyera lo dicho.

—Te he oído perfectamente. —Hizo saber con una subida de ceja para luego girarse cara a la rubia que los observaba divertidamente —Estamos aquí para una investigación acerca de como es vivir con Toc.

—Veo que Perla no pierde el tiempo para ponerme como ejemplo. —se mofó y después les hizo una seña para que la siguieran por los pasadizos de esa majestuosa agencia de modelaje.

Llegaron al camerino de la chica el cual era del mismo color blanco,  las cosas estaban debidamente ordenadas en los estantes y en su tocador, todo estaba completamente limpio y el olor a desinfectante mezclado con perfume podía percibirse en el ambiente. La mujer tomó asiento en su silla dándole cara a sus recién llegados invitándolos a agarrar confianza y tomar lugar.

—Lo que busco es ayudar a las personas que luchan día tras día con algún trastorno obsesivo compulsivo. La idea es que mediante un documental muestren sus experiencias con el toc y que básicamente dejen de ser la invisible manada para demostrarles al mundo de que tener esto no los limita ni los hace tontos ni locos, que paren sus burlas o quejas hacia ustedes pues también son humanos que sienten.

—Yo sufro tourette que son tics involuntarios físicos y verbales. Así que si se me sale alguna grosería delante de ti no es personal. —aclaró Alya con una media sonrisa — también tengo toc el cual es repetir mis frases. Creo que el proyecto de Marinette es muy bueno y puede hacer algo por las miles de personas que como tú, como yo y como el rubio de acá que aún no acepta del todo su trastorno, no sé, estoy convencida que si mucha gente sabe de que padeces esto ; dejaría de verte como la presuntuosa Bourgeois que se cree lo mejor del mundo que no es capaz ni siquiera de dar las manos sin esos ajustados guantes.

Chloé sonrió escéptica, era la primera vez que alguien la enfrentaba así pero más allá de aquello era la primera persona que no la juzgaba por sus rituales compulsivos ni ala miraba como bicho raro y mucho menos la catalogaba como una presumida.

—¿Traes una cámara? —preguntó serena a Marinette quien asintió sin pensarlo dos veces. —Bien, hagámoslo.

Marinette acomodó todo perfectamente para entrevistar a Chloé, Alya y Adrien sólo veían la capacidad con la que la chica se desarrollaba en esa área. 

—Bien, ahora lo que vamos a hacer es lo siguiente. Te  vas a presentar a la cámara, dirás tu nombre, edad y desde cuando padeces toc y claro el tipo de toc que tienes. El resto es lo que tú quieras agregar que deje un mensaje reflexivo para la gente tanto que padece como para aquellos que conviven con estos .

La rubia atendió a las ordenes de la azabache sin réplica, estaba acostumbrada a ese tipo de cosas para cosas publicitarias de imagen y belleza en donde la verdad eran mucho más estrictos. Ahora era momento de alejarse de cualquier vanidad y papel para traer a la verdadera Chloé Bourgeois ; esa que tenía que ocultar d3 todos.

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En cuanto terminaron la entrevista con Chloé fueron directamente al hogar de Max kanté en donde  fueron recibidos por el mismo y guiados hasta su imponente laboratorio. Su platica con él fue un poco mas extensa dado que absolutamente todo lo relacionaba con números, al igual que tenía la manía de repetir tres veces la última palabra de sus oraciones, o cada que iba por algún objeto siempre debía entrar y salir tres veces.

Le explicaron el motivo por el cual estaban ahí, sin embargo esta vez Adrien participaba en dicha platica haciéndole cuestionamos que pudieran resolver algunas de sus dudas, la verdad era que el Agreste cada vez se olvidaba de si mismo y ponía empeño en llevar a cabo la documentación de la chica pues le resultaba fascinante. No creía que en el mundo pudiera conocer a más personas que padecían toc.

