Las luces parpadeantes de la discoteca iluminaban ligeramente aquellos cuerpos sudorosos y jadeantes dispuestos a pasar una noche entretenida potenciada por alcohol y música, en su mayoría electrónica. Era lo más buscado en Beacon Hills sobretodo por los jóvenes cansados de tanto estudio durante toda la semana. Ese tipo de establecimientos terminaba abarrotado sobretodo los sábados; no había una mejor manera para desconectar que aturdir la mente con diversas estimulaciones. Al fondo, junto a los baños algunas parejas coqueteaban claramente buscando algo más de intimidad en cubículos no demasiado higiénicos pero sin duda, prácticos para gente ya demasiado despreocupada por cualquier bebida. La barra, con colores negros y demasiado oscuros se encontraba esa noche repleta de hombres intentando no bailar. Parecía haber una fiesta de cumpleaños por lo que con un aforo más grande de lo normal no se podía tener ni un mínimo espacio libre en cualquier momento. Risas, gritos y berridos intentaban hacer eco sobre una canción de David Guetta conocida por todos pero animada. Los afortunados, en cambio, se permitían pagar un poco más para tener libre acceso a la zona Vip. Allí todo era completamente diferente. Varios sillones de cuero rojo dejaban libre espacio a los clientes cansados junto a su copa y por supuesto, un amplio espacio para quienes más animados sucumbían al ritmo de la música.
Cualquier habitante de Beacon Hills conocía la discoteca Media Noche, aunque se tratase de su mala fama. Algunas bandas callejeras acudían casi de madrugada demasiado influenciados por sustancias ilegales y, aunque igual que cualquier persona conocía su paradero, también estaban al tanto de los perfectos porteros de discoteca. Parecían ser dos enormes armarios vestidos con camisas negras y vaqueros oscuros. Imponían a la mayoría de clientes...A pesar de estos no haber hecho nada malo.
- Dije que sería estúpido venir aquí.- Gruñó Derek con la espalda apoyada contra uno de los extremos de la barra.
La camarera tras él lanzaba furtivas miradas en busca de captar toda su atención, aunque para el hombre lobo no había nada más que el propio disgusto al haber sido arrastrado hacia allí. Como única respuesta Leo Hale soltó una ronca carcajada burlona, claramente al contemplar como su primo menor estaba rodeado de jóvenes borrachos e incontrolables.
- No puedes pasar todas tus horas encerrado en casa ¿Acaso te has vuelto un perro disecado? - Ante la pregunta de Leo, Derek soltó un gruñido, gesto que simplemente aumentó la diversión del mayor. Junto a él, extendió ligeramente la botella de cerveza hacia la pista de baile.- Además, mira como se divierte tu amiguito Stiles.
A pesar de la simple complexión del más joven parecía ser demasiado llamativo bailando entre dos rubias, tal vez rusas y estudiantes de intercambio. Afligido Derek le lanzó una molesta mirada a su compañero antes de reparar en el bochornoso espectáculo de Stiles. Nada más entrar, prácticamente el humano había sido arrastrado hacia varios chupitos demasiado cargados por culpa de Leo. Por supuesto no había querido quedarse atrás y claramente borracho media hora después serpenteaba entre una mujer y otra incapaz de borrar lo que ya conocía como su estúpida sonrisa. Derek sentía ganas de cogerle por la camisa a cuadros roja y blanca para arrastrarlo hacia el Jeep donde dejarlo encerrado un par de horas hasta que se le pasase el penoso estado de embriaguez.
- Sabes que no aguanta el alcohol como nosotros - Dijo finalmente el alfa.- No deberías de haberle dejado beber lo mismo que tú. Eres completamente responsable de él.
Con una carcajada, Leo encogió sus amplios y enormes hombros enfundados en una chupa de cuero perfectamente acorde con su estilo.
- Unos hombres lobo como nosotros también tenemos derecho a disfrutar de vez en cuando...
