Polos Opuestos (Continuación 29)

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Anais: Anoche.- suspira de nuevo.- Lo vi.- la miro incrédula. Si esto es una broma no tiene ninguna gracia.- Cuando fui a cerrar la ventana de nuestra habitación aproveché para salir a tomar aire. Al agachar la mirada vi el balcón del que esté abajo y lo vi. No se si es que la calor y el no cenar me habían afectado o es que en realidad estaba ahí pero la cosa es que lo vi. Lo vi sonriéndome con una mirada que me caló los huesos. Por eso he venido.- suspira pero con un sonido como si se tratase de un sollozo.- Tengo miedo.- inspiro el olor a mar y, en ese preciso momento, me doy cuenta de que yo también tengo miedo.

Anabel: Tranquila, no dejaré que nos haga nada.- la abrazo, la abrazo haciéndole saber que tiene todo mi apoyo y mi cariño.

Anais: No quiero perderte.- dice entre sollozos cosa que hace que mi lado sentimental salga al exterior. Le acaricio la melena mientras la consuelo.- ¿Y si te vuelve a hacer daño?. No me lo perdonaría nunca.- se abraza más fuerte como si me fuera a perder.

Anabel: No nos hará nada, ¿me has oído?.- me mira con los ojos llenos de lágrimas. Oh Anais, la bruta Anais llorando.- La próxima vez que lo veamos no apartaremos la vista. Le haremos ver que sabemos que está aquí.

Anais: ¿Pero y si no está? ¿Y si estamos locas?

Anabel: Eso es lo que él quiere que creamos. Pero no lo conseguirá. No con nosotras.- vuelve a abrazarme y yo hundo mi nariz en su pelo inspirando el aroma a coco que desprende.- Escúchame, la próxima vez le haremos una foto. He cogido la cámara y la tengo cargada. Hoy no se nos escapará.- le doy un beso en el cabello y se separa de mi.

Anais: Creo que lo mejor es que hablemos con las chicas las dos juntas.- asiento.- Y vallamos a recepción a ver con que nombre está alojado. No le digamos nada a los chicos, no quiero preocuparlos.

Anabel: De acuerdo.- la abrazo de nuevo.

Anais: Nos vemos abajo, en el desayuno.- sorbe la nariz con un gesto poco femenino.

Anabel: Adiós.- digo una vez que estamos en la puerta y cierro. Suspiro mientras apoyo una de mis manos en la puerta. ¿Qué le hemos hecho para que nos tenga tanto asco?

Niall: ¿Algún problema?.- dijo abrazándome por detrás.

Anabel: Cosas de chicas, ya sabes.- le sonreí falsamente esperando a que no se diera cuenta.- Vamos a desayunar.

Salimos de la habitación y bajamos al restaurante del hotel. Todos estaban en la puerta a punto de entrar cuando nos vieron. Solté la mano de Niall y me acerqué a mi hermana la cual miraba a todos lados buscando algo o mejor dicho a alguien.

Anabel: Si sigues mirando así a todos lados te descubrirán.- le dije al oído. Esta me miró y me abrazó fuertemente mientras soltaba algunas lágrimas.

Anais: Tengo miedo.

Anabel: Tranquila, no te pasará nada. Ahora, mientras desayunan iremos a recepción a preguntar...

Danielle: Anais, ¿qué te pasa?.- Anais levantó rápidamente la mirada y después de mirarme a mi y a Danielle unas cuantas de veces me metió un codazo.

Anabel: Se ha acordado de nuestros padres.- Anais asintió mientras sorbía los mocos con un sonido demasiado desagradable.

Danielle: Oh, querida, ahora están mejor y están cuidándote desde el cielo.- dijo abrazándola.

Louis: ¿Entramos?

Anais: Claro.- le sonrió, le dio un beso de pico y entramos.

Durante el desayuno mi hermana no paraba de mirar a todos lados mientras yo comía rápidamente el escaso desayuno que me había servido. Una vez que acabé le di una pequeña patada a mi hermana en las espinillas que hizo que me mirase. Le hice una seña con la cabeza y nos levantamos excusándonos diciendo que íbamos al baño. Corrimos hacia recepción y una vez allí esperamos a que no hubiese mucha gente. Cuando no había nadie nos acercamos al chico recepcionista con una sonrisa coqueta.

Anais: Hola.- la gata sacó sus garras.

Recepcionista: Ho...hola.- genial, lo puso nervioso.

Anais: Hay un amigo nuestro alojándose en este hotel. Anoche lo vimos en el balcón de debajo de mi habitación pero no sabíamos si se alojaba en esa habitación o era de algún otro amigo.- movió las pestañas excesivamente. Sigue así Anais.

Recepcionista: ¿Y en qué pu...puedo ayu...ayudarlas?.- tragó saliva sonoramente. Nunca pensé que el top que lleva puesto nos vendría bien algún día.

Anais: ¿Nos podría decir si es él el que se aloja ahí?.- se apoyó aún más en el mostrador haciendo que mostrara más escote. El chaval se quedó mirando donde no debía para después volver a mirar el ordenador.

Recepcionista: ¿Cu...cual es e...el núme...número de su habita...habitación?

Anais: La 62.- y de nuevo esa sonrisa coqueta que enamora a cualquiera.

Recepcionista: La habitación del piso de abajo está a nombre de Luke Clover.- apartó la mirada del ordenador para mirar de nuevo a mi hermana.- ¿E...es sufi...suficiente?

Anais: ¡Es él, es nuestro niño. Jo como lo echaba de menos!.- dijo mirándome. Yo simplemente sonreí, no soy buena mintiendo. Me dio una patada para que dijera algo.

Anabel: Podríamos darle una sorpresa.- dije haciéndome la ilusionada.

Anais: Si, en su habitación.- miró de reojo al chico el cual se sonrojó y buscó rápidamente algo entre unas cuantas tarjetas.

Recepcionista: Tome.- le dio una tarjetita igual a las nuestras.- E...es la llav...llave de la habit...habitación.

Anais: Gracias encanto.

Recepcionista: No le digan a nadie que se las he dado.

Anais: Tranquilo, precioso. Tu trabajo no corre peligro.- le dio un beso en la mejilla y se giró en sus talones para volver al restaurante conmigo.

Anabel: Guau, ¿desde cuando estás apuntada a teatro?

Anais: Aprendí haciéndole creer a Zayn que salía a estudiar.- las dos reímos.- Además todos los tíos son iguales.- suspiró.- Está aquí.

Anabel: Aja...¿te puedo comentar algo?

Anais: Me asustas.

Anabel: Puede ser lo más probable.- me miró con los ojos como platos. Cuando le diga la noticia se les saldrán.- ¿Recuerdas la pistola que papá tenía de “juguete”?.- hice comillas con los dedos.

Anais: Si, pero no entiendo a qué vienen esas comillas.

Anabel: Resulta que esa pistola la tengo yo en mi maleta y no es de juguete.- paró de caminar instantáneamente.

Anais: ¡PERO TÚ ESTÁS LOCA!

Anabel: Shh, que lo último que necesito es que nos arresten.

Anais: ¿Pero como se te a ocurrido traerte una pistola?.

Anabel: La llevo siempre conmigo.- me encogí de hombros quitándole importancia.

Anais: Bien, tendremos que llevarla cuando tú y yo vallamos a hacerle una visita.

Anabel: ¿Cómo que tú y yo?, ¿no íbamos a decírselo a las chicas?

Anais: Ya hemos conseguido lo que necesitábamos, tenemos un arma y no necesitamos poner a nadie más en peligro.- asentí.- Vallamos con los demás o sospecharán.

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