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La última parada fue en “Le miracle de la vie”, un santuario de animales situado a unas cuantos minutos de el rio Sena donde fueron recibidos por una pequeña chica de delgada complexión, ojos azules y cabellera dorada  ; su nombre Rose Lavillant.  Como habían hecho con anterioridad le explicaron el motivo de su visita al sitio, también como quien había sido la persona que las había dirigido a ella.
Rose tenía una actitud súper dulce, risueña y se veía su pasión por lo que hacía. A ella no parecía molestarle los pelos, el ruido, o alguna otra situación que desataran las criaturas, simplemente les ofrecía el amor tan grande que había en ella.  Sin embargo existía un gran apego a ellos que a la rubia se le hacía difícil dejarlos partir cuando estos morían por vejez o cuando al fin habían encontrado una familia que los quisiera adoptar.

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Tras días de arduo trabajo, Marinette pudo hacer un buen documental y hoy sería el día que lo presentaría en clases.

—Vamos. —le insistía a Adrien tomándole de la mano y jalando de él mientras este se resistía y agarraba del marco de la puerta.

—No, no quiero. Es tu trabajo, es tu escuela, yo no tengo nada que ver ahí.

—Ushh eres un ermitaño— frunció el rostro checando la hora —. Adrien, ya ¡Es tarde!.

Después de un par de palabras e impulsos de Adrien por verificar que todo estuviera en perfecto estado antes de salir, se dirigieron a la escuela en donde una vez en el aula Marinette se posicionó en su lugar para exponer mientras Alya y Adrien miraban atenta su exposición.

—Buenos días. Esta es mi investigación acerca  de personas brillantes que he tenido el gusto de conocer a lo largo de estos días.  Ellos tienen una característica en particular y es que sufren del trastorno obsesivo compulsivo dentro de los cuales se puede identificar ; toc de limpieza, verificadores, Acumuladores, numéricos. Pero ¿Qué los hace brillantes?, bien los invito a ver el documental “No somos una epidemia. ¡No Estamos locos!.

Marinette apretó el botón de play y enseguida se vio una interesante introducción  acerca del trastorno obsesivo compulsivo en donde explicaba que Los trastornos obsesivo-compulsivos, mejor conocidos como TOC, u OCD en inglés, son un tipo particular de trastorno psicológico relacionado con la ansiedad emocional y social y que este tipo de trastornos se caracterizan por pensamientos no deseados incontrolables y comportamientos rituales repetitivos que no puede evitar realizar, aunque sea consciente de que son irracionales.

A continuación hubo una pausa y se pufo divisar a la famosa Chloé Bourgeois, modelo de las marcas más reconocidas de toda Europa.

“Hola soy Chloé Bourgeois, todos deben conocerme como la cara bonita que adorna cada rincón de París, y muchos deben odiarme por a veces ser “Insoportable “ “exagerada “  “princesa de papi”, pero tengo un secreto ; desde los 15 años sufro de toc a raíz de que un familiar muriera por contagio de una enfermedad ; soy una adicta a la limpieza exhaustiva.  Antes tuve una relación con un actor muy famoso con el que estuve apunto de dar el sí en el altar pero por mis obsesiones y compulsiones me ha dejado. No lo culpo, es difícil incluso para mí vivir con esto “Somos arenas movedizas pisando suelo de hormigón “, eso quiere decir que Nos movemos ante un sistema y una sociedad rígida como el hormigón, sin embargo, nosotros somos arenas movedizas. No encajamos, y eso lo complica todo, por favor si tú tienes este toc quiero que sepas que eres brillante y que no te detengas lucha contra ello, no dejes que te consuma. Y si tú, eres alguien que conoce o convive con gente con toc, no juzgues pues ya demasiados prejuicios tiene como para estar escuchando tus quejas o insultos. Paremos esto. “

Chloé finalizó su diálogo sacándose los guantes y dejando ver sus múltiples marcas producto de los químicos tan fuertes que  usaba para erradicar manchas que sólo existían en su mente.


