Sentía la adrenalina fluir por sus venas con violencia. Su corazón latía como un martillo golpeando contra sus costillas. El aliento que escapó de sus labios era helado. Allí aprisionada contra la pared temió por su futuro incierto. Miles de pensamientos volaron en su cerebro a toda velocidad. ¿Iba a matarla? ¿Acaso la criatura frente a ella iba a hacerle daño? El ángel de bata blanca que la había cuidado en el momento más nefasto de su vida. ¿Era un demonio? ¿Una especie de vampiro?
Los ojos escarlatas inyectados en sangre la dejaron unos momentos aturdida. El profundo deseo brillaba con malicia en esa mirada carmesí. Y por alguna extraña razón que su mente no lograba comprender. Le pareció sumamente hermoso aquel color. Afilados colmillos extendidos como piezas de mármol. Su cuerpo, cada fibra de él esculpida para el pecado. Su piel parecía de marfil, inmaculada y estéril. Los finos músculos se contraían en cada acción que realizaba. Eran tan inhumano, tan diferente a ella. ¿Cómo no lo había notado antes? ¿Qué clase de velo había estado cubriendo sus ojos para no notarlo?
Quiso creer que al final había alguna persona en la que todavía pudiera confiar. Sus ojos picaban con lágrimas no derramadas. Había luchado tanto por estar viva. Tanto por volver a recuperarse. Estaba tan destrozada. Todas las personas en su vida parecían querer jugarle una mala pasada. ¿Cuál era su culpa siquiera? ¿Acaso era una broma cruel del destino? Su corazón yacía despedazado a sus pies. Al parecer aún le quedaban más lágrimas por derramar. Su pena era tan profunda como un abismo. ¿Para qué peleaba realmente tan duro? No tenía nada, no tenía a nadie. No podía descansar en ningún lugar. Sus pensamientos se tornaban cada vez más y más oscuros. Estaba pisando un terreno peligroso. Quizás sin retorno. Inspiró profundamente mirándolo dolida.
- ¿Acaso vas a matarme? – las palabras le dolieron aún más cuando fueron pronunciadas en voz alta, el aplomo de su mirada dejó a Peter desarmado.
- Jamás te haría daño, perdón por asustarte, pero, si no me veías de este modo no me hubieras creído. – La desesperación en su voz era sincera, lo que le causó una punzada de dolor en su pecho.
- Lo siento, siento juzgarte Peter, habrás tenido tus razones para no haberme dicho antes. – Él lanzó un suave suspiro y de un movimiento fluido la levantó en sus brazos como si fuera una princesa, la condujo con cuidado al interior de su habitación y la depositó en su cama delicadeza, el corazón de Fayry se había saltado dos latidos y sus mejillas se habían teñido de un profundo color borgoña, Peter se separó a una distancia prudente de ella, dándole su espacio.
- No quería que vivieras en la ignorancia, tenías que saber lo que soy al estar conviviendo bajo el mismo techo que yo. – las piezas del rompecabezas de pronto se juntaron en su cabeza.
- Sabías que te estaba viendo. – esa había sido una afirmación, a la cual el vampiro no dudó en asentir.
- Lo sabía, puedo olerte a un kilómetro a distancia, tu sangre canta para mí. – Fayry procesó sus palabras mirándolo fijamente.
- Eso significa que eres una especie de ¿Vampiro? ¿Cómo es eso de que mi sangre canta para ti? ¿Acaso quieres morderme? – Peter se quedó mudo y se acercó tanto a ella que violaba completamente su espacio personal, su presencia de pronto lo llenaba todo ¿Cómo no lo había notado antes?
- Si, lo soy, si te lo negara estaría mintiendo, quiero morder cada centímetro de tu cuerpo Fayry, no tienes ni una remota idea y puede que suene espeluznante viniendo de una criatura como yo pero, realmente quiero hacerlo, morderte y lamer tus heridas, claro, no voy a forzarte, nunca lo haría pero, hueles tan bien, tu sangre me canta para que la tome y ya sabes que estoy jodidamente loco por ti, detrás de estas capas de inmortalidad, aún sigo siendo un hombre y no sabes lo difícil que es para mí tenerte en mi cama y no hacer lo que todos mis instintos me gritan hacerte.
