Tras ese día de relajación, y haberle contado la verdad a Aika, pasó una semana. Pasado ese tiempo, Seishi se sentía un poco mejor, y abordó la vida con un poco más de energía.
Por su parte, la chica con gafas había estado contactando algunos médicos y expertos. Le había pedido a Seishi los informes médicos y se los había enviado por correo a profesionales. Sin embargo, tras ver los análisis y pruebas, todos concluyeron de la misma manera: era algo muy extraño, pero el resultado era un progresivo degeneramiento de las funciones vitales de Seishi, resultando en que todo su organismo fallaría y colapsaría bajo su propio peso.
Sin embargo, el chico no sabía nada de eso, y había abandonado ya toda esperanza. Se había resignado a pasar sus últimos días, así que intentó aprovecharlos al máximo, dejando de lado su actitud malhumorada anterior y adoptando una más alegre, lo que puso contentas a Karui y el resto, aunque Koneko seguía igual de enfurruñada ya que seguía sin haber dulces.
Seishi estaba sumido en sus pensamientos, vagando por la academia en un raro momento de tranquilidad, cuando una escena le llamó la atención: tres chicos estaban mirando algo a través de un agujero hecho en una pared al lado de una puerta. Entre ellos, Seishi reconoció al castaño que había conocido en su primer día en la academia, Hyodou.
"¿Qué estarán haciendo?" Pensó Seishi.
Sin embargo, tras escuchar un poco de su conversación, se dio cuenta de que estaban espiando a las chicas mientras se cambiaban al volver de educación física, y que el agujero por el que miraban en realidad estaba conectado al vestuario de chicas.
Al darse cuenta de esto, Seishi esbozó una sonrisa inocente y sacó el móvil. Rápidamente, envió un mensaje a Aika, que curiosamente había estado acompañando algunos entrenamientos en el club de kendo para saciar su curiosidad.
"Kiryuu, hay tres chicos espiando por un agujero mientras os cambiáis al lado de la puerta del vestuario, por si te interesa saberlo"
Y con ese mensaje selló su destino. Tras unos breves instantes, una turba de mujeres encabezadas por una furiosa Aika armada con una espada de madera se abalanzaron sobre los tres chicos, y los golpearon hasta dejarlos irreconocibles. Luego, cuando las chicas iban a volver, Aika dijo:
- Seishi, ven un segundo, necesito tu ayuda.
Inocentemente, el chico salió de detrás de los arbustos y saludó a la chica.
- ¿Pasa algo? - preguntó Seishi.
- Si, ven dentro, necesito que me ayudes con una cosa - tras escuchar esas palabras, el chico la acompañó dentro de un sitio al que muchos chicos solo pueden soñar con ver desde lejos.
Sin duda, si los tres chicos que ahora se encontraban inconscientes vieran la escena, sin duda llorarían sangre por la frustración y la envidia.
Cuando entró al vestuario, Aika le dirigio a una esquina apartada en la que sólo había una chica cuyo silueta entera estaba tapada por una taquilla grande. Sólo entonces habló en voz muy baja.
- Necesito que me ayudes a abrochar esto, yo sola no puedo, y no quiero molestar con esto a mis amigas, es un poco vergonzoso ya que cada vez que lo hacen me tocan... - con eso, el chico se hizo una imagen buena de por qué le había pedido ayuda para abrocharse el sujetador.
Con un poco de esfuerzo, Seishi consiguió desentrañar los misterios del sujetador. Sin embargo, cuando iba a acabar su tarea, la figura detrás de la taquilla se reveló finalmente.
Los ojos de Seishi no pudo evitar posarse en una Koneko que sólo tenía puesta su ropa interior. Su figura entera quedó expuesta a su mirada, y su pelo blanco caía delicadamente desde su cabeza como una cascada hasta casi sus hombros, aún brillante ya que se había duchado hace no mucho.
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Uno Con La Naturaleza
FanficEn la secundaria Kuoh, un nuevo alumno se ha incorporado al comienzo del curso escolar en primer año. Una vez allí, entabla una profunda amistad con una compañera de clase que, curiosamente, también es la mascota de la escuela, Koneko Toujo. Todo ir...