Yo prometo

251 31 27
                                    


Min Yoongi era aquel ancianito que vivía a dos casas después de la suya, aquel que se sentaba por las tardes en su porche completamente solo. Aquel que si llevabas a pisar su pasto verde te terminaba maldiciendo y deseando la muerte de maneras inimaginables. Aquel que por cosa de su universidad terminó cuidando para cubrir sus horas de hora comunitaria.

Aún recuerda como sucedió todo.

Namjoon tomó una gran calada de aire antes ir a aquella casa en esa tarde que su tarea fue asignada, sino cumplía con sus horas entonces tendría problemas para aprobar la tesis así que tendría que llenarse de paciencia porque para todo el vecindario era bien sabido que Min Yoongi era un viejito cascarrabias.

Incluso pudo ver como varias personas le miraban horrorizadas y muchas se persignaban en su nombre.

Cuando llego en frente de aquel porche, ignoró la mirada desaprobatoria que le daba el ancianito y con una sonrisa de comercial se acercó a él.

-¡Hyung! Adivine qué- Dijo el moreno al pálido señor.

-¿Te vas a morir pronto? Porque de ser así abría una plaga menos en el mundo- dijo el más anciano con una mueca.

El rostro de Namjoon se contrajo un poco pero se recordó mentalmente que esto no iba a ser fácil.

-No Hyung, qué cruel... la cosa es que ¡Ahora cuidaré de usted!- Dijo alegre.

Lo que no se espero es que aquel ancianito sacara de una bolsa de papel unos cuántos limones que le lanzo con una fuerza impresionante.

¡Cómo es que los limones pegaban tan fuerte!

Y esa odisea continúo al menos hasta los 6 días que fue a su casa en un intento de ganar su confianza, sólo fue un día lluvioso. Un día en que a nuestro querido moreno no le había ido muy bien.

Su novia le había terminado. Su tesis fue devuelta para hacerle muchas correcciones aun cuando dijeron que estaba perfecta. Si profesor de ciencias le reprobó un examen y ahora debería quedarse en clases de tutoría con el señor Kan, el cual no era muy amable.

Namjoon caminaba cabiz bajo por aquella acera, tratando de no llorar por su día de porquería, al parecer los planetas se alinearon para hacerlo sentir mal. La lluvia al parecer entro en contacto con su humor y de repente, una fuerte lluvia se desató.

A Namjoon no le importaba mojarse pero tenía libros que proteger, así que se sacó el bolso y lo lanzo al porche de aquella casa en donde vivía ese ancianito ya que era la más cercana y se sentó en la acera, esperando que la lluvia lo bañara por completo, tal vez así no se verían sus ojos rojos por estar llorando, su beca, aquella que tanto le había costado conseguir estaba en peligro por culpa de aquel examen, su novia le dejo por no considerarlo alguien bonito y su tesis, tendría que pasar mucho más tiempo despierto quitando los errores.

Había frío pero no era algo que le importara, estaba deprimido y seguramente en su casa no habría nadie, sus padres trabajaban duro para ganar mantenerse en pie y por ello siempre estaba solo.

La lluvia se detuvo... o bueno se detuvo de caerle encima porque seguía lloviendo a cantaros. Con curiosidad miro detrás suyo para encontrarse con aquel pálido ancianito con la mano algo temblorosa sosteniendo un paraguas, sus labios morados por el frío y una mirada brillante hacia él.

-¿Has tenido un mal día, mocoso?- Preguntó el anciano tranquilo.

Ese día a Namjoon casi le dio un infarto por el susto, no quería que el señor se muriera de frío. Ese día entro a la curiosa casa del señor Min, en dónde tomo una taza de chocolate caliente y terminó hablando sobre música hasta muy tarde con el señor Yoongi. Sólo entonces se dio cuenta que aquel ancianito no era amargado, solo de carácter fuerte.

Prometo encontrarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora