Érase una vez unos niños llamados Nicanor y Tahiel, ellos amaban los video juegos.
Al salir de la escuela fueron corriendo a la tienda donde podían jugarlos, pero cuando llegaron no había máquinas disponibles. En lugar de irse, empezaron a investigar una máquina que se encontraba en un rincón. Tocando todas las teclas, una los hizo teletransportar a un lugar desconocido. Éste era triste, antiguo, parecía que estaba desierto.
Cuando empezaron a recorrerlo se encontraron con un señor que era restaurador, el cual les conto que en el pueblo la gente solo comía, dormía, leía el diario y no salía de su casa por pereza. No había colegios, no había plazas, ni ningún lugar alegre.
Entonces a los niños se les ocurrió armar una especie de mochila voladora, así la gente no tendría que caminar y volverían a visitarse y el pueblo tendría más vida.
El restaurador los ayudo con los materiales que tenia en su casa, y el invento fue un éxito. Además, que a partir de este invento la gente no solo empezó a interactuar cara a cara, sino que también a través de la tecnología.