Capítulo 12

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—Vamos despierta dormilona.

Las cortinas se abrieron repentinamente lastimando los ojos de Mikoto que se tapó el rostro con la almohada. Kushina abrió las ventanas y dejó entrar el aire.

—¿Qué hora es?

—Son las seis de la mañana—Anunció una Kushina alegre y enérgica.

—¿Estás loca?, ¿Qué te pasa?, déjame dormir o te juro que olvidaré que eres mi prima.

Mikoto intentó meterse bajo las sábanas pero Kushina se las arrancó de la cama y comenzó a tirar de ella para que se levantara, el humor de Mikoto comenzó a alterarse y a llegar al punto máximo de paciencia, de un tirón se soltó de su prima y mientras buscaba algo con lo que golpearla reparó en que Kushina vestía traje de baño.

—¿Por qué demonios tienes puesto un bañador?

—Porque iremos a pasar el día en el río.

—¿Iremos? Me suena a multitud—La idea no le agradó a Mikoto en lo más mínimo, todavía tenía en la cabeza las escenas de la noche anterior con el tipo ebrio, las salidas de Kushina siempre estaban rodeadas de alguna catástrofe.

—Por favor acompáñame, te lo suplico y te juro que haré lo que quieras.

—¿Y por qué quieres que vaya? Ya eres bastante grandecita para ir a donde te plazca sola.

—No quiero ir sola porque me da vergüenza...la salida será con el chico que conocí ayer en la disco, será sólo como amigos pero estoy algo nerviosa. Si vieras lo atractivo que es no lo creerías.

Mikoto suspiró pesadamente porque su prima no se rendía jamás, comenzó a sentir enojo hacia ella, hasta parecía que Kushina no sentía culpa de que casi abusaran de ella la noche anterior.

—Escucha, cada vez que salgo contigo algo malo me sucede, supongo que recuerdas lo que pasó anoche—Los ojos de Kushina se entristecieron a la mención del suceso— es que no sé, parece que no te atormentan las cosas que me suceden por ayudarte, ¿acaso no sientes ni un poco de culpa? Te lo diré una sola vez y no lo repetiré, no pienso salir de casa hoy digas lo que digas.

Kushina no respondió, sólo se sentó en el suelo de la habitación con las sábanas arrugadas entre los brazos y su rostro se llenó de tristeza.

—Está bien Mikoto lo entiendo, perdóname por ser tan insensible, sé que a veces hago las cosas sin pensar y por mi culpa has sufrido, prometo no pedirte más favores de ahora en adelante—Dos gruesas lágrimas cayeron del rostro de Kushina.

—¿Y por qué lloras ahora?—Mikoto la observó desconcertada.

—Bueno porque...creo que no iré a ver al chico de anoche, realmente me gusta y creo que siente lo mismo por mí, hubo un momento en el que me hizo sentir muchas cosas con solo mirarme pero no me animo a ir sola...

Mikoto se frotó las sienes, conocía las tretas de su prima y sabía que era una táctica para convencerla, Kushina estaba apelando a su fibra sentimental. Mikoto sabía que si lo deseaba tenía todos los argumentos del mundo para no ir al río pero en contra de su voluntad le vinieron a la mente los recuerdos de ella y Fugaku en el prado años atrás y los sentimientos que habían experimentado con sólo una mirada...no podía negarle esa experiencia a Kushina, además quería saber si el chico que había conocido en la disco era de fiar y no uno de esos idiotas que le ofrecieron tragos la noche anterior.

—Está bien...sal de mi habitación que quiero cambiarme de ropa.

Kushina la miró como si estuviera en frente de una divinidad, se acercó gateando desde el suelo y comenzó a besar las manos de Mikoto en señal de adoración. Mikoto no pudo evitar reír ante las estupideces de su prima.

Amor...LOCO amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora