Misión 01

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No puedo permitir esta realidad que estoy viviendo, por más que esté frente a mi y nos miremos con odio debo detenerlo. Mi corazón me está gritando que lo haga sin embargo lo dudo por un segundo, mi cuerpo no se mueve y lo estoy aceptando.

¿En verdad quiero perderlo para siempre? Si cae por ahí no volverá jamás.

Corro hacia él pero veo a Yamato en frente de mi impidiéndome avanzar.

—Déjame y vete de aquí. La puerta se cerrará pronto. Yo me quedaré, este lugar era el hogar de nuestro padre.

Vergil se inclina hacia atrás y mirándome directo a los ojos hace un corte en mi mano.

No lo permitiré, no te dejaré solo esta vez.

—¡Vergil!—Exclamo inconscientemente mientras me arrastro por el suelo tomando su mano justo a tiempo.

—¡Suéltame Dante!—Dice con seriedad.

—¡No lo haré, maldito egoísta!—Con todas mis fuerzas levanto su brazo y lo hago volver al suelo que estoy pisando.

Su cuerpo cae quedando inconsistente frente a mi.
No debí ser tan violento pero estaba desesperado.

Todo el lugar tiembla y caen escombros por todos lados.
Tomos las espadas, las pongo en mi espalda y cargo en mis brazos a Vergil.

—Espero que logremos salir o todo esto será en vano.

~•~

Noto a la chica mirando al cielo delante de mí. Al escucharme se voltea y algo sorprendida me mira.

—Vaya lío—Suspiro agotado.

—Lograste salvarlo—Dice mirándolo en mis brazos.

—Si, supongo que era lo mínimo que podía hacer siendo su hermano—Suspiro otra vez—Mis brazos empiezan a doler, será mejor irnos de aquí.

—¿Me la devuelves?.—Mira la bayonetta en mi espalda.

—Dame un respiro, apenas puedo caminar con él.

~•~

Finalmente Lady se separó de mi camino no sin antes darle mi dirección, cuando lo hice olvidé por completo que la mayoría del local se destruyó.
Tuve que tomar otro rumbo en busca de un lugar para pasar la noche.

Hice varias paradas en el camino para poder descansar hasta finalmente encontrar un hotel.
Es de bajo presupuesto pero es todo lo que puedo pagar con el dinero de mi bolsillo en este momento.
Al entrar el hombre de la recepción me mira extrañado.

—Está ebrio, no le preste atención—Digo mirando a Vergil quien aún sigue inconsciente—¿Nos da una habitación y después le pago?

—Sube al segundo piso a la número doscientos tres. No intentes huir por las ventanas, tengo cámaras.

—Como si quisiera correr en este momento...

Camino hacia la escalera y subo a la habitación mencionada.
Al entrar noto que solo hay una cama, junto a ella un mueble con una lámpara y una pequeña ventana con cortinas en mal estado, un sofá y una puerta que debe ser el baño.

—Supongo que me merezco todo esto—Lo dejo sobre la cama sintiendo alivio en mis brazos.

Todo mi cuerpo se siente cansado, creo que agoté toda mi energía.
El sol desapareció en el mismo momento en que pierdo la consciencia en el sofá.

~•~

Un rayo de sol llega directo a mi cara despertándome. Las estúpida cortinas no sirven de nada.
Miro a mi alrededor desorientado.
Ahí está Vergil, aún dormido al parecer.
Me quedo mirándolo fijamente como si pudiera despertarlo de esa manera.
Comienza a moverse y acomodarse hasta que finalmente abre sus ojos.
Hace un gesto de dolor y pone su mano sobre su cabeza. Se sienta en la cama y mira sus manos. No luce enfadado, más bien tiene una mirada que creo haber visto antes, tiene el rostro lleno de frustración, como cuando éramos niños y perdía una discusión, igual a un niño regañado.

—Pensé que te quedarías inconsciente más tiempo, es una lastima—Digo colocando mis brazos detrás de mí nuca.

—¿Por que lo hiciste?—Pregunta con voz raspoza y tono enfado.

—¿Que querías que hiciera?—Lo miro fijamente—Has estado escapando todos estos años, no podía permitirte seguir así.

Vergil guarda silencio. Parece pensativo.
Toma el collar de su cuello y lo mira con tristeza. Es imposible no recordar a mamá teniéndolo con nosotros, supongo que esa era la idea.
Me pregunto qué haría ella en este momento.

Vergil se levanta y con su típica postura de seguridad arregla su ropa y acomoda su cabello como si nada estuviera pasando.

—¿Donde piensas irte?—Me siento en el sofá observando todos sus movimientos.

—No es asunto tuyo—Responde tomando a Yamato.

—Lamento decirte que si es asunto mío, no puedo dejar que vuelvas a intentar destruir la otra mitad de la ciudad que logró quedar en pie.

—Ahora que crees comprender tus orígenes piensas que lo sabes todo—Se dirige a la salida y abre la puerta sin mirarme—Pero en realidad no sabes nada, Dante.

Cierra la puerta dejándome solo aquí.

¿Que se supone que haga? Siempre se va sin decir nada. Es muy egoísta. Supongo que lo que haga de ahora en adelante no es mi problema.

Eso quisiera pensar de verdad. Quisiera ser tan indiferente como él alguna vez.

~~~♦~~~

La misma sangre/ Devil May Cry🗡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora