—Este es tu paprika. Guarda un poco para Lil Carlos Santana —declaró Django Maximoff, alias papá.
—¿Recuerdas controlar tu miedo y no el de los demás? —inquirió Marya Maximoff, alias mamá.
—¡Tranquilos, estoy lista! —manifesté al sostener mi almuerzo y alzando un pulgar con mi otra mano.
Es natural que los padres lloren el primer día de clases. Pero eso ocurre cuando los niños tienen 5 años. Yo, Wandy Maximoff, tengo 16 años, y hasta hoy, sólo he estudiado en la caravana gitana.
Ya sé qué están pensando...
''Don't mames, eres rara''
''¿La luz solar afecta los poros de tu piel?''
''Why eres tan rara sTAPH''
"¿Gitana? ¿Bailas igual que Shakira?"
¡Pero mi familia es totalmente normal! Exepto por el hecho de que mis padres venden muñecos vudú de segunda mano y hayamos vivido los últimos 12 años en Sokovia.
MI VIDA HA SIDO MARAVILLOSA.
Sin embargo, mamá aceptó un cargo en el mercado negro de Nueva York. Así que, adiós Sokovia y hola high school.
—¡CUIDADO! —gritaron mis padres desde el otro lado de la calle.
Ah sí, olvidé mencionar que aquel imbécil supersónico que casi me atropella con sus pies es mi gemelo Pietro. Él tiene el metabolismo acelerado y homeostasis térmica mejorada.
Yo, por mi parte, manejo las conexiones neuroeléctricas, la telequinesis y la manipulación mental.