C U A R E N T A & U N O

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Narra Jos
Probablemente no vería a ____ ni Alonso por la escuela durante unas semanas, a ella por estar en el hospital tal vez con su bebé en riesgo de vida y Alonso obviamente no la dejaría sola.

Pero me equivoqué, al día siguiente _____ estaba ahí en la escuela con un semblante serio, bastante para ser sincero, no emitía ningún tipo de emoción.

–Hola—me acerque a ella.

Solo se limitó a observarme, y se marchó sin decirme ni una sola palabra. Comencé a seguirla.

–¿Sucede algo?—pregunté.
–Aléjate de mi José Miguel—dijo sin detenerse.
–¿Por qué?, ¿qué hice?—pregunté.
Se detuvo en seco—¿realmente eres tan imbécil como para no darte cuenta?—preguntó.
–Realmente no sé qué sucede, esto me colapsa—respondí.
–Pobre Jos, lo colapsa la situación—pronunció con cierta burla.
–____ por favor—respondí.
–¿Por favor?—preguntó mirándome con molestia—Nada de por favor, ni mierdas José, ¿sabes lo qué pasa?, perdí a mi bebé—la mire asombrado—Sí, pedazo de mierda, lo perdí y todo gracias a ti—respondió con sus ojos algo llorosos.
–No fue mi culpa, yo no hice nada—respondí.
–¿Nada, Jos?—preguntó.
–Sí, _____—respondí serio.

No podía creer que me estuviese echando la culpa, cuando todo había sido culpa de Itzel.

–Fue Itzel y lo sabes—le dije molesto.
–Sí, pero alguien debía darle motivos para que actuara de tal manera. Y yo no fui quien la busco, ni quien estuvo con ella—respondió.
–Pero yo nunca la quise, ni la quiero, simplemente no la soporto—le expliqué.
–Al parecer eso no evitó que te acostaras con ella y la embarazaras—respondió.
–______—me interrumpió.
–Espero al menos ella pueda ver nacer a su bebé. Con permiso—dijo antes de retirarse.

La busque nuevamente en el almuerzo, necesitaba hablar con ella, la necesitaba.

–¿Podemos hablar?—pregunté sentándome a su lado.
–No tengo nada que hablar contigo—respondió antes de pararse e irse.
–No insistas—dijo Rubí.
–No te metas—respondí.
–Que gran idiota eres, Jos—dijo ella.
–No me conoces—respondí.
–Notablemente eso no es necesario, solo mírate, das a ver bastante—respondió también yéndose como _____.

Narra _____
No lo soportaba, Jos era un maldito estúpido. Creo que por fin conocía al verdadero Jos Canela.

Era una gran decepción, él pequeño José que yo conocía, era totalmente distinto, dulce, caballero, atento y por sobre todo empatico y comprensivo.

Narra Rubí
Todo lo que sucedía era lamentable, yo esperaba tener una sobrina, pero no fue así. ______ estaba destrozada y aquella persona que ella prácticamente amaba, resultó ser totalmente distinta a lo que mostró en un principio.

Por mi parte, Freddy era un verdadero amor, constante me preguntaba como estaba e intentaba distraerme y subir mi ánimo, y lo más importante, sabía perfectamente como diferenciarme de ____.

–Hola Joyita—dijo besando mi mejilla.
–Hola señor taquito—respondí.
–¿Aceptaría salir conmigo hoy, señorita Rubí Robles?—preguntó.
–No lo sé, sabes lo complicada que están las cosas en mi casa—respondí.
–Lo sé, por eso mismo, distraigámonos un rato—trato de convencerme.
–Está bien—acepte.
–Cuando terminen las clases nos iremos—respondió.
–Exactamente, ¿a donde iremos?—pregunté.
–Es sorpresa—sonrió y luego se fue.

Terminaron las clases, y junto a esto significaba que mi cita con Freddy comenzaba.

–Ahora, ¿me dirás a donde iremos?—pregunté.
–Solo confía en mi—respondió haciéndome subir a su automóvil.

Condució durante aproximadamente 20 minutos, hasta que volvió a invadirme la curiosidad.

–¿Por qué nos estamos demorando tanto?—pregunté.
–Tranquila, no te estoy raptando—respondió risueño.
–Podría ser una posibilidad—respondí.
–Estas loca—rió.

Eran aproximadamente las 5:30 de la tarde, cuando Freddy decidió estacionar su automóvil al frente de la playa, ¿la playa?, ¿qué?.

–¿La playa?—pregunté.
–Sí, así es, dicen que el mar se llega todo aquello que te atormenta—respondió.
–Ni siquiera pudiste haberme dado una pista para trae traje de baño—dije algo molesta.
–Los paseos improvisados son los mejores—respondió.
–¿Eso quiere decir que no tenías planeado venir directamente acá?—pregunté.
–Se podría decir—respondió—Vamos—propuso.
–Pero no traje nada para entrar al agua—respondí.
—Por algo traes puesta ropa interior—dijo obvio.
–No planeó meterme ahí en ropa interior, aunque esta playa esté vacía, no lo haré—le advertí.
–De no ser así, me veré obligado a tirarte con toda la ropa—respondió.
–No te atreverías—lo mire desafiante.
–Sí eso quieres creer—sonrió de lado.

Rápidamente me tomo en sus fuertes brazos y comenzó a correr conmigo encima hacia el mar.

–Está bien, entrare con ropa interior—grité.

La Hija Del Director [Jos Canela]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora