Capítulo 3

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- ¡¿Casi chocas mi auto?!.

- Shuuu. No grites. No fue mi culpa, esa chiquilla se metió. Salió de la nada. - Dije arrugando mis cejas al recordar.

- Así dicen...- Le interrumpi

- No le pasó nada al auto. Revísalo. - Rodé los ojos. - Esta igual.

- Esta bien. Te creo, pero joder. Ese auto es mi tesoro.

- ¿Y el Mercedes?- Pregunté riendo

- El amor de mi vida. - Alex me guiña el ojo y ríe. - Entonces, ¿Estaba buena?.

- ¿Quién?

- La chica. - Dijo obvio. - ¿Estaba buena?

- Y tan hermosa que me dolió.- Alex alzó una ceja. - Pero es una niñata.

- ¿Es menor de edad?. - Mi amigo preguntó asustado.

- No sé. No creo, se ve como de 19.

- Sabes cómo son las chicas millonarias a esa edad. Se creen unas divas, que no hay nadie mejor en el mundo. Que nadie puede mirarlas.

- Yo creo que a toda edad.

- La única chica que yo recuerde que nunca fue así, es Abbie.

- Abbie siempre fue sencilla y siempre lo será.

- Sí, la extraño. - Mi amigo hizo un puchero. - Que bellos tiempos cuando todos estabamos juntos.

- Aún no entiendo cómo fué que ustedes me aceptaron tal y como soy.

- Porque no eras interesado como los demás. Todos nos quería por nuestro dinero, en cambio tú, siempre fuiste todo lo

contrario. No te interesábamos por el dinero que nuestros padres tenían sino por quienes eramos. A tal punto que cuándo salíamos por helado no te gustaba que te pagáramos el tuyo. - Reí recordando. - Y por eso nos agradaste.

- Y desde ese momento hemos sido nosotros.

- Por siempre hermano. - Alex hizo una mueca. - Odio cuando nos ponemos sentimentales. Parecemos par de gays.- Reí fuertemente. - Vámonos, debemos ir a comprarte un traje.

- ¿En serio debo ir en traje?.

- Sí, no permitiré que vayas como un ridículo. - Rodé los ojos. - Vamos muévete.

***

- Yo creo que este sí. - Dije saliendo del probador. Alex me miró. - ¿Que tal?

- Lo único que voy a decir, es que estás cojible. Si fuese una chica probablemente me mojaría. Es más creo que me causaste una erección.

Solté una carcajada y me miré en el espejo. Debo admitir que no me veo mal. Traigo unos pantalones negros, muy anchos para mi gusto, una camisa azul claro, una corbata roja y el saco negro. Todo me senta bien, excepto estos pantalones, pero aún así, lo disfruto. Vuelvo al probador y me saco esta ropa. Me visto con la ropa que ya traía y me veo al espejo. Definitivamente este es el verdadero yo. Veo a Alex pagando la ropa y aunque me siento mal por permitir que gaste dinero, no me preocupo mucho. Esta idea fue suya y prácticamente me está obligando.

- Oye, la fiesta es el Viernes en la noche a las 7 pm. ¿Crees que te de tiempo? Ya sabes, sales de la Almacenadora a las 6.

- Mi segundo nombre es Flash así que tranquilo.

- Tu segundo nombre es Alfred. - Me recuerda mi amigo. Ruedo los ojos

- No tienes que recordarmelo. Odio ese nombre.

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