Capítulo 5

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- Tengo hambre.

- Cocina.

- Hazlo tú. Tu madre tuvo que haber enseñado a cocinar. Por cierto, amo la comida de tu madre.

- ¿Quién no?. - Me levanto del sofá y me dirijo a la cocina. - ¿Qué quieres?

- Pizza. - Lo miro con una ceja alzada. - ¿Qué?

- Para eso vamos a una pizzeria. - Digo obvio.

- Nah tengo flojera mental, haz lasaña.

Hago una mueca. - Nah, haré pasta.

- Speguetti. - Me corrige Alex. Ruedo los ojos y comienzo a cocinar. - Por cierto, ni se te ocurra no asistir a la fiesta que tengo planeada por nuestro cumpleaños.

- Alex, ya tenemos 22 años, ya no necesitamos hacer fiestas.

- Oh no, cariño, si la haré y tú vas a ir. Vamos Chris, no seas aburrido.

- Esta bien.

Luego de un rato, termino de hacer la pasta y la sirvo en unos platos. Hago una salsa con algunos tomates y otros condimentos. Al terminar, la coloco encima de la pasta y le paso el plato a Alex, el cual lo devora en un segundo. De un momento a otro, la imagen de "Micaela" llega a mi mente y cómo el tal Nick la ofendía. Sé que la chiquilla puede llegar a ser un dolor de cabeza pero eso no es motivo para maltratarla. Ese Nick es un imbécil, esa pequeña ni siquiera sabe mi nombre. Me pongo de mal humor pero al segundo me pregunto por qué. Esa chiquilla no es nada mío como para estar preocupándome por ella. Alex pasa su mano por mi cara y la mueve.

- ¡Hey! ¿Qué tienes? Te he estado hablando desde hace media hora.

- Perdón, estaba pensando.

- No me digas. - Dice con sarcasmo. - ¿En qué pensabas?

- Cuando estábamos en la fiesta y tú te fuiste con aquella chica, vi a un chico zarandeando del brazo a Micaela y reclamándole cosas.

- De seguro era su novio. ¿El chico tenía el cabello negro, ojos azules, tez blanco leche y una mirada que te pone los pelos de punta?

- Creo que sí.

- Era Nick West, su novio de 3 años. - Lo miro sorprendido. - Sip, 3 años.

- Joder, cuánto tiempo.

- Lo sé. Según las chicas es un Adonis pero yo soy más atractivo que él.

- Cuándo dices eso, pareces chica.

Alex rueda los ojos. - Oh vamos, es la verdad.

Pongo los ojos en blanco y me dirijo a su habitación. Cojo uno de los lo cuadernos de Alex y procedo a dibujar en él. Después de un rato, mi amigo enciende un equipo de música y empieza a jugar un video juego. Luego de terminar de dibujar, me molesto enseguida. ¿Por qué cojones he vuelto a dibujar a esa chiquilla? ¿Qué coño me pasa?. Arranco la hoja y la rompo a la mitad. Maldita niñata. Boto los pedazos de papel en la basura y paso mis manos por mi cabello. Okey, esto es frustrante. Esa pequeña se me ha metido en la cabeza, pero ¿Por qué? Es hermosa pero sólo eso. Siento que algo en mi bolsillo vibra y me toma dos segundos darme cuenta que es mi teléfono.

Jenni.

Perfecto.

Respondo de inmediato.

- Hola Jenni.

- Hola cariño. ¿Cómo estás?

- Un poco aburrido. - Hago un puchero aunque sé que no me está viendo.

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