¡ UNO !

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Busqué en todos los estantes de la sección de "Ciencias Naturales" de la biblioteca. Estaba tan concentrada en encontrar el libro de química, que por un momento olvidé que se estaba haciendo demasiado tarde y que pronto cerraría el lugar.

    Cuando por fin encontré el libro que buscaba, lo tomé rápidamente entre mis brazos tratando de evitar que se cayera, y caminé entre los estantes hasta llegar al área de computadores para reunirme con mis amigos.

    Pude visualizar el largo y sedoso cabello oscuro de Jannis y troté hasta llegar donde se encontraba. Tiré el libro en el escritorio con una sonrisa de victoria en mis labios.

    —Les dije que lo encontraría —anuncié con superioridad mientras guiñaba un ojo a Wyatt y Jace que me observaron con molestia y volvieron a poner su atención al computador—. ¿No hay algo que quieran decir al respecto de mi don para encontrar libros?

    —Sí, ahora utiliza ese don buscando la información que necesitamos para acabar con esta tesis —respondió Jannis con exasperación.

    ─¡Ay, que aburridos son! —bufé y me senté de mala gana en el escritorio libre al lado de mis amigos.

    Abrí el libro comenzando a pasar las páginas hasta poder encontrar alguna información necesaria para nuestra tesis. Ninguna información había sido de utilidad por el momento, mis ojos se cerraban con cansancio mientras leía cada palabra escrita en aquel grueso libro.

    —Chicos, ¿en serio no podemos dejar esto para mañana? Estoy literalmente muriendo de sueño —dije mientras se me escapaba un bostezo.

    Todos posaron su atención en mí y rogué a Dios que decidieran dejar esto para mañana. Sabía que si en este instante un poco más de información entraba a mi cerebro, podía llegar al punto de colapsar en mil fragmentos.

    —Está bien, pero no quiero escusas mañana y que no se te ocurra llegar tarde esta vez —me reprimió Wyatt mientras guardaba el archivo en su USB y lo depositaba en su mochila.

    Suspire de alivió, definitivamente estaba empezando a amar mucho más a mis mejores amigos.

    —Entonces nos vamos, ¿quieres que te esperemos? —preguntó Jace con interés acomodando la mochila en su hombro.

    —No se preocupen, tengo que firmar los papeles para poder llevarme el libro a casa y le enviaré un mensaje a mi madre para que pase a recogerme.

    —Está bien, adiós y cuídate —Jannis se acercó para darme un abrazo y la estreché entre mis brazos.

    —Hasta mañana, chicos. Les enviaré un mensaje cuando llegue a casa —me despedí.

    —Adiós —dijeron los tres antes de irse.

    Avancé entre los escritorios rumbo a la bibliotecaria. El libro entre mis manos se resbaló cayendo así al suelo y no pude evitar soltar una maldición mientras me agachaba a recogerlo.

    Las luces de la biblioteca empezaron a parpadear, sentí un frío subir desde mis omoplatos hasta mi nuca. No había manera de describir aquella sensación, solo sabía una cosa: aquel frío no era normal.

    Levanté el libro del suelo con rapidez, girándome sobre mis talones, buscando de alguna manera u otra algo que estuviese fuera de lugar, pero lo único que había eran chicos haciendo sus trabajos con rapidez y miedo de no contar con el tiempo de terminar antes de que la biblioteca cerrara sus puertas.

    Respiré profundamente, retomando mi camino.

    «Tal vez es mi imaginación, estoy muy cansada como para pensar con claridad, mejor hago el papeleo y salgo de aquí lo más pronto posible».

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