Si algo tenía claro Derek, era que daría cualquier extremidad por poder estar en otro lugar, pero no podía negarse a una invitación de su primo. Leo había llegado a Beacon Hills hacía apenas dos meses. Prácticamente lo daba por perdido así que su presencia era más que acogedora en cualquier instante del día. A pesar de ser mayor que él, no dudó ni un instante en formar parte de la manada de Derek. Con casi 1.90 de altura, fuertes músculos marcados y largas piernas parecía hacer temblar el suelo con cada paso que daba. Una larga melena negra descendía por los hombros y espalda medio rizada y desordenada, uniéndose al estilo roquero una perilla perfectamente cortada la cual simplemente realzaba su masculino mentón. Si algo poseían en común era aquella piel bronceada y exótica. Por suerte el resto de la manada había aceptado a Leo, haciéndola incluso más completa. Era un lobo fuerte, capaz de dominar sus propios instintos y aquello era sin duda era un punto a favor para Derek. Ante la llegada de la luna llena mantener tranquilos y bajo control a cada miembro resultaba ser algo casi demasiado complicado incluso con la increíble fuerza de Leo.
Como ya estaban acostumbrados, aquella devastadora aura oscura que rodeaba a los Hale llamaban casi la atención de toda la discoteca...En especial atrayendo miradas del género femenino. Mientras Leo disfrutaba de ser una auténtica llamarada sexual en la sencilla ciudad, lo único que mantenía alejadas a las mujeres de Derek se trataba de su tosca mirada y labios siempre formando una línea recta. La alarma de precaución se encendía con solamente verle ir de un lado para otro.
- De verdad, vayámonos de aquí - Gruñó el alfa, resoplando por la nariz en un gesto de poca paciencia mientras se volteaba hasta dar la espalda hacia los demás y quedar apoyado sobre la barra con los codos.- Tanta estupidez llegará a volverme loco... Los humanos tienen una extraña manera de divertirse restregándose unos con otros.
Ante su ocurrencia, Leo rodó los ojos.
- ¿Qué hay de malo en restregarse unos con otros? Echa un vistazo a tu alrededor...Podrías tener a cualquier mujer de la discoteca postrada a tu pies y dispuesta a realizar cualquier postura sexual.
- Mi postura preferida es tener mis manos entorno a tu garganta - Molesto con su primo, Derek golpeó la barra con las palmas antes de echarse hacia atrás mientras Leo reía ante la ocurrencia del menor.
Tal vez sería buena idea echar un pequeño vistazo alrededor con la espera de descubrir un ambiente un tanto más tranquilo. Con simplemente tornar los ojos verdes en rojizos pudo hacerse una ligera idea de lo grande que podría ser el local...Fácil de explorar. No hizo falta dar alguna explicación pues Leo parecía demasiado ocupado en reírse de un borracho y arrítmico Stiles en el centro de la pista. La sorpresa llegaría cuando, al día siguiente, una buena resaca le haría permanecer en cama esquivando incluso la luz del sol. A cada paso que Derek avanzaba sentía más y más ganas por transformarse, saltar entre todas las cabezas hasta salir disparado hacia su precioso y negro coche. Vivir tranquilo en su ático podía ser el mejor plan para pasar un fin de semana...No necesitaba mucho más. Los nuevos de la manada necesitaban entrenamiento, eso, y mantener a los cazadores alejados era demasiado complicado como para perder su tiempo en un lugar como aquel. Nuevamente el moreno gruñó al llegar hacia la entrada de la zona Vip. Estaba dispuesto a marcharse de nuevo hasta la barra cuando al sensible olfato de Derek llegó una ligera fragancia agria, ligeramente picante... Sólo significaba una cosa. Algo no iba bien.
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New City
RomanceBeacon Hills esconde algo tras su tranquila y misteriosa apariencia. Diversas criaturas se están apoderando poco a poco de la ciudad, seres tan hermosos como terroríficos que ningún humano estaría dispuesto a creer. Justo cuando tres chicas pensaban...