Cap. 2: Propuesta desesperada
El día era perfecto: el sol no emitía sus intensos rayos y el viento no era tan fuerte.
-Sería más perfecto si mi cita es, al fin, lo que yo busco- me repetía mientras me peinaba frente al espejo.
-¿Ehhhhhh? ¿Cita? ¿Sigues con eso?- el Sr. K se asomó a la puerta que había dejado abierta.
-No deberías escuchar a escondidas- fruncí el ceño.
-Pffff.- y entró para despeinarme- Tú eres el que estaba hablando en voz alta.- A pesar de su edad, el Sr. K tenía el alma infantil.
-¡Oye!- y me arreglé unos cuantos mechones- No me molestes que tengo que salir en unos minutos.
-¿Tan rápido? Hoy toca encargarte de unos asuntos- y salió- Despistado~
-¡¡¿Ah?!!- fijé mi mirada en el almanaque colgado en la pared. El Sr. K no mentía, hoy era martes.- ¡Rayos! ¡Me voy corriendo!
Cogí el dinero de la mesa y una vez atado los cordones de mis zapatillas, corrí como si el diablo me estuviera persiguiendo. Mi destino era el supermercado. El. Sr. K con “asuntos” se refería a hacer las compras para la cena. Siempre nos dividíamos los quehaceres según los días y los martes siempre me tocaba encargarme de eso.
De pasada, compré un jugo porque llegaría corriendo, de nuevo, a mi cita. Había perdido el bus y esperar otro implicaba perder unos minutos más. No me gustaba la impuntualidad.
Entre sorbo y sorbo, respirar, correr y pensar en cómo podría ser esa chica, cruzaba los dedos para que fuese la ideal para mis diseños. Poco a poco mis pensamientos se fueron esfumando cuando me acercaba al punto de encuentro.
-Llegué a tiempo~ -dije aliviado y respiré hondo para recuperar oxígeno- A…así que hoy es… una chica del salón 2- me aseguraba leyendo nuevamente su mensaje en mi celular.
Por decirlo así, y sin que suene muy pedante, estaba acostumbrado a las confesiones cara a cara, en cartas y hasta con la intervención de terceros pero las del celular eran muy pocas. Yo no había dado mi número a nadie pero, de repente, un mensaje llegó y luego unos cuantos más.
Me senté un rato en las bancas y me puse a observar a las personas que pasaban con la esperanza, tal vez, de encontrar a mi modelo.
Cogí mi celular para tomar unas cuantas fotos y sin darme cuenta, me había entretenido veinte minutos en una búsqueda sin éxito.
-¡Ah!- y me levanté de un salto- ¿Ya habrá llegado? Puede ser que no me haya visto por andar distraído.
Giré mi cabeza por ambos lados pero ninguna persona parecía dirigirse a mí y no podía moverme de ese lugar porque no tenía ni la más remota idea de cómo era.
Comenzaba a perder la paciencia… Si hay algo que siempre he odiado, ha sido esperar aunque para lograr mi objetivo tenía que estar dispuesto a todo, incluso si se trata de esperar.
Suspiré. Pasaron tres cuartos de hora y pronto mi paciencia llegaba a su fin.
-Al parecer será la segunda vez que me plantan- me resigné y empecé a caminar de regreso a casa.
La primera vez que me plantaron fue porque una chica no paraba de hostigarme mientras esperaba y mi cita de ese día pensó que me quería burlar de ella. Nuevos rumores comenzaron que ya ni me molestaba en explicar.
-¡En fin! Podría ser que…- y mis ojos se abrieron de par en par. A lo lejos, a unos cinco metros tal vez, noté la presencia de una chica con un bonito perfil.
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You will shine to me!
Teen Fiction"Me gustas" es una palabra que Terashima Hinata siempre ha escuchado. Él es el típico chico popular que acepta todas las confesiones con una condición: tener una cita al día siguiente. Pero ninguna chica, hasta ahora, ha logrado pasar la prueba de l...