Cuando Peter extendió sus dedos y peinó su mejilla con la punta de estos un escalofrío la recorrió. Solo era una caricia, pero, ella ya lo asociaba con miles de leyendas y fábulas antiguas. Piel extremadamente pálida, como de mármol, helada como el invierno. Ojos rojos, inyectados en sangre. Dieta a base de sangre, seguramente humana. Los ojos de Peter volvieron lentamente a su color jade espejado. Sus colmillos perdieron terreno hasta quedar ocultos bajo su fachada perfecta. Ella se sintió diminuta. Como si con un solo movimiento él podría hacerla polvo. Evitó cualquier movimiento brusco como quien trata con un animal peligroso. Y probablemente era el ser más letal que hubiera conocido, pero, sin embargo. Al contemplar en esa profunda mirada esmeralda, supo que no iba a lastimarla. De pronto se sintió ridícula al haber dudado de él.
¿Por qué iba a querer lastimarla ahora? Peter era Peter. Humano o no, seguía siendo él. El hombre dulce y tierno que la sostuvo en su momento más oscuro. El que estaba temblando esperando su veredicto. El hombre que la deseaba y no dudaba en demostrárselo. Cayó en cuenta de sus palabras y sus mejillas se tornaron de un furioso carmesí. Peter la amaba y a ella le gustaría tanto corresponder los sentimientos de ese hermoso ser.
- Yo... - El inmortal le regaló una sonrisa lastimera y selló sus palabras con un beso delicado en su frente.
- Lo se Fayry, no te fuerces a quererme, mi amor alcanza para los dos, no me rechaces tan rápido. – la joven sonrió a su pesar, si, él seguía siendo el mismo, desnudando su alma ante él.
- Peter, ojalá me hubiera enamorado de ti, humano o no, marciano, mujer, hombre, eres la persona más increíble que he conocido en la vida y me siento honrada con tus sentimientos hacía mí. – el inmortal sonrió con un deseo irrefrenable de ponerse a llorar, acarició su mejilla con delicadeza.
- ¿Cómo haces para enamorarme una y otra vez Fayry?
Matt tenía la cabeza apoyada en el regazo de su abuela. La amorosa mujer pasaba los dedos por su desordenada melena con suavidad. El corazón del joven moreno estaba quebrado en mil pedazos. La dulce anciana no dudó en empezar a tararear una suave nana para el joven.
- Abuelita... Lo siento tanto, quería tanto presentarte a la mujer de mi vida, pero, la estoy perdiendo por idiota, de hecho, la perdí y no sé cómo recuperarla ¿Qué hago? Me abrí a ella, le ofrecí mi corazón, pero, es como si fuera demasiado tarde, como si mis palabras no le llegaran. – Las lágrimas volvieron a picar en sus ojos y los apretó con fuerza para impedir el aluvión de llanto que lo golpeaba.
- Mi niño, el amor se demuestra con acciones, no con palabras, las palabras se las lleva el viento, puedes prometer el cielo y las estrellas, pero, si no lo demuestras no vale la pena ¿la amas? Pues pelea, es fácil bajar los brazos cuando las cosas están mal, lo difícil es quedarse, aunque tengas el viento en contra. – Matt absorbió las palabras de su tierna abuela como si fuera una esponja, ella tenía razón, de pronto una idea invadió su cerebro, besó sus manos con suavidad.
- ¿Cómo puedes ser tan sabia? – La tierna mujer extendió una de sus manos y acarició su mejilla secando sus lágrimas.
- Los años no vienen solos mi hijo, ahora ve y pelea por mí nieta, quiero conocer a mis bisnietos. – Matt asintió con la cabeza, girando un poco su rostro para besar su palma, tenía toda la razón del mundo, iba a pelear por ella...
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Hola gente Bella! este capi me costo, lo admito, tenía como 3 versiones distintas, tuve un bloqueo de emociones, nada grave pero, no me encontraba a mi misma y no me gusta entregarles un producto frío, ahora si, ya esta, espero y lo disfruten, gracias por leerme y comentarme, las adoro, como siempre gracias a mi adorable amiga Katita por su paciencia infinita en corregir mis desastres, ahora si, sin mas preámbulos que lo disfruten.
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Don't Remember
أدب الهواةLas cosas iban de mal en peor, la ultima palabra que escucho de su amada antes de cerrar la puerta fue, si te vas, no esperes que este aquí para ti. Claro el joven Matt Ortega jamás se imagino que esas palabras iban a ser las que sellaran su destin...