El siguiente video era Max, del que primero se habló de los logros que había realizado a lo largo de su vida,  y dando una corta explicación de toda su trayectoria. Muchos preguntaban acerca de por qué en algunas partes repetía tres veces la palabra, o por que cada que entraba y salía tenía que ser exactamente tres veces.

“Soy Max kanté, inventor del primer robot con inteligencia artificial capaz de sentir emociones propias de un humano. Diagnosticado con toc desde los diez años, cualquier niño de mi edad odiaba las matemáticas pero simplemente yo no podía detenerme y dejar de hacer cálculos, de todo lo que se me pusiera enfrente ¿Lo que hice? No dejar que el trastorno acabara conmigo convirtiéndolo en algo positivo para mí y mi vida, y bueno aquí estoy con 23 años desarrollando un nuevo proyecto que ayude a personas a que su vida sea más fácil. Recuerda que tú no eres el trastorno no te etiquetes ni dejes que nadie lo haga. Tú eres capaz de remar contra los muros de todo y hacer algo excepcional ¡abre la puerta y saca tu loco a pasear! Te sorprenderás de lo que puedes ser capaz “.

En el último video se podía observar a Rose dándole de comer a unas gallinas y sonriendo.

“Hola, soy Rose Lavillant, presto servicio en el santuario Le miracle de la vie, un lugar donde se protegen los derechos de los animales y en donde somos conscientes de que la vida de estos seres vivos es igual de importantes que la vida de un humano. Fui diagnosticada con toc de acumulación de animales que básicamente se trata de querer acaparar cada animalito que veo, en un año llegué a tener más de 30 gatos, 10 perros, quince peces y demás animales. Tuve que mudarme a una casa mucho más amplia para poder tener espacio para ellos pero pese a que no asistía a mi trabajo por no querer descuidarlos terminé perdiéndolo y con ello toda posibilidad para sustentar el cuidado y alimentación de mis pequeños amigos.  Mi trastorno se debe a que mi esposa, Juleka murió el primer año de matrimonio y yo me sumí en una depresión y aislamiento fatal. Sentía que mi vida no tenía sentido  y fue cuando ni pensamiento me llevó a canalizar todo ese amor a seres indefensos pero sin darme cuenta se me fue saliendo de las manos hasta que mi familia me insistió a tomar terapia. La psicóloga me recomendó trasladar todas mis mascotas a este lugar en donde las iban a cuidar con el mismo amor y darle la misma atención que yo. Así como parte de mi tratamiento vengo una vez a la semana para estar con ellos  y  enseñarle a más gente la importancia de la vida.  Pero sabes, de todo esto aprendí que la vida no la tienes comprada, que hay que disfrutar de cada momento sin importar lo que los demás  digan de ti, vive sin miedo, sin frenos ¡no te limites!.  ¡Dejemos de srr una invisible manada!”

Pronto habló Alya acerca de su trastorno y como afectaba día a día pero que buscando ayuda y no quedándose sin hacer algo ; podía lograr mucho más.

Adrien observaba callado el documental, su semblante era decaído pues ahora mismo le habían caído muchos veinte.  Salió a toda prisa del salón de Marinette con esta pisándole los talones a la par que gritaba su nombre.

—Marinette, ya. Ya ya por favor —suplicó en tono lastimero. —Ya tienes tu documental ahí, felicitaciones fue excelente, ve con tu clase y profesor que de seguro está ansioso por darte buenas nuevas, pero a mí ya déjame en PAZ. —Gritó con la voz quebrada.

Esperaba que la muchacha se alejara en cuanto le levantó la voz, pero contrario a ello, Marinette lo tomó de la mano jalándolo y apegarlo a ella, cubriéndolo en un tierno abrazo el cuál tuvo efecto inmediato pues Adrien comenzó a llorar dejando salir todo aquello que lo atormentaba.

