Capítulo 3

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Hubo un silencio.

Mecánicamente, como si no se diera cuenta, Zayn encendió otro cigarrillo e igual que momentos antes, lo puso en los labios de Liam que se abrieron antes sus dedos.

—Gracias—dijo Liam quedamente.

Zayn encendió otro, fumó muy aprisa.
Se despreciaba mucho por lo que estaba haciendo, pero no podía, como Liam decía engañarse a si mismo.

—No me preguntaste... Por qué una mujer ha llegado a ocupar tú puesto.

—No importa, Zayn— dijo Liam con extrema suavidad—. Ten presente que nunca la consideraré una rival.

—¿Qué dices?

—No. Lo nuestro, lo tuyo y lo mío, siempre será diferente a lo tuyo con ella. Eso es lo que aparta de mi. La diferencia. Quiera Dios que nunca te arrepientas de haber preferido esa diferencia.

—Otra persona en tu lugar me golpearía la cara.

Liam lo miró.

—Sabes muy bien—murmuró con aquella gentileza suya—que jamás cometería tal barbaridad. Cada uno obra y reacciona según su educación. Según sus principios. Dejaría de ser quien soy yo, si me convirtiera en un chico vulgar al reaccionar de tal manera.

—Vamos a vernos todos los días—dijo Zayn con desaliento—. Nos tropezaremos a cada instante. Vas a verme con una mujer. Y me desprecio profundamente por hacerte esto.

—Ya te lo he dicho que no sufras por mi. Pero sí, Zayn. Por favor, procura ser feliz. Nunca me perdonaría haber permitido que te fueras de mi lado para ser infeliz.

—Estoy pensando empezar otra vez—dijo con fuerza—. Por favor, Liam. Ayúdame.

—¿Ayudarte?

—Es posible que esto mío por otra persona sea sólo un espejismo. Empecemos de nuevo, como si nos conociéramos hoy. Tú sé distinto, y yo te prometo que también lo seré.

Liam sonrió tibiamente.
Era así Liam, sensible hasta par percibir una ofensa. Aquello lo era. Siempre pensó que el amor no se forzaba. Nacía, crecía y se alimentaba. Buscar emociones nuevas, donde sólo existía una comprensión maravillosa, era tanto como tirar al río un caldero de agua.

—No te esfuerces, Zayn.

—Pero te haré daño.

—Ya te dije...

Zayn lo interrumpió—. ¿Sabes que voy a sentirme mal cada vez que te vea? ¿Sabes lo que para mí supondrá saber lo que sufres?

—No voy a sufrir—dijo Liam con aquél acento de voz suyo, cálido y hondo—. Sabiendo que tú eres feliz, me haré a la idea de que mi felicidad está en otra persona.

—Es lo extraño—dijo Zayn como para si sólo a media voz—. Si pienso en un hombre a tu lado, besándote o tocandote o poseeyendote. Me volveré loco.

Liam alzó una ceja—¿Qué dices? No supondrás que me voy a quedar soltero, además hay una fortuna de por medio, que tiene que heredar alguien y ese alguien ha de ser un hijo mío.

—Perdona.

—Lo doy por no oído, Zayn. Y ahora— añadió sin transición—¿Quieres que volvamos? Mañana te enviaré tus cosa, tú cartas, tus regalos.

—Así.

—¿Así?

—Con esa indiferencia.

—Eres un ser complejo, Zayn—le reprochó—. Todo esto claro y para ti aún parece tan confuso.

—Es que no sé si podré...—Zayn pasó sus manos por su rostro, la bajo de nuevo y soltó el freno. El auto giró en medio de la carretera y bajo la empinada cuesta abajo que conducía al centro—. No me siento feliz—dijo luego—. Ni un poco feliz.

—Es por qué me aprecias demasiado, Zayn. Y temes por mi sufrimiento. Tú sinceridad de esta noche la esperaba y la tenía. Ahora que ha llegado, me siento liberada de un peso enorme. Sabía que no eras feliz a mi lado, empecé a descubrirlo un día cualquiera subconscientemente. Ahora estoy conciente de ello.

—No sé ni qué dirán tus padre o mi madre, pensaran que soy un sinvergüenza. Pero, en efecto, no puedo no debo engañarte. Me enamorado de una persona totalmente distinta a ti.

—Ojalá que te haga feliz—Liam dijo con suavidad, una suavidad que a pesar, hería a Zayn—Que no importen mis padres o tu madre, ni los planes que alguna vez hayamos hecho para nosotros dos. Cásate con la persona que ames, y por favor si no eres feliz, no me lo digas por qué eso sí me dolería.

—Eres... Malditamente especial ¿Qué pretendes? ¿Qué te admire aún más?

El auto se detenía frente a la casa de Liam. Liam, intentando suavizar su voz para reprimir su dolor, dijo volviéndose a Zayn—. No seas malo en tus apreciaciones, y por favor no me confundas así. Adiós, Zayn.

—Ni siquiera puedo ser tu amigo.

—Te equivocas. Siempre seré tu amigo.

—Me apabullas, me ofendes, me hieres con tu generosidad.

—No es generosidad, Zayn—dijo Liam serenamente, descendiendo—. Es... Amor. El amor que te tuve desde hace siete años y que una decayó. Siento eso sí, no saber demostrártelo.
Salió del auto y desapareció antes de que Zayn lo detuviera.

Zayn apretó en volante con desesperación y fuerza. Tantos días anhelando terminar aquello, buscando las frases menos hirientes y de repente, después de haberlo dicho todo, se sentía infeliz como una criatura abandonada.

No sufras por mi dolor »Ziam«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora