Cap 1

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Oh, ¿se puede liberar el estrés con una caricia? En serio, la necesito urgente, pero lo menos que me esperaba era a una adorable personita haciendo un gran puchero haciéndose rogar. ¿Por qué la vida me trata mal?. Seguro vendí al país en mi vida pasada y ahora estoy pagando las consecuencias.

Se encogió en el sillón a mi lado haciéndose bolita y no me faltaron las ganas de darle un gran beso por ser tan adorable. Ahora me pregunto... ¿Que fue lo que hice para se enojara conmigo?.  Envolvió sus brazos a la altura de sus rodillas y me miró curiosamente.

—Yoonie~

Ay, esa voz. La amo con locura, sé lo que quiere, yo lo sé.

—Dime, cariño.

—Quiero...

—¿Sí?

—Tu sabes lo que quiero...

Oh dios, estoy a punto de estamparle un beso.

—No mi amor, no lo sé.

Se removió en su sitio y se encogió más como un niño pequeño haciendo un berrinche. Me encanta jugar con él, así me esté muriendo de tomarlo por las malas.

—No seas malo Yoonie~

—A ti te gusta que yo sea malo...

—¡No!

—¿No?

—¿Que quieres mi vida?

—Quiero...

—¿Quieres?

Escondió su cara entre sus rodillas para luego suspirar. Sus pequeñas orejas estaban de un color rosa. Y ahí me di cuenta de que algo ocurrió con el pequeño Jiminie.

—¿Jimin?

—¿Si?

—¿Bebiste un poco cariño?

—¡No!— chilló

—A mi no me engañas...

Me acerqué para quedar cerca de su cuerpo y acaricié su hermoso cabello rubio. Se removió hacia mi regazo y ocultó su gran vergüenza en mi pecho. Oh por dios, voy a morir.

—Mmm... Yoongi

¡Ay, por dios que alguien me detenga!

—¿Estás feliz cariño?

—No...

—¿Y por qué dices muchos "no"?

Empezó a acariciar mi pecho con su nariz, suspirando profundamente envolviendo mi cintura en un abrazo. Hice lo mismo colocando mi mano en su cintura y empecé a acariciar. Un minuto exacto había pasado cuando Jimin me miró con sus ojitos y ronroneó como un gatito.

—Yoonie, quiero un beso...

—¿Un beso?

¡Ya era hora!

—Sí, un beso.

—¿Donde quieres tu beso?

—Ya sabes...

—No, no lo sé...

—¡Aquí!

Elevó su dedo índice, tocó sus labios e infló sus mejillas teñidas de rojo. Se le notaba muy claro lo prendido que estaba por el alcohol. Puntos positivos para mi, soy el hombre más suertudo del mundo, o ¿ya lo era?.

—¿Acá?— besé rápidamente la punta de su nariz y reí.

—¡Justo aquí!— señaló con el dedo índice sus abultados labios enrojecidos. Sonreí en respuesta a su adorable actuación.

De chocolates y Travesuras - YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora