Solo me arrepiento de una cosa en la vida.
Jamás fui capaz de admitirlo, aun hoy cuando la veo, me recorre un cosquilleo por la espalda que termina por estremecerme cuando apenas me roza la nuca.
No he sido nunca de callarme cosas pero me daba miedo perderla, era mi amiga, siempre lo ha sido. A veces se me iba un poco el sentimiento de las manos y jugaba con ella medio en serio, medio en broma, la cogía de la mano, la besaba en la frente, la abrazaba o le decía al oído que la quería.
Se me hace raro pensar que no se diera cuenta entonces.
Ella era una chiquilla extraña, estaba, y sigue estando un poco loca, creyendo en cuentos de hadas y en que hay un mundo perdido que escondemos en el fondo de lo que intentamos recordar. La mayoría de las veces iba despeinada, siempre en deportivas y vaqueros, pero no tenía nada que envidiar a las modelos más famosas, a mis ojos al menos.
Teníamos todo en común, incluso no necesitábamos hablar para entendernos, terminábamos de una u otra forma el final de las frases del otro y nos divertíamos con cualquier tontería.
Pero yo tenía novia y ella, que poco antes rompió con un imbécil que no hacía más que hablar de él. Nunca sabrá las veces que besé a mi chica pensando que la besaba a ella.
Ahora me pregunto todas las noches por qué no le diría la verdad.
"Lo mejor que te puede pasar en la vida es amar y ser correspondido", pero, ¿cuántos mejores amigos habrá en el mundo que se aman en silencio?
