Martes 29 de Mayo
Llegando del colegio hablé toda la tarde con Gabriel, le comenté que tenía que ir a mis clases de francés porque tenía exposición pero, que no me parecía lógico ir así que iria un rato al Británico (instituto de inglés) para llevarle algo a una amiga y de ahí me pasaría al Peruano gelato por un helado y que me quedaría ahí.
- Pero, ¿ a qué hora estarás ahí?
- No lo sé, tipo a las 6 supongo, me tengo que ir ya, hablamos cuando regrese, adios.
Fui al Británico recogí a mi amiga y me acompañó hasta El Peruano.
- No creo que él venga, vamos es imposible.
- Quien sabe Fernanda, tal vez aparezca porque te preguntó hasta la hora.
- No me hagas cuentos en la cabeza, ya me voy, adios.
- Adios.
Entré pedí sólo un helado de una bola, llevé una novela que ya había leído 'La segunda amante del Rey' de Alonso Cueto, muy buena la historia para ser sincera; no aguantaba el ver a las personas que entraba, él no va a a venir, me decía constantemente.
- Oye, ¿el no es Matias?
- Sí, sí es.
-Parece.
- Sí, es Mati.
Matias entró al café y las chicas que trabajan ' ¡Matias! ' todas felices, yo miré de reojo mas no alcé la mirada, estaba ''concentrada'' en mi libro; él se pidió un café, mientras que lo hacían, se puso a platicar con las chicas, comentandoles algo del banco, tarjetas, alquiler, cosas de mayores. Se sentó atras mio pero yo, seguía en mi libro de ahí, se cambió y se sento al frente mi pero, en la otra mesa, mi miraba y lo notaba pero yo me hacía la loca. Pasaron unos minutos y decidí verlo, me hice la sorprendida, guardé mi libro, me paré y me acerqué a él.
- Hola.
- Que sorpresa.
- ¿Para dónde vas?
- Por ahí a caminar, ¿ y tú?
- También, ¿ te puedo acompañar?
- Claro.
Salí del lugar mientras él se despedía de sus amigas, me dio el alcance y nos perdimos por el distrito.
- ¿ Y tú en serio tienes 18?
- Sí (Sacó su documento de identidad) Ya ves.
- Bueno ya, te creo.
Me mostró fotos de su familia, me platicó que era venezolano que trabajó en tal lugar, luego en otro y finalmente está allí.
- Tenías que ir a tus clases hoy.
- No, porque no tenía sentido que vaya.
-Pero, tenías que ir.
-Bueno sí pero te explico.
Le expliqué mis razones y me entendió se podría decir, llegamos a una esquina de un parque y le pregunté si me podría prestar su celular para mandar un mensaje a lo que aceptó; como no podía escribir bien le pedí que el mande un mensaje y que le escriba a mi mamá que estaba con Neila tomando helado en El Peruano. Se quedó mirandome perplejamente.
- ¿Qué?
- Nada, ¿no te puedo mirar?
-Miras mucho.
- Es que eres hermosa.
Era un caballero hasta allí, nos sentamos en la plaza central del distrito, preguntandonos nuestros gusto y 'x' cosas para conocernos, al tenerlo tan cerca quería besarlo pero no lo iba a hacer ya que pensaría que soy una lanzada, nos mirabamos en silencio, no tengo ni idea de lo que pasaba por su cabeza pero por la mia decía lo lindo que era, no tenía las cejas gruesas pero, igual se veía bien, sus pestañas eras la envidia de toda chica, de mi en primer lugar, ojos verde olivo a la noche, recien afeitado, ningún grano ni cicatriz. Teniendolo a unos centimetros confirmé que era el estereotipo de chico que me gusta sólo que, en una versión más delgada.
- Así que cocinas.
- Soy un experto, también sé comida japonesa.
- Y sabes bailar.
- Salsa, merengue me gustan.
- ¿ No cantas?
- ¿Saberse las letras de las canciones cuenta?
- No -riendome- tener buena voz.
- Pues no, me gusta cantar pero, canto feo.
Nos pusimos a caminar rumbo a mi casa, el haciendo bromas de mi altura ya que mido 155cm y él tipo 175cm, hablabamos de cada tontera sin dejar de mirarnos, tenía ganas de besarlo y él a mi, yo lo sé pero, ninguno se atrevia. Estabamos literalmente a una cuadra de mi casa cuando cruzamos la pista:
- Mis manos están heladísimas.
-Oye sí (le dije tocandola)
En eso que llegamos a la otra cuadra, me dio una vuelta ya que me tenía agarrada de la mano de tal manera que nos juntamos y nuestros rostros estabas a cinco centímetros, fueron los segundos más lindo de toda la noche, el mirarnos fijamente los ojos y los labios, acercandonos lentamente uno al otro, olvidando todo a nuestro al rededor hasta que finalmente unimos nuestros labios en un largo y dulce beso, el abrazandome por la cintura y yo tocando su cuello y sus brazos con mis manos, pasandolos lentamente al ritmo del beso; terminó, me lo quedé mirando y simplemente sonreíamos, nos agarramos de la mano y nos fuimos para mi casa.
- En este edificio vivo.
Pude notar que la puerta de mi departamento estaba abierta, ya que vivo en el primero piso.
- Entonces aquí me despido.
-Sí.
Nos acercamos y nos volvimos a besar con la mismas ganas que hace unos minutos pero, no tan largo ya que tenía miedo a que aparezca mis padres, me despedí y entré a casa.
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Una historia muy hermosa...para ser tan corta
Teen FictionCuando crees conocer al amor de adolescencia que tanto esperabas, de la manera no tan común y a las finales todo se va al carajo