Tenko Shimura.

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Aquel niño al cual acababa de conocer, era su nieto. Su labio comenzó a temblar al intentar contener sus ganas de llorar, pero no era un llanto de tristeza, no, era un llanto de emoción que luchaba por manifestarse en el rostro de la mujer.

- P-Puedo preguntar donde estar tus padres? –Al ver al pequeño en aquellas condiciones, solo, abandonado y herido temía que haya ocurrido lo peor... y Tenko lo terminar por confirmar.

- Murieron, señorita.... Tuvimos un accidente y lo último que recuerdo son sus cuerpos... No se movían. –El niño rompió el llanto y Nana lo abrazo con fuerza con el objetivo de consolarlo... La mujer estaba también destrozada por dentro. No solo había perdido ya a su marido, sino también a su hijo... Todo, había perdido todo lo que alguna vez atesoró tanto.

Ella sabía que en ese momento debía mostrarle una sonrisa al menor, tenía que ser fuerte por ambos... Darle esa hermosa sonrisa suya que transmitía confianza pero... ¿Cómo hacerlo con un corazón roto? Francamente se le hizo imposible... y es por eso mismo que no soltó a Tenko ni por un momento. Todo para que el no viera el rostro lloroso de Nana.

- Tenko-kun... Vamos. Te llevare a mi hogar. Necesitas descansar, yo te voy a dar un baño, ropa nueva y mañana cuando te recuperes iremos denunciar este caso con la policía... Y si tú lo deseas podrás quedarte conmigo, ¿sí?

El pequeño de cabello celeste solo asintió ante aquellas órdenes. Lo mejor para el era estar con su familia pero acababan de fallecer y ya no eran una opción. Nana parecía una buena mujer... Seguro que su madre la hubiera aceptado como tutora.


Antes de comenzar a caminar para su casa, la mujer del cabello azabache le dio un poco de agua y tapó a Tenko con su capa... De esta manera el no tendría frio y podría descansar un rato en sus brazos.

- ¡Ah! –El pequeño cerró sus manos con fuerza repentinamente.

- ¿Tenko-kun?

- Lo siento... Pero yo... Debo tener mis manos cerradas o podría hacerte daño con mi quirk...

- ¿Puedo preguntar en qué consiste? –Su mirada se torno a una profunda preocupación.

Convierto en polvo lo que toco... lo desintegro, decíapapi...

Nuestra uniónWhere stories live. Discover now