Olivia
El lunes en la mañana me despierto de mejor humor, a pesar de tener que ir a clases y soportar biología a primera hora con el insufrible del señor Jones. Es un imbécil de primera, y no es muy buena onda conmigo; me tiene entre los estudiantes que peor le sientan, y nada más para fastidiarme, me obliga a sentarme al frente de la clase solo para observarme con cara de desaprobación la clase completa, así que no puedo echarme en mi pupitre a dormir como hago en otras clases, o ver algo en mi celular, porque me echa a la dirección. Me ha enviado allí más veces de las que puedo contar, pero la directora Pratt me tiene cariño especial, así que al final solo me deja ir con advertencias que nunca cumple. Es un encanto.
Me veo en el espejo de cuerpo completo. Tengo una bonita sonrisa pintada en la cara, mi rostro ya no luce pálido, mis ojeras han desaparecido, mis labios no están partidos y mi cabello no parece un nido de avestruces, por decirlo de alguna manera. Luzco como nueva, nada comparada con el fin de semana.
Estos dos días me la he pasado comiéndome el coco por haber visto a Eric el sábado en la madrugada en el McDonald's. Verlo con Samantha, tomados del brazo, sonriéndose, tocándose... me ha partido algo que pensé que ya no tenía. Al verlos lo primero que pensé fue si estaba alucinando; si el helado o las patatas fritas tenían alguna especie de droga que me estaba haciendo ver cosas que no estaban ahí, pero con el paso de los segundos, caí en la cuenta de que estaba muy lejos de estar loca. Eran ellos, estaban ahí, y por más que hubiera querido que todo haya sido una alucinación, simplemente ocurrió lo contrario; me golpeé con la realidad.
No lograba entender por qué se encontraba con ella; en la escuela nunca están juntos, al menos no desde inicios de este año. No tenía ni idea de que seguían saliendo; pensé que luego de unos meses él se había aburrido de ella, puesto que ya no los vi el uno con el otro. Pensé que la había botado como basura, como había hecho conmigo, pero supongo Samantha es algo más que una simple chica que se tira, como lo fui yo.
Me sentí celosa, frustrada, insuficiente, y poca cosa. ¿Cómo era posible que aun Eric me hiciera sentir de esa manera? No hallaba explicación ante la manera en como reaccioné y en cómo me sentí durante estos días cuando me quedaba a solas. Me había jurado a mí misma no dejar que esos sentimientos se apoderaran de mí, pero en el segundo en que mis ojos lo vieron, todo ese esfuerzo y esa barrera en mi corazón que construí en meses se vino abajo. No fue solo el hecho de verlo a él, sino de haber sido con Samantha, la chica por la que me dejó.
Cuando terminamos a principios de enero, ellos siguieron juntos. Los vi deambulando por los pasillos, tomados de las manos, besándose, riéndose y haciendo todo tipo de cosas que él solía hacer conmigo; fue demasiado doloroso para mí. No entendía por qué estaba con ella, teniéndome a mí. No encontraba una explicación lógica a cómo pudo ocultarme que llevaba meses acostándose con ella, ¿cómo es que fui tan idiota de no darme cuenta? Y, el solo hecho de ver que seguían su relación a pesar de haberme destruido el alma y la autoestima, me estaba quemando por dentro, sabiendo todo lo que él y yo habíamos compartido y vivido juntos.
Mi estabilidad emocional se estaba quebrando de nuevo; otra vez sentía que cada día se me hacía más difícil de vivir, todo lo veía en colores oscuros y no lograba ver la luz en las cosas. Mis notas empezaron a disminuir, no paraba de llorar, no paraba de culparme por lo que él hizo, no paraba de sentirme como la persona más insignificante y pequeña del universo. Sentía que no valía nada, me deprimí tanto que no hallaba el sentido a las cosas. Estaba volviendo a mi época de infancia, donde me ponían sobrenombres crueles por cómo lucía. Recuerdo que estuve a punto de llegar a aquel punto de no retorno, que una vez lo haces ya nada puedes hacer: hecho está y hecho se queda. No podía ver nada más que no fuese el bullying que recibía todos los días, y a pesar de los esfuerzos de mis amigos, nada ayudaba. Hasta que llegó él, y me "curó," para luego hacerme pedazos.
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In the fall
Teen Fiction[...] Sabe que no los quiere en su hogar; sus propias inseguridades no le permiten darles una oportunidad, ni mucho menos a ella misma de conocer nuevas personas, pero, con el paso de los días, sus sentimientos hacia los dos chicos comienzan a cambi...