Efecto Mariposa - OT 2017 - @beyourlaugh & @MunayGirl23

XV

Amaia había ido a visitar a las chicas, y así preguntarle a Aitana sobre noticias de Alba y los demás. No había ninguna.

-Hace dos días que hable con ellos Amaia. Estoy preocupada, ¿y si les ha pasado algo?

-Ay Aiti no te preocupes, seguro y no es nada. Pronto sabremos algo.

-Si amiga, ya sabes lo enigmático que es siempre tu padre.-Dijo Mireya poniendo un brazo sobre Aitana.-Quizás nuestro tiempo aquí ha terminado, y buscan la forma de hacérnoslo saber.

Los rostros de Amaia y Aitana cambiaron en ese instante. Aitana entendió la expresión de Amaia, aunque la chica luego se lo negase, pero le había contado lo sucedido con Alfred. Conocía a su amiga, y sabía que no querría irse. En realidad, Amaia no era la única que no quería que su tiempo allí llegara a su fin.

Horas más tarde, Amaia se fue. Las chicas insistieron en que se quedara a comer con ellas, pero se negó. Las comidas en casa de Alfredo eran reuniones sagradas, en las que ella, al ser parte "por ahora" de la familia, debía asistir, al igual que lo hacía Alfred.

Aitana estaba acostando a Arya a dormir la siesta, cuando un leve golpeo en la habitación la alarmó.

-¿Se puede?

Un sonriente Cepeda apareció dejando a la chica desconcertada.

-¿Cepeda? ¿Qué haces aquí?

-Me ha mandado mi tío. Al parecer quiere hablar contigo.

La cara de Aitana fue de miedo absoluto.

-No me preguntes de que porque no lo sé. Aunque será alguna tontería, ni te preocupes.

Y por un instante, su preocupación desapareció al ver la sonrisa en el rostro del chico.

-¿Puedes acompañarme ahora o estás ocupada?

-Puedo, si. Si lo dices por Arya no te preocupes. Hablaré con Vicente.

-Aitana, sé que no debo meterme donde no me llaman pero, ¿tienes algo con él?

-¿Con Vicente? Que va, somos amigos, pero ya está.-Aitana estaba confusa ante la repentina pregunta que le había hecho.- ¿Por qué lo dices?

-Oh no, por nada- Y sonrió. Entonces, todo se olvidó.

Casa del general Alfredo, centro de Hundai.

-Amaia hija, cuando terminemos de comer, necesito que vayas hacia la sede.

-Claro Alfredo, ¿puedo preguntar para qué?

-Allí te informarán mejor. Alfred, tú la acompañarás, ¿vale?

Alfred asintió encantado y por debajo de la mesa, colocó su mano sobre la rodilla de la chica, quien al sentir el contacto, dio un pequeño brinco de la impresión.

-Sin problema papá.

Un rato después ambos se dirigían hacia la sede.

-¿Te apetece hacer algo esta noche?- Amaia se sorprendió ante la iniciativa del joven.

-¿Algo como qué?

-Quiero enseñarte algo.

-¿Nueva obra maestra?- Amaia empujo levemente el hombro del chico, quien no paraba de sonreír.

-Juzga tú misma.

-Soy buena juzgando. Tengo buen criterio.

-¿Ah sí?