Tener miedo no es bonito, y mucho menos tener miedo de tu propio padre, en estos momentos está golpeando la puerta furioso, cerré con seguro para que no pudiera entrar, pero mi mamá, ¡mierda! mi mama, salió de la cocina para tranquilizarlo, pero ahora no escucho a mi papá, la escucho a ella , gritar, le debe tener en el piso, le debe estar pegando, es un viejo maricon, yo siempre le digo a mi mamá que se separe pero siempre me responde con la misma típica frase: "Tu eres muy joven, no entiendes lo que en realidad pasa", yo si entiendo, este viejo maldito no te quiere.
Cuando ya todo era un silencio, me pare, fui a la puerta, la abrí muy poco, el pasillo estaba vacío, salí, pasé por la cocina, fui a la pieza de mis papas, fui al living y no había nadie, la casa estaba completamente desocupada.
Me senté en un sillón, puse los pies sobre la mesa de centro, estoy en un estado de relajación enorme, respiro tranquilamente, me sobo la "pancita", siento que mi polera esta mojada, pero por inercia me paro y me dirijo a la cocina a buscar un paño, el paño me seca pero queda rojo... ¿Por qué? , mi polera también esta roja, estoy sangrando!.
-¡MAMÁ! ¡PAPÁ!- Gritaba desesperado, pero la casa estaba desocupada.