Sabemos que del odio al amor solo hay un paso.
Pero nunca nos llegamos a preguntar qué tan largo sería, o incluso si iba a ser demasiado corto.
Mucho menos cuanto tomaría de nosotros admitir querer darlo.
Paris y Thiago hicieron todo a la inversa.
Saltaron de un enamoramiento inocente al odio incandescente, y cinco años después del comienzo siguen echando leña a todo el rencor acumulado.
Pero dicen que el odio sólo es una forma de amar que no ha encontrado la manera de expresarse lógicamente.
¿Sera cierto eso?