—Puedes llorar y desahogarte todo lo que quieras. Yo estaré aquí para ayudarte  en todo lo que necesites, incluso si después de ello salgo regañada o mil veces intentes alejarme de ti.—acariciaba sus cabellos rubios con dulzura, no era necesario admitirlo en voz alta pero en estos días había descubierto que él le gustaba demasiado y que tenía sentimientos más allá de un simple conocido.

Él no se resistió más y correspondió el abrazo para dejar que sus lágrimas rodaran siendo ella la que se encargara de borrar cualquier rastro de abismo y dolor en él.


—Mi madre falleció a consecuencia de un incendio —. Comenzó a contar aún apegado a ella— yo estaba chico pero aún lo recuerdo perfectamente, había dejado la llave del gas abierto  y como ella estaba recién salida del parto de mi hermano Félix pues se encontraba muy cansada tanto que no se percató de que la cocina estaba apunto de explotar. Ella no pudo escapar dado que las cerraduras no quisieron ceder, se quedó atrapada ahí adentro con mi hermano menor.

Marinette escuchaba atenta el relato impactante del varón entre sus brazos, apretándolo más fuerte para infundirle ternura, confianza, apoyo y solidaridad. Se separó brevemente de él.

—¿Y tu padre? —. Vino esa duda que no logró dejarla escapar de sus labios.

—Él se deslindó de mí, me dejó con unos tíos y se dedicó a tomar hasta el día en que falleció hace unos meses. Mis tíos eran muy cerrados a las cuestiones psicológicas, para ellos no existía cosa más poderosa que dios y aseguraban que con el tiempo los impulsos se irían. Sólo debía persignarme ante todo mal o ante cada situación que pudiera sentir que me ponía en riesgo.


—No puede ser posible la irresponsabilidad de la gente, está perfecto que crea pero también deben entender que uno mismo debe ayudarse y ayudar a los demás a salir de sus problemas. Ahora entiendo por que eres así, pero no te preocupes —. Tocó su mejilla con delicadeza — aún estás a tiempo de  mejorar tu estilo de vida. Sólo déjame ayudarte. ¿Me lo permites?.

Adrien tomó sus manos y le dio un beso en sus nudillos mientras asentía.

—Estoy cansado de luchar contra corriente, de fracasar en el intento por dejar de ser así, de perder amigos por no llegar a tiempo a los eventos que me invitan. Ayúdame princesa.

Marinette sonrió ante el tierno mote del rubio y justo cuando iba a tomar el valor para robar un beso de aquellos labios que clamaban su atención ; los aplausos y felicitaciones se hicieron presentes logrando que ambos voltearan encontrando a la clase entera junto con el profesor, quienes habían escuchado todo.

Fue entonces que las cosas pintaron mejor en la vida de los muchachos. Marinette recibió la mejor nota de su salón pero no sólo eso sino que su proyecto había sido escogido por un programa de noticias que lo hizo vital logrando posicionar a la azabache como la mejor futura periodista de la nación. De lado de Adrien, siguió el consejo de Marinette y Alya, logrando ir a las sesiones psicológicas, mucha gente que se había retirado de él volvió a pedirle una disculpa por la forma tan desconsiderada que lo trató en el pasado. Y él logró aceptarlos de nuevo en su vida pues comprendía que no muchos conocían las causas y condiciones que el toc ocasionaba.

De ahora y en adelante jamás se reprimiria, jamás se volvería a juzgar ni mucho menos se sentiría mal por lo que la gente pudiera decir de él  ya que ahora mismo se sentía con la suficiente confianza de sacar su  comportamiento y mostrar de que era capaz.






¡Hola! ¿Me extrañaron?

Espero que sí, aquí un nuevo os que uff a pesar de ser parte de mi carrera si que hay demasiada información que buscar... Fue una exhaustiva investigación entre varias páginas y checar en mi Dsm-v que espero que realmente valga la pena 🙊😍❤️. Hasta la próxima.







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⏰ Última actualización: Aug 12, 2018 ⏰

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