Capítulo 1: Estrellas fugaces

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6 de octubre de 2014



Estaba perdido en un inmenso abismo, oscuridad por doquier, no podía salir y correr era inútil, todo era negro, ni las manos podía verme, escuchaba risas siniestras por todos lados la cual me atormentaba. De repente una voz en eco me llamaba desde lo más profundo de aquella interminable oscuridad, buscaba y buscaba a la persona con tono femenino y distorsionado, pero no paraba de tropezar con cosas que no lograba captar, todo era demasiado negro, no distinguía nada de luz, todo era oscuridad y estaba totalmente desorientado. Hasta que de pronto un punto blanco era notorio en el fondo del sombrío lugar, ¿era la salida? Corrí hacia ella con la esperanza de salir de aquel aterrador sitio, viendo una puerta semi abierta en el fondo por donde desprendía el destello de luz y la abrí, entonces una lengua gigante me lamió.


¡Jack, Jack! ¡Vas a llegar tarde! - Exclamó mi madre mientras me gritaba desde la cocina. -


Desperté de aquella pesadilla de un salto, tratando de concienciarme de la realidad y noté mi rostro babeado por culpa de Drake, me di cuenta de que todo fue un mal sueño. Decidí levantarme de la cama y sentarme en el borde, aun algo somnoliento viendo borroso a mi mascota agitar su cola de lado a lado mientras tiraba del pantalón de mi pijama.


Ya voy chico... - Dije totalmente somnoliento. -


Noté la hora que era, marcando las 7:56 am, tendría pocos minutos para vestirme, lavarme la cara, desayunar y salir para la escuela. Suspiré pesadamente en cuanto me di cuenta de que volvería a llegar tarde a clase, como de costumbre.


Maldito despertador... - Me quejé. -


En cuanto estaba vestido y listo para irme, tomé mi maleta y me acerqué a mi madre quien tomaba tranquilamente un café para besar su mejilla y salir de casa despidiéndome.


Mucha suerte en clases cariño. - Me deseó mi madre. -


De camino a la escuela me coloqué mis auriculares y me puse a escuchar música como de costumbre, disfrutaba de uno de mis grupos favoritos: Three Days Grace. Hoy no era mi día, vi como el autobús se iba de la parada, por lo que traté de correr tras él, pero era inútil. Me tocó ir a pie, tardaría más tiempo y llegaría tarde pero no tenía de otra. Mi vestimenta era la de siempre, ropa oscura e informal: una sudadera color negro, unos pantalones vaqueros grises y usaba siempre deportivas. Iba totalmente despeinado, aparte de que mi cabello negro era despeinado por naturaleza, me encantaba; unas ojeras notorias, dormía bastante poco o no lo suficiente, aparte de llegar medio dormido a clases, la música ayudaba a despertarme un poco.


Finalmente entré a clases, el profesor me había regañado y vi como anotó mi falta por llegar 15 minutos tarde, estaba acostumbrado a esto y no faltaría más de las risitas y murmuros de mis compañeros lo cual ignoré por completo y me senté en mi asiento justo al lado de la ventana en los asientos del fondo. La clase ya había comenzado y el profesor continuaba con sus explicaciones, esta asignatura me aburría, tanta historia que estudiar para luego no acordarte en unos días, solo con eso me resultaba una pérdida de tiempo el método escolar. No podía utilizar mis auriculares en clase, por lo que me puse a dibujar en las páginas del final de la libreta. No dibujaba mal para mi edad, de tantas clases aburridas practicaba bastante y aprendía más dibujando por mi cuenta que en clase con cualquier asignatura. 

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