Después de escuchar la voz de la azafata anunciando que llegamos a suelo londinense, una sensación de ansiedad se apodera de mí. Justo lo que había tratado de evitar, justo en lo que no quise pensar después de ver los boletos de avión unos días atrás.
Todo el problema se remonta a la preocupación por mi madre y tengo que admitir que hay una pizca de ansiedad por ver a Niall aunque no haya terminado de la mejor manera nuestra relación. Tengo esa "tentación" de verlo por lo menos una vez después de tantos años, sin importar lo que me dañe emocionalmente.
Creo que sufro a eso que comúnmente es conocido como masoquismo.
¿Acaso es siquiera un padecimiento real?
Después de pasar por todo el procedimiento de seguridad y recoger mis maletas me siento a esperar en una de las bancas metálicas cercanas a los expendedores de golosinas, muy cerca de una pequeña cafetería que no vi la última vez que estuve en este sitio. Jacob tarda un poco más y no sé el porqué del retraso; supongo que no encuentra su equipaje en la banda.
Enciendo mi teléfono con la esperanza de tener la respuesta de Harry, pero mi celular no tiene cobertura internacional y me enfado conmigo misma por no conservar el viejo chip del teléfono que destrocé años atrás.
Jacob se sienta a mi lado y me empuja suavemente hacia la orilla de la banca, luego pasa su brazo sobre mis hombros y me acerca a él.
—La chica británica está nuevamente en su hábitat natural. —bromea, imitando la voz de cualquier narrador de documentales de naturaleza y yo ruedo los ojos. La última media hora de vuelo fue lo único sobre lo que peleamos. — ¿Cómo se siente eso?, hablo de volver a casa, por supuesto. —Tampoco es como que estuviera pensando en otra cosa, me encojo de hombros restándole importancia. Sin embargo respondo:
—Nerviosa y emocionada.
Jacob se separa un poco y me observa cuidadosamente.
— ¿Enserio? —asiento. —Bueno, pues no tienes nada por qué preocuparte. Estoy aquí para apoyarte. Todo saldrá bien.
Asiento nuevamente, agradecida por sus palabras de apoyo y me recargo en su hombro. Siento como el pecho de Jake sube y baja debido al suspiro que suelta ante mí contacto.
Veo las personas caminando de un lado a otro a pesar de ser pasadas las tres de la mañana.
Heathrow es un importante aeropuerto muy concurrido desde siempre.
— ¿Dormiremos en el aeropuerto?, ¿eso está permitido? —cuestiona cuando ya hemos permanecido por casi media hora en el sitio. Mirando personas ir y venir. Me despego de su pecho y él suelta un sonido de protesta casi imperceptible.
—No. Iremos a casa de mi madre. —digo dirigiendo mi mirada a su rostro, noto cuando él frunce el ceño. —Conservo la copia de mis llaves.
—Oh sí. Llegaremos en la madrugada a casa de tu madre y por la mañana mientras ella prepara el desayuno, la sorprenderemos ambos.
— ¿Qué hay de malo con eso? —respondo. No le encuentro el problema, en verdad.
—¡¿Crees que así me va a agradar conocer a la madre de la chica que... —sus mejillas se enrojecen violentamente aunque no dice lo último, aunque yo sé lo que él iba a decir y creo que esa es la razón de su sonrojo. —De mi mejor amiga. —completa derrotado y no resisto la tentación de pellizcarle la mejilla. — ¡Hey!, deja eso. —dice avergonzado ante los ruiditos estúpidos que comienzo a hacer.
— ¡No vas a dormir en la calle ni en ningún aeropuerto mientras yo esté a tu lado! —establezco.
—Conseguí un sitio en donde quedarme. —murmura encogiéndose de hombros. Jake huye de mi mirada atónita.