[Prólogo]

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Despertó en un lugar oscuro, frío, sin nadie a su alrededor. No sabía dónde estaba, sus ojos aún no se acostumbraban a la tenue luz que había, pero de alguna forma le resultaba familiar. Se escuchaban murmullos de fondo, lejanos, y el suelo era duro.

Todo su cuerpo le dolía, y le costó ponerse de pie, teniendo que ayudarse de una pared cercana. Se quedó mirando al frente para intentar ver algo con lo que orientarse mientras la sangre volvía a correr por sus piernas. Se sentía extraño, y no sabía qué le estaba pasando. Era como si su cuerpo hubiera estado muerto por años, y ahora quería renacer. Intentó hacer memoria, recordar algo, pero cada vez que lo hacía comenzaba a darle un fuerte dolor. Pero, un par de minutos después, un único recuerdo le vino a la mente: estaba muerto. Sabía que había muerto hace años, su cuerpo se lo estaba diciendo, y no comprendía qué hacía allí. Tal vez su sangre empezara a moverse lentamente por todo su cuerpo, pero su corazón no lo hacía.

Separó la mano del muro una vez que sintió que sus piernas podían mantenerlo en pie y quiso dar un par de pasos hacia adelante. Quería ir hacia la luz que entraba por aquel callejón, preguntarle a alguien. Porque ya había conseguido saber, al menos, dónde había ido a parar. Parecía estar en un callejón entre edificios antiguos, abandonados. Un lugar que solo las cucarachas y delincuentes se atreverían a transitar.

Los nervios y miedo a lo desconocido, a no saber lo que le estaba pasando, le hicieron apresurarse hacia la salida. Logró llegar a la calle principal pero seguía sin encontrar a nadie. Miró a su alrededor, las tiendas cerradas, las farolas encendidas, algunos coches aparcados que él no sabía exactamente de qué se trataban. La mayoría de cosas que veía le eran desconocidas y no entendía nada.

Supuso que era de madrugada ya que, aunque su cuerpo aún no sentía nada, era consciente del frío que hacía. Su respiración agitada se lo demostraba al expulsar pequeñas nubes de su boca. El vaho que desprendía era signo de la baja temperatura. Pero no notaba nada. Su cuerpo seguía muerto por fuera. Aún estaba intentando despertarse por dentro, haciendo que la sangre volviese a recorrer todo su cuerpo para poder moverse, por lo que le llevaría un tiempo regresar a lo que era antes.

La impresión que le estaba dando todo aquello le hizo tambalearse y tuvo que apoyarse de nuevo en una pared, dejándose caer esta vez hasta el suelo para poder sentarse. Abrió la boca para comprobar si podía hablar, pero sus cuerdas vocales estaban congeladas. Llevó las manos a su cuello para palparlo y lo notó mucho más rígido de lo normal. Sus extremidades seguían algo entumecidas, por lo que prefirió calmarse y dejar que su cuerpo se recuperase a su ritmo. Si eso era lo que tenía que hacer para volver a la normalidad lo haría, después de todo no tenía prisa. Cogió aire lentamente y lo expulsó de igual manera, haciendo que el vaho se expandiese algo más lejos. Echó la cabeza hacia atrás para apoyarla también en la pared y cerró los ojos. Esperó a que terminara de recuperarse, a que pudiera hacer uso de su cuerpo al 100%, y le tomó al menos una hora hasta que fue comenzando a sentir el frío. Sus memorias fueron regresando también poco a poco hasta que consiguió recordarlo todo, pero no se alegró por ello.

Una vez que ya supo quién era abrió los ojos y se levantó, esta vez sin dificultad, del suelo, y caminó hacia la carretera donde tenía más espacio con un semblante serio. Desconocía aún cómo había llegado allí, cómo había vuelto a la vida. Ni siquiera sabía el año en el que estaban o la ciudad en la que había acabado. Pero estaba seguro de una cosa: alguien lo había dejado allí por algún motivo, y pensaba averiguarlo. Después de todo un demonio no regresa a la Tierra todos los días. Desplegó sus alas negras, más grandes que su propio cuerpo, y alzó el vuelo para poder ver desde arriba la ciudad. Nada le servía de ayuda para ubicarse, y eso lo enfurecía más. Acabó en una de las azoteas de aquellos pisos viejos al ver que no merecía la pena seguir volando y se sentó en el borde, viendo a lo lejos lo que parecía ser el centro de la ciudad. Un montón de luces iluminaban el lugar, lo que dejaba aún más claro que el barrio en el que se encontraba era de pobres y seguramente estarían apunto de demolerlo todo. El demonio bajó la mirada a su ropa una vez que perdió el interés por aquella iluminación y vio al fin lo que llevaba puesto, asombrándose un poco. Le sorprendió ver que llevaba puesta la misma ropa con la que murió, ya que estaba acostumbrado a verse con un traje negro. Hacía mucho tiempo que no se veía así, y frunció el ceño al recordar de nuevo su vida anterior. Hubiese preferido quedarse con la amnesia a tener que seguir recordando su otra vida, aquella que no pudo elegir. Pero sabía muy bien que no podía huir de sus memorias. Alzó la vista otra vez hacia la gran ciudad y dejó salir un largo suspiro.

- No podía ser un pueblo, ¿verdad?

[AL FIN LA PUBLIQUÉ <3 Otro fanfic más a la lista :) De verdah paradme ya que no puedo con tanta historia xD Me costó hacer el comienzo pero wenoh, ahí lo lleváis :> ¿Qué os parece? Otra vez sale un demonio juasjuas pero tranquis que no será lo único :))) *Eva out*]

[PD: eso sí, el primer capítulo no será el sábado que viene, será más adelante xD Esto es un adelanto para que sepáis de qué va la cosa :> -huyeh-]

Mundo en CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora