Parte 3

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El receso termino y la vida escolar tomo su curso habitual con todos los alumnos enfilando a sus clases correspondientes, entramos a matemáticas y ya que era una de las pocas clases en las que la mesa era de tres podíamos estar juntos y ayudarnos de ser necesario, el profesor empezó su lección y todos tomaban notas mientras yo luchaba por entender lo que el hombre decía, pero por más que me esforzaba solo lograba ver sus labios moverse pero parecía que no producían sonido alguno.
Por mi mente no dejaba de circular el tema al que habíamos llegado durante el almuerzo, resulta que hacía apenas un mes me había atrevido a confesarle a mi prima la verdad sobre mi atracción hacia su compañero de trabajo y habia recibido un sermón de su parte debido a que insistía en que debía confesarle mi flechazo, sin embargo antes muerta me atrevería a decirle eso, no estaba en mi configuración el ser tan abierta respecto a mis sentimientos, aunque claro mi prima era un caso aparte...

Quizás por lástima o por querer ayudarme ella había tomado la iniciativa de mantener al tanto a mi enamorado de la situación, al enterarme me sentí tan absolutamente idiota porque bien parecía que yo la había mandado a hacer ese tipo de recados, entendía si el no me volvía a hablar o mantenía su distancia, sin embargo sin yo tener su número recibí un mensaje esa misma noche, observé la notificación solo había una palabra proveniente de un número desconocido, obvio sabía a quien pertenecía y allí solo decía: señorita...

What?! Si exacto, no sabía que responder, millones de ideas se agolparon en mi cabeza y solo quería responder de una manera casual, un qué onda pareció extrañamente bien aunque al momento en el que oprimi enviar me arrepentí; a quien rayos se le ocurría contestar su primer mensaje de la vida con un que onda?!
No recibí respuesta alguna y me quedé con la duda sobre que es lo que el chico pensaría de mi y del asunto al que lo había metido.

Al día siguiente tristemente tuve que verlo, con el alma en un hilo había preferido no aparecer en donde el trabajaba si no del otro lado, resulta que ese edificio era bastante extraño y que en algún punto de la historia había sido una enorme casa, actualmente estaba partida en dos y de un lado era una cafetería y del otro lado una pizzería.
Entre al Café a visitar a otros amigos que allí tenía, buena excusa para estar cerca y lejos al mismo tiempo de alguien, sin embargo las ganas de verlo me carcomían por dentro, el día anterior algo se me había atravesado y había pedido dinero a mi prima prestado, pero ella no tenía y le pidio a él, así que cuando la ví pasar le hable a lo lejos haciéndole señas a que se acercara, le entregué el dinero y esta lo tomo y se lo llevó a él, a los pocos minutos volvió y me lo entrego la mano diciendo: dice que se lo des tú misma.
Odiaba sentirme así, me levanté de donde estaba sentada y camine a un paso firme conteniendo el aire ligeramente para no empezar a temblar, llegue donde el de la manera más casual que logré y lo saludé, esperaba un rechazo o algo por el estilo pero el solo saludo normal y siguió con lo suyo, espere a que terminara sin poder evitar observarlo de vez en cuando a lo que el varias veces se dió cuenta aunque no dijo nada, al final cuando me arme de valor le recordé sobre mi deuda y el se rehusó a recibir el dinero, insistí por nervios pero el rechazo mi oferta, cualquier cercanía que tenía de su parte me hacía sonrojar ligeramente y odiaba eso, me sentía como una estúpida colegiala de instituto aunque luego recordé que lo era, había sido un verano extraño sin embargo en algún punto de verlo diario me había acostumbrado a su presencia y quizás el a la mía, nunca mencionó el tema del que mi prima le había hablado, sin embargo siempre que no iba a visitarlos el era quien iniciaba las conversaciones en what's, aprendimos uno del otro durante esa temporada, quizás solo un poco, quizás por encima pero si de algo estaba segura es que cada poco me gustaba más y más.
Lamentablemente el tiempo pasó y las vacaciones terminaron, entre a mi segundo año de preparatoria y ya no podía ir a visitarlo tan largo y tendido como antes...

- - -

Al... Alguien susurro en mi oído de una manera muy particular y melosa, juraría que sentí húmedo mi oído y eso me saco de mi ensoñación, parpadee varias veces recordando en dónde estaba y gire la cabeza ligeramente buscando la procedencia de la voz, Cass nuevamente estaba ahí asegurándome ser el culpable mientras veía hacia abajo, me toque instintivamente la oreja descubriendo que algo si la había humedecido y apostaba que había sido su lengua, todos tenían la vista en sus libretas tratando de resolver algo y yo era la única con la cabeza alzada sin escribir nada, el profesor lo noto y alzó la vista del libro que tenía ahora en la mano y parecía estar leyendo.

Alguna duda señorita? - Pregunto haciendo que todos volteran a ver quien no había entendido quizás esperando a que volviera a explicar lo que sea que había escrito en el pizarrón que parecía no tener pies ni cabeza, negué con la cabeza sonriendo tímidamente esperando dejara pasar la pregunta como si nada cosa que hizo en teoría - entonces empiece con eso sí no quiere quedarse aqui hasta las 4 - aclaro mientras volvía a lo que hacía -

Agache la mirada a mi libreta que en lugar de tener a medias la lección incluía también una A en una orilla, Cass la vio de reojo y siguió con lo suyo sin prestarme más atención, ojalá no hubiese visto eso, ni siquiera me di cuenta en que momento hice eso, suspire y cerré los ojos tratando de concentrarme en lo que estábamos, lo admito, deseaba fuerte y egoístamente que se compadeciera de mi y me pasará sus apuntes para poder irnos.

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