Toca la muerte

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Me aferro a la única arma que llevo conmigo, he perdido la cuenta del tiempo que llevo aqui, mi estómago ruge pero mi frenetica mente juega conmigo y con lo que hay al otro lado de la puerta, todo mi peso se recarga contra ella, por ninguna razón esta puerta será abierta al menos no de ese lado, masajeo mi boca con la lengua y la paso por mis labios estan secos y quebrados.

El hormigueo de sus piernas dormidas ya es casi insoportable y dejó de sentir sus muslos hace ya mucho, se aferra a su arma como un bebe a su madre, es lo único que le queda, pero comprende que si no se mueve de allí pronto, morirá. Tiene que buscar comida y agua, la vista ya se le nubla y el miedo a dormirse y dejar que abran la puerta, la mantiene lo suficiente lúcida y paranoica para saber donde disparar, su estómago suelta un gruñido intenso junto al sonido de sus tripas como si de burbujas se tratara reventándose una tras otra.

Esta decidida a levantarse, suelta un momento el arma, observando que nada malo sucedía. Aun le falta despegar la fuerza que hace con sus talones para que la puerta no se abra, le parece eterno el tratar de mover sus piernas, le hormiguean y tiemblan cuando intenta levantarse como si fuera la primera vez que intenta caminar.
Cuando por fin logra colocarse de pie, aun tiene la mano afirmando la puerta cuando se decide a despegarla, se le queda mirando como si en algun momento esas cosas entrarán y la engulliran hasta dejar solo sus huesos. Analiza la bodega en la que esta con la mirada, es un bunker, asi que da por hecho que tiene que haber comida. Recorre todo el bunker antes de encontrar, lo que parece ser el botiquin de supervivencia, lo arrastra hasta la puerta para volver a la misma posición en la que estaba, esta vez estirando cada hueso y cada musculo que tiene su adolorido cuerpo, abre el botiquin descuidadamente y encuentra un bolso con medicamentos y primeros auxilios, tres latas de atún, ocho paquetes de galletas rancias y dos botellas grandes de agua, que era mejor que nada.

Toma una galleta decidiendo en cuanto comería otra vez y no tener que salir de allí en un tiempo, la chica vuelve a su posición,  come lentamente para no vomitar todo lo que esta ingiriendo, no sabe cuantos dias ha estado sin dormir pero luego de comer parece que no lo hubiera hecho en años.

Toma el arma y vuelve a su posición original apoyando su cabeza contra el arma, comenzando a dar golpes contra la misma,  el relajo hace que toda la adrenalina que la habia mantenido despierta desaparezca siendo remplazada un un mar de sueño y armonia.
Cierra los ojos por un momento y se sume en una oscuridad tan acojedora, que de inmediato habre los ojos alterada de que haya pasado mucho tiempo, vuelve a repetir el ciclo, una y otra vez, hasta que su cuerpo ya casi no da más, y terminar posando su adormilada cabeza contra el arma.
Esta tan cansada y casi semi inconciente, que ya no levanta la cabeza cuando oye la puerta abriéndose, pero ya es Tarde.

Gime con terror, como si estuviera en un sueño del que quisiera escapar, escucha sus mandibulas masticar, escucha sus asqueroso fluidos caer al piso, huele la putrefaccion.
Fue un momento fugaz, en que de un momento a otro se sintio una calma, ni un sonido, ni siquiera es capaz de escuchar su propio corazon.
el miedo no se va de ella cuando siente un aliento en la cara, y sabe que el siente su miedo, puede olerlo, ella casi puede sentir como sale por cada poro de su cuerpo.

Toca la muerte

No dejes